Para todos aquellos que han oido hablar de los probióticos (cada vez más populares en España) y sus beneficios para la salud digestiva e intestinal, pero aún no tienen claro qué son ni dónde encontrarlos, se trata de alimentos (o suplementos, según el caso) que contienen microorganismos vivos destinados a potenciar las bacterias buenas del organismo.
Presentes de forma natural en el yogur o el chucrut, también en la kombucha, los encurtidos o el suero de mantequilla, estas bacterias saludables no poseen una evidencia científica concluyente pero sí están recomendados para las personas sanas como apoyo a la salud general, partiendo de su contribución al equilibrio intestinal y al sistema inmune. Pero, ¿cuándo debemos tomarlos?
Conexión entre el estilo de vida y la salud intestinal
La alimentación de los meses de frío es completamente diferente a la del verano, y también en esta época del año modificamos nuestro estilo de vida: metidos de lleno en una rutina cargada de estrés, la falta de descanso, las horas en el gimnasio, la multitarea, preocupaciones diarias, las prisas… todo ello repercute directamente en nuestra salud intestinal. Estos cambios van a tener efectos negativos en nuestra microbiota, que acaba resintiéndose.
Por todo ello, como nos explica la experta Marta Ortega, farmacéutica y fundadora de Mlab, "debemos ayudar a equilibrar la microbiota incluyendo probióticos en nuestra dieta. De esta manera, mejorará nuestro funcionamiento intestinal y nos ayudará a luchar contra la inflamación crónica de bajo grado que es la causante de la mayoría de enfermedades crónicas que padecemos".
Los probióticos son unos preparados a base de cepas de bacterias agrupadas por UFC (unidades formadoras de colonias). "Estos probióticos se recomiendan en caso de disbiosis intestinal, toma de antibióticos, bajada de defensas, alteraciones intestinales o digestivas, diarreas, estreñimiento, alteraciones de la piel, infecciones por hongos, cólicos del lactante, síndrome de intestino irritable, entre otras dolencias".
Probióticos y prebióticos, el tándem perfecto para el intestino
Ortega continúa exponiendo la importancia de los probióticos en la población sana (quienes tengan comprometido su sistema inmune o padezcan algunas enfermedades graves no deberían ingerirlos sin el consejo médico), pero en sinergia con los prebióticos, para obtener todos los beneficios saludable posibles.
"Para conseguir equilibrar nuestro intestino y con ello nuestro organismo, no sólo son imprescindibles los probióticos, también lo son los prebióticos, como la inulina, los FOS, la fibra soluble e insoluble, los polifenoles, etc. Entre todos ellos nos ayudarán a tener un intestino sano, con una composición bacteriana (microbiota) capaz de fabricar ácidos grasos de cadena corta que tienen la capacidad de disminuir la inflamación, y con ello fomentar la buena salud".
Cuándo, quién y cuántos probióticos se deben tomar
La experta considera que, en principio, los probióticos "son aptos para todas las edades, aunque siempre debemos consultar con un profesional de la salud, puesto que en algunos casos estarían contraindicados, como podría ser en pacientes con tratamientos que debiliten su sistema inmune, en caso de cirugías recientes, o de enfermedades graves".
Existen muchas cepas de bacterias, muchas de ellas tienen una funcionalidad científicamente demostrada, de manera que siempre es interesante consultar con un profesional de la salud, para que nos asesore según nuestra necesidad. Las especies más comunes son Lactobacillus y Bifidobacterium.
También es importante "que los probióticos se encuentren formulados con la concentración suficiente para que sean capaces de formar una colonia que estabilice nuestra microbiota y mejore así nuestra patología".
En cuanto a las recomendaciones de uso, mejor con el estómago vacío. Ortega explica que "deben tomarse distanciados de las comidas y de los antibióticos al menos en 2 horas, lo que garantizará una mayor biodisponibilidad de estas bacterias beneficiosas", concluye Marta Ortega.