Ucrania deja de ser desde este miércoles un país de tránsito para el gas natural de Rusia hacia Europa. Kiev ha decidido, tras casi tres años de guerra, no extender la vigencia del acuerdo entre la ucraniana Naftogaz Ukrainy y el consorcio gasístico ruso Gazprom, que expiró el 31 de diciembre de 2024 tras cinco años en vigor. Aunque el contrato venció este martes, el corte efectivo del flujo del gas se ha producido a las 6:00 GMT del 1 de enero de 2025 (08:00 hora española).
Este acuerdo establecía los términos para el tránsito de gas ruso a Europa a través de los gasoductos que atraviesan Ucrania, asegurando que Rusia continuara enviando gas a Europa a cambio de tarifas de tránsito. La invasión rusa, que comenzó en febrero de 2022, ha sido el detonante principal de que el contrato, que le reportaba a Moscú ingresos multimillonarios, no haya sido renovado.
El sistema de gasoductos ucranianos permitía a Gazprom exportar gas a Austria, Hungría, Eslovaquia y Moldavia, mientras que el contrato de tránsito proporcionaba a Kiev ingresar unos 700 millones de dólares anuales. Sin embargo, el Gobierno ucraniano ha justificado el cese como una respuesta necesaria a la agresión del Kremlin y una manera de reducir la influencia rusa en la región.
De hecho, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, manifestaba hace dos semanas en Bruselas que no permitirá que Moscú continuara "ganando miles de millones adicionales" mientras proseguía su agresión contra Ucrania.
El tránsito de gas: una operación compleja
El tránsito de gas ruso a través de Ucrania ha sido, durante décadas, una operación clave para el suministro energético de Europa. Este proceso se realiza principalmente a través de una red de gasoductos que atraviesan Ucrania, transportando el gas desde yacimientos en Siberia y otras regiones rusas hasta los consumidores en Europa Occidental.
Rusia y la Unión Soviética pasaron medio siglo construyendo una importante participación en el mercado europeo del gas, que en su apogeo llegó a ser del 35%, pero la guerra en Ucrania prácticamente destruyó ese negocio. La mayoría de las rutas de gas ruso hacia Europa están cerradas, incluidas la ruta Yamal-Europa a través de Bielorrusia y Nord Stream bajo el Báltico, que explotó en 2022.
Entre los principales gasoductos se encuentra el sistema Urengoy-Pomary-Uzhgorod, que es uno de los más grandes y antiguos, y el gasoducto Soyuz, que conecta los yacimientos en Rusia con Europa Central y Occidental. Estos gasoductos han sido vitales para transportar grandes volúmenes de gas, con cifras que llegaron a alcanzar los 90 mil millones de metros cúbicos anuales.
El gasoducto Urengoy-Pomary-Uzhgorod llevaba gas desde Siberia a través de la ciudad de Sudzha (hoy bajo control de los soldados ucranianos) en la región rusa de Kursk. Luego fluía a través de Ucrania hacia Eslovaquia y, una vez ahí, se dividía en ramales que llegaban hasta la República Checa y Austria. En estos países el gas ruso ha sido fundamental para la calefacción, generación de electricidad e industrias.
Los volúmenes de gas desde Rusia a la Unión Europea (UE) ya se habían reducido "drásticamente" desde que Moscú redujese el tránsito en 2022 en el contexto de su invasión de Ucrania. El bloque recibió un total de 14,65 bcm (miles de millones de metros cúbicos) de gas en 2023, frente a los 40 bcm de antes de la guerra. El 1 de diciembre de 2024 habían llegado 13,7 bcm, según un documento que la Comisión Europea preparó para la reunión de ministros de Energía de la UE en diciembre de 2024, al que ha tenido acceso Efe.
Países afectados
El cese del tránsito tendrá un impacto significativo en varios países europeos. La UE ha estado trabajando en diversificar sus fuentes de energía para reducir la dependencia del gas ruso, sobre todo desde el estallido de la guerra, y aunque ha logrado disminuir su consumo en un 18% desde agosto de 2022, la interrupción podría afectar a los países que aún dependen de este suministro.
