El 29 de diciembre de 2013, Michael Schumacher sufrió un gravísimo accidente de esquí en la estación de Méribel, en los Alpes franceses, por lo que fue evacuado en helicóptero y hospitalizado. Once años después, poco se sabe del estado del que muchos consideran como el mejor piloto de la historia de la Fórmula 1, pero el neurocirujano finlandés Jussi Posti repasó la información médica del Káiser.
Fue en el mes de octubre, justo después de la boda de Gina Schumacher, la primogénita de Michael, cuando el doctor Posti, jefe del departamento de neurocirugía y lesiones cerebrales traumáticas en el Hospital Universitario de Turku, comentó que lo más probable era que el alemán hubiera "estado la mayor parte del tiempo como si estuviera ingresado" en su hogar.
"Basándome en la información disponible, no creo que lleve una vida muy activa. Todo apunta a que está mal. Como paciente en cama, la mayoría de las personas se vuelven tan frágiles y rígidas que ya no es posible levantarlas de la cama después de tantos años", asumió el médico finés.
"Probablemente ha estado en la misma condición durante la última década. Dudo que algo repentino haya cambiado en esta etapa. Normalmente, los pacientes recuperan lo que pueden recuperar durante hasta dos años, y luego el nivel de recuperación generalmente queda establecido. Esencialmente, este tipo de pacientes son modelos muy experimentales en el mejor de los casos", afirmó el doctor Posti.
El neurocirujano también ha revelado los posibles traumas psicológicos que el Káiser habría podido acumular: "Hay varias secuelas del daño cerebral. Por ejemplo, la lesión puede hacer que el paciente no esté dispuesto a comunicarse con nadie que no sea su familia inmediata", aunque la conexión con su familia podría ser beneficiosa: "También puede suceder que nadie más que su familia inmediata pueda estimular al paciente lo suficiente para que pueda comunicarse de manera significativa".