El último varapalo al Gobierno y el paso de los meses dificultan cada vez más aprobar los Presupuestos de 2025

Febrero está a la vuelta de la esquina y no hay ninguna noticia sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2025. El proyecto de cuentas, que el Gobierno debería haber presentado como tarde el pasado mes de octubre, sigue brillando por su ausencia casi cuatro meses después, y lo cierto es que el panorama se presenta cada vez más complicado para sacarlas adelante. Tras el varapalo de esta semana en el Congreso, cuando Junts derribó (junto a PP y Vox) el decreto de ayudas sociales, la relación de la Moncloa con los independentistas está bajo mínimos. Y, además, el calendario sigue corriendo y deja cada vez menos margen para diseñar las cuentas.

Ni el Ejecutivo ni sus socios quieren dar abiertamente por perdidos los Presupuestos por segundo año consecutivo, pero desde hace semanas el pesimismo es palpable tanto en unos como en otros. Oficialmente, las dos alas del Gobierno aseguran que siguen trabajando en elaborar y acordar un proyecto de cuentas que después poder llevar al Congreso para negociarlo con sus socios. Pero fuentes de la facción minoritaria del Ejecutivo, la de Sumar, ya admitían hace días, antes del duro batacazo parlamentario que sufrió el Gobierno esta semana, que recientemente apenas ha habido movimientos del Ministerio de Hacienda para cerrar el texto.

Desde hace unos días, de hecho, algunos dirigentes socialistas ya han empezado a deslizar que, aunque la prioridad es aprobar unos Presupuestos para no tener que seguir otro año entero más estirando los de 2023, la prórroga tampoco es el fin del mundo. "No sé si habrá" cuentas, pero, aunque eso es "lo deseable", no es "condición sine qua non" para llevar a cabo políticas públicas, afirmaba en diciembre el ministro de Transportes, Óscar Puente. Y, hace apenas unos días, insistía en la misma idea: "No tener Presupuestos no es impedimento para gobernar", aunque no sea "el escenario ideal".

Fuentes de los socios parlamentarios del Gobierno tampoco las tienen todas consigo con respecto a la posible aprobación de unas cuentas, entre otras cosas porque el Ejecutivo ni siquiera ha dado cumplimiento al paso previo: aprobar un techo de gasto. Recibir el aval del Congreso a esta cifra, que básicamente establece la cantidad de dinero que puede gastarse en los Presupuestos y los objetivos de deuda y déficit a cumplir, no es imprescindible. Pero Hacienda tuvo que retirar su propuesta a finales de septiembre para renegociarla con Junts ante la amenaza de los independentistas de derribarla y, desde entonces, no ha habido ninguna noticia al respecto ni la negociación ha fructificado.

"Hasta ahora con nosotros no ha habido ningún contacto en serio, y ni siquiera hay techo de gasto", aseguran a este respecto fuentes de Podemos, que dicen ver "lejísimos" unos Presupuestos, especialmente después del punto de inflexión que, consideran los morados, ha supuesto el severísimo batacazo del Gobierno esta semana con su decreto ómnibus. "No ha habido nunca una negociación real de Presupuestos con nosotros", afirman en la misma línea fuentes de ERC, que sostienen que, cuando el Ejecutivo ha hablado de que mantenía contactos con sus socios sobre este tema, estaba más lanzando un "globo sonda" que abordando unas conversaciones serias.

Los únicos que muestran un discurso diferente, aunque sea en público, son EH Bildu, que piden ir "partido a partido" y no dar por hecho que no habrá Presupuestos. "Nosotros seguimos negociando", sostuvo hace unos días el diputado abertzale Oskar Matute, que aseguró que, aunque "parece que se puede funcionar sin que haya" cuentas, la "mejor manera" de dar estabilidad una legislatura tan convulsa como la actual es aprobándolas.

El Gobierno intenta no romper con Junts

Pese a las dudas sobre el futuro de la legislatura que, cada vez con mayor intensidad, proyectan los socios del Gobierno, en el Ejecutivo la estrategia tras el batacazo del pasado miércoles está siendo la de puño de hierro con el PP y guante de seda con Junts, con el objetivo de que no colapsen los puentes que aún quedan tendidos con los independentistas catalanes. Tanto el PSOE como Sumar están centrando sus críticas en que los populares rechazaran el decreto que contenía medidas como la subida de las pensiones o las ayudas al transporte, y están manteniendo un tono mucho más suave con Junts.

Sin embargo, en los últimos meses la relación con los de Carles Puigdemont no ha hecho más que empeorar, y la Moncloa no es ajena a esa realidad, pese a lo cual los socialistas no se dan por vencidos y aseguran que su intención es aprobar los Presupuestos y agotar la legislatura en 2027. Pero el PSOE ha empezado a desligarse del calendario marcado por Sánchez, que estaba fijado en el primer trimestre del año. "La cuestión es aprobarlos", relativizan fuentes socialistas.

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