Hamás confirma la muerte de un alto cargo en un bombardeo israelí en el sur de Líbano

El grupo islamista Hamás confirmó este lunes la muerte de su jefe de operaciones en Líbano, Muhammad Shaheen, por un bombardeo de un dron Israel contra el vehículo en el que viajaba en Sidón, sur de Líbano. Las Brigadas Al Qasam, el brazo armado de Hamás, confirmaron la muerte Shaheen con un comunicado, identificándole por el apodo "Abu al Baraa".

"Las Brigadas Al Qasam, mientras lloran a su heroico mártir Abu al Baraa, recuerdan su rol pionero y sus huellas especiales en el camino de la yihad, la resistencia y el enfrentamiento al enemigo sionista, que comenzaron en la Intifada de Al Aqsa (2000-2005) y llegaron a la batalla de la Tormenta de Al Aqsa (el ataque del 7 de octubre de 2023 y la guerra posterior)", recogió el comunicado.

Más allá de Al Qasam, el propio movimiento Hamás lamentó su muerte y denunció que el Ejército había extendido sus ataques a las "arenas de la diáspora", en referencia a Líbano, país al que muchos palestinos huyeron a raíz del establecimiento de Israel.

Israel bombardeó con un dron este lunes un vehículo en la ciudad meridional libanesa de Sidón, a unos 50 kilómetros al norte de la frontera con Israel, a falta de horas para que expire la prórroga del alto el fuego que entró en vigor el pasado 27 de noviembre.

La Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN) informó de que el bombardeo fue dirigido contra un vehículo que circulaba por la carretera marítima de acceso a Sidón y que el coche quedó completamente calcinado tras el impacto del proyectil.

Poco después, el ejército israelí confirmó que se trataba de una operación conjunta, dirigida por la Agencia de Seguridad Interior (el Shin Bet), en la que la aviación atacó a Shaheen, al que acusan de planear atentados contra Israel desde Líbano bajo la dirección de Irán.

El pasado 27 de noviembre entró en vigor un cese de hostilidades inicialmente previsto para 60 días que preveía la retirada de las fuerzas israelíes presentes en el territorio libanés y limitar la posesión de armas en la franja fronteriza a las manos de las fuerzas de seguridad libanesas.

La duración del pacto fue posteriormente prorrogada hasta el próximo 18 de febrero, al considerar Israel que el Ejército libanés no había cumplido con sus compromisos de despliegue en territorio bajo control israelí.

El texto pide el desmantelamiento de las instalaciones no estatales para la producción de armas y también prohíbe a ambos bandos realizar ataques contra el otro -algo que Israel no ha respetado-, si bien se reserva su derecho a la "autodefensa".

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