Hasta ahora solo Chequia, Hungría, Italia, Eslovenia, Austria y Eslovaquia seguían obteniendo gas ruso que transitaba por Ucrania, pero los dos últimos serán los más afectados porque representa aproximadamente el 60% de su demanda. Además, la situación podría tener graves repercusiones en Moldavia, sobre todo en la región de Transnistria, que depende del gas ruso para su suministro energético.
De hecho, la semana pasada, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, amenazó a Ucrania con represalias, como el corte suministro de energía electricidad de emergencia, en caso de que no revisara su postura sobre el tránsito del gas ruso. La respuesta de Zelenski no se hizo esperar: "Parece que Putin dio a Fico la orden de abrir el segundo frente energético contra Ucrania a expensas de los intereses del pueblo eslovaco".
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha expresado su confianza en que la empresa estatal de gas podrá manejar la pérdida. "Sobreviviremos, Gazprom sobrevivirá", aseguró en su rueda de prensa de fin de año. Sin embargo, el consorcio ya lleva tiempo registrando pérdidas, con casi 7.000 millones de dólares solo en 2023, su primera pérdida anual desde 1999.
El jefe del Kremlin también ha recalcado que Rusia siempre ha defendido los suministros de gas Europa y la "despolitización de las cuestiones económicas", y ha advertido de que con el fin del tránsito por Ucrania aumentará los precios del combustible. Además, Moscú ha llegado a proponer bombear su gas a través de Polonia. "Polonia ha cerrado la ruta a través de su territorio. Hay una ruta activa allí, nadie la atacado, no hay explosiones, funciona, solo hay que pulsar el botón, eso es todo, y (el gas) pasará por el territorio de Polonia", ha declarado Putin.
Cuatro rutas alternativas
La Comisión Europea ha asegurado que el impacto de esta nueva situación en la seguridad del suministro de la UE será "limitado", ya que era algo previsto. "El impacto del fin del tránsito por Ucrania en la seguridad del suministro de la UE es limitado", ha declarado una portavoz de la Comisión, al tiempo que ha destacado las posibilidades de la infraestructura gasística europea para suministrar gas de origen no ruso a Europa central y oriental a través de rutas alternativas.
La Comisión lleva más de un año preparándose en coordinación con los Veintisiete para el escenario actual y garantizar suministros alternativos a los Estados miembros afectados. En concreto, confía en suplir este suministro a través de cuatro rutas alternativas desde Alemania, Italia y Polonia y Grecia y Turquía.
La primera de las rutas, a través de Alemania, sería, según la Comisión, gracias a la "reciente y significativa expansión" de terminales de GNL y de sus importaciones de gas por tubería desde Noruega, Países Bajos y Bélgica. Desde Alemania se podrían volúmenes adicionales de gas a Austria, Chequia y Eslovaquia por infraestructuras que ya existen.
La segunda ruta alternativa de importación facilitaría acceso de gas noruego y de GNL procedente de EEUU y Ucrania desde Polonia a Eslovaquia a través del interconector entre ambos a países y, desde ahí, hacia Chequia, Austria, Hungría y Ucrania. Por otro lado, través de una tercera alternativa se transportar gas desde Italia a Austria y después a Eslovaquia y a Eslovenia solo teniendo en cuenta las capacidades actuales.
Y por último, la llamada ruta Trans-Balcánica puede transportar gas desde Grecia, Turquía y Rumanía hacia el norte para suministrar el combustible no sólo a los países del centro y este de la UE, sino también a Ucrania y Moldavia, gracias a las interconexiones actuales entre Grecia, Bulgaria, Rumanía, Hungría, Moldavia, Ucrania y Eslovaquia.
Frente a esta situación, la UE considera que está "bien preparada" para afrontar la interrupción del tránsito del gas ruso. Ello gracias al despliegue "récord" de energías renovables en los últimos años, la reducción de la demanda de gas de un 18% y el almacenamiento de este combustible para los meses de invierno (con las reservas de los depósitos europeos al 95%).