¿Por qué mi hijo tiene mocos todo el rato?

Lo más habitual es que cuando un niño pequeño acuda a la consulta del pediatra, los padres digan al médico que su hijo tiene mocos. Y al preguntarlos que desde cuándo, estos respondan que, más o menos, desde siempre.

Para muchos, sobre todo aquellos que ya tienen hijos, esta es la tónica habitual desde que empiezan las clases de la escuela hasta que llegan las vacaciones de verano. La mayoría han aprendido que, más allá de lo molestos que son, que un niño tenga mocos es lo normal y que tampoco hay que darle mucha importancia.

Sin embargo, otros tantos se preocupan por dicha situación y no ven normal que día tras día, semana tras semanas, sus hijos se hayan convertido en una fábrica de mocos funcionando a pleno rendimiento las 24 horas del día.

Llegados a este punto, lo lógico sería preguntarse dos cosas: 1) ¿Para que producimos mocos los seres humanos) y 2) ¿cuánto tiempo es lo habitual que duren esos mocos?.

La primera de estas preguntas tiene fácil respuesta. Las mucosas, es decir, las superficies de nuestro cuerpo que están expuestas al exterior, pero que no son piel, como las fosas nasales, producen moco para no deshidratarse y mantenerse sanas. Esta producción de mocos es constante a lo largo de toda la vida y fuera de un catarro o de un ambiente poco cargado de polución es imperceptible. De este modo, todos producimos moco sin darnos cuenta.

Pero además, las mucosas tienen la capacidad de defenderse de las agresiones externas y entre sus mecanismo figura el aumento de la producción basal de mocos. Gracias a esta sustancia viscosas somos capaces de bloquear y defendernos de muchas infecciones. Dicho de otra manera, son parte de la primera linea de defensa cuando un microorganismo, por ejemplo un virus, intenta entrar en nuestro cuerpo por vía respiratoria.

Y claro, ¿quiénes son los que más catarros y virus se cogen de toda la familia? Supongo que todos habréis llegado a la misma conclusión: los niños pequeños.

No en vano, se calcula que durante el primer año de escolarización infantil un niño se contagia de unas diez o doce infecciones virales diferentes, la mayoría de de ellas respiratorias. Si tenemos en cuenta que éstas se concentraran durante el año escolar y preferentemente durante los meses fríos del año, al echar las cuentas nos saldrá que cada una o dos semanas nuestros hijos estarán pasando por un proceso infeccioso diferente.

Y esto nos lleva a la segunda pregunta. Tenemos que tener en cuenta que los mocos de un catarro pueden durar dos o tres semanas, aunque la fiebre y el malestar, síntomas que suelen aparecer en las fases iniciales de una infección respiratoria, ya hayan desaparecido. De esta forma tendremos a un niño que ya se encuentra bien, pero que sigue y sigue con mocos.

Volvamos a hacer cuentas. Hemos dicho que un niño se puede contagiarse de unos 10-12 virus diferentes cada año. Si la mayoría de ellos son virus respiratorios por lo que nuestro cuerpo se pondrá a producir moco para defenderse y que cada proceso de mocos puede durar unas dos o tres semanas..., no hace falta ser Einstein para que con una simple regla de tres obtengamos que si fuéramos pasando uno detrás de otros esos procesos infecciosos nos saldrían unas 30 semanas seguidas de mocos.

Y esto es lo que pasa en la practica clínica habitual, que antes de que nuestro cuerpo deje de producir mocos por un virus que está superando, se reinicio el proceso con una nueva infección.

Esto es lo que en medicina se conoce como concatenación de procesos, es decir contagiarse de algo nuevo sin que los síntomas del proceso anterior hayan desaparecido, dando la sensación de que el niño ha empezado con mocos en septiembre y no es capaz de dejarlos hasta junio.

La mayoría de las veces que un pediatra ve a un niño con mocos, o mejor dicho, cuando ve a un niño que lleva mucho tiempo con mocos, siempre que la exploración física sea normal, no se suele preocupar. Lo más probable es que recomiende a los padres que le limpien los mocos (aquí lo más socorrido son los lavados nasales) y que vigilen las cosas que nos pueden poner en alerta sobre algo que se sale de lo normal:

  • ​Fiebre de más de 3 o 4 días de duración.
  • Que los mocos se acompañen de tos de más de 4 o 5 semanas.
  • ​Dificultad respiratoria.
  • Dolor de oídos.

Como veis, entre esos signos de alarma no figura la duración de los mocos en sí misma, sino la asociación con otros síntomas que nos pueden estar indicando que los mocos de ese niño no son un simple catarro.

Tampoco figura ni la textura ni, sobre todo, el color de los mocos, ya que durante cada catarro lo más habitual es que los mocos cambien de color y forma sin que esto nos de pistas a los médicos de que las cosas van mal. Os lo explico en este video de aquí abajo que hemos