Pasan los años, las modas y hasta cambian nuestros hábitos gastronómicos, pero en España nos sigue gustando comer pipas de girasol. Al parecer nuestra tradición "pipera" viene del hambre; de la escasez de la posguerra. Luego, de "comida de pobres" pasó a ser una costumbre y las pipas se compraban en los kioskos junto a las chuches.
Hoy, los kioskos se mueren pero chuches y pipas sobreviven. Las primeras son poco recomendables para la salud, pero las pipas de girasol son buenas. Como el resto de frutos secos, tienen propiedades nutritivas que son beneficiosas para el organismo.
Las pipas están consideradas un alimento muy nutritivo gracias al aporte de colina o ácidos fenólicos y flavonoides. Aportan también vitamina B y E, además de aminoácidos esenciales que contribuyen al mantenimiento de las estructuras capilares.
Tienen hierro, potasio, selenio, yodo, magnesio y zinc. Con todo ello, las pipas combaten la tensión alta y son antioxidantes, anti-inflamatorias, antimicrobianas y antivirales.
Las pipas, también con medida
Las pipas de girasol son de esa clase de aperitivo que se empieza a comer y no se para hasta que se terminan. Pero ya vemos que su lista de virtudes es larga, así que ¿cuál es el problema de comer muchas pipas?
Como todos los alimentos, aunque tengan propiedades saludables, comer pipas en exceso no es bueno. Para empezar, tienen un alto contenido graso, alrededor de 200 kilocalorías por un puñado de 35 gramos, según la Fundación Española de Nutrición.
Además, aunque en esa ración predominan las grasas insaturadas, también hay una cantidad de grasas saturadas, un total de casi 2 gramos por ración. También incluyen 7,5 gramos de ácido linoleico, un ácido graso omega 6, que a pesar de ser bueno para el crecimiento y desarrollo del cuerpo, no conviene ingerirlo en exceso, ya que puede derivar en enfermedades cardiovasculares.
Hay que tener en cuenta que las pipas suelen estar, además de tostadas, saladas. Comer pipas con mucha sal dificulta la correcta absorción de los nutrientes, contribuye a la retención de líquidos y a la inflamación.
Hemos visto que tienen fósforo, pero esos 35 gramos contienen 228 miligramos de este mineral y demasiado fósforo no le sienta bien a nuestro organismo. Puede causar osteoporosis y afecciones en los riñones. Llevan, en menor medida, sodio, que en exceso puede perjudicar a nuestros riñones.
Lo ideal sería hacer como antaño en el pueblo: cortar un trozo del girasol y comer las pipas crudas. En suma, lo ideal es que esos 35 gramos de pipas al día sean sin tostar ni salar.