España, de la gran sorpresa económica en 2024 al temor a contagiarse de una Europa resfriada

España se ha convertido en el inesperado protagonista económico de occidente en 2024. Los analistas coinciden en que ningún otro país rico crecerá tanto como lo hará el PIB español este año que se dispone a concluir. El ministro Carlos Cuerpo exhibe los datos con orgullo y hasta The Economist, la biblia del liberalismo anglosajón, ha escogido a España como la economía que "mejor lo hizo" en 2024. ¿Cómo ha llegado el país a liderar todas las listas de crecimiento entre los países ricos? ¿Es oro todo lo que reluce?

En primer lugar, lo ha hecho contra todo pronóstico. Si comparamos lo que esperaban los analistas a finales de 2023 y lo que ven ahora, no hay ningún otro país en el mundo desarrollado que haya sorprendido tanto al alza. En octubre del año pasado, la OCDE pensaba que España apenas lograría crecer un 1,4% en 2024, la mitad que el registro logrado en 2023. Sus últimas previsiones apuntan a que la cifra final estará en torno al 3%.

A lo largo de todo este año, los datos de PIB que iba publicando el INE han superado sistemáticamente todas las previsiones. El consumo de los hogares, la llegada de turistas extranjeros (con nuevo récord) y el gasto de las administraciones públicas han tirado de una economía que ha resistido mejor de lo esperado el cinturón apretado de los tipos de interés. Esto por el lado de los 'pagadores' (la demanda). Si miramos el de los vendedores (la oferta), los grandes ganadores este 2024 han sido los servicios y, en particular, en actividades muy vinculadas al turismo como el comercio, el transporte y la hostelería.

Los grandes datos, la macroeconomía, apunta claramente a que el empleo ha seguido creciendo (alrededor de 500.000 puestos de trabajo nuevos). También señalan que los salarios han seguido subiendo (en torno a un 4%), que la inflación ha seguido bajando y que las hipotecas son más baratas que en 2023. En resumen: se ha recuperado algo del terreno cedido a la inflación estos últimos años.

Y, sin embargo, cuando se pregunta a los hogares españoles por su percepción por la economía, la realidad es muy distinta. La idea del 'cohete' económico que promueve el Gobierno no cala entre la población. Una reciente encuesta de Funcas apunta que solo uno de cada cinco españoles cree que ha sido un buen año en lo económico. El resto lo consideran "regular" o, directamente, "malo".

¿Qué es lo que está fallando para que haya un contraste tan grande? una de las posibles respuestas está en la forma en que se ha logrado el crecimiento. La mayor parte del aumento del PIB se ha conseguido incorporando a cientos de miles de trabajadores a la economía (buena parte de ellos, extranjeros) y no gracias a una revolución en la productividad que haya mejorado las condiciones del resto.

Otro factor que pesa mucho son los precios. Aunque la inflación esté volviendo poco a poco a su cauce, esto no significa que los precios hayan bajado. Lo que ocurre es que ahora suben más despacio. Y aunque los salarios también han crecido (y lo han hecho más que los precios este año), la pérdida de poder adquisitivo desde 2021 ha sido muy grande. Hacer la compra es ahora un 30% más caro que hace tres años, un incremento que muy pocos sueldos han sido capaces de seguir.

También hay que tener en cuenta que aunque las hipotecas hayan bajado, la cuota que se paga todos los meses sigue siendo mucho más alta que antes de la crisis. En concreto, la letra mensual de una hipoteca media variable de 150.000 euros es todavía un 41% más alta que hace tres años (218 euros más al mes). Y aunque los salarios —especialmente el mínimo— han subido, España sigue siendo un país en el que se gana poco. Los últimos datos disponibles, aunque son algo antiguos porque corresponden al año 2022, señalan que la mitad de los españoles ganan 23.000 euros o menos.

2025: ralentización y debilidad en Europa

España se adentra en el 2025 todavía con vientos de cola todavía favorables. Los últimos pronósticos del Banco de España dibujan un crecimiento todavía fuerte del 2,5%. Otros organismos como la OCDE rebajan esa cifra al 2,3%, pero todavía muy por encima de la de países como Alemania (0,7%), Italia (0,9%) o Francia (0,9%).

Uno de los grandes retos que enfrenta la economía española de cara al año que viene es, precisamente, lidiar con esa debilidad en sus principales socios comerciales que corre el riesgo de acabarse contagiando. Con el ojo puesto particularmente en Francia —que está sumida en una crisis política y fiscal de inciertas consecuencias— y Alemania, que lleva dos años consecutivos sin ver nada parecido a crecimiento económico auténtico. Europa se enfrenta también a la llegada de Trump a la presidencia de EEUU. El presidente electo ha amenazado con imponer aranceles que pueden perjudicar a una economía europea muy centrada en las exportaciones.

A nivel interno, España afronta el desafío de mantener los avances logrados en 2024. El consumo de los hogares será el impulso fundamental al crecimiento, coinciden los analistas. Las previsiones sugieren que se seguirá creando empleo —aunque sea a menor ritmo—, la inflación seguirá reduciéndose y los salarios volverán a ganar terreno perdido. Todo esto debería espolear el consumo y la inversión, a medida que los tipos de interés se sigan reduciendo.

El panorama a largo plazo es más sombrío. España afronta el gran reto de mejorar su baja productividad y el largo declive demográfico que le espera en las próximas décadas. El gasto público ligado al envejecimiento se va a disparar en los próximos años mientras el mercado laboral afronta el reto de reemplazar las salidas masivas hacia la jubilación.

Zircon - This is a contributing Drupal Theme
Design by WeebPal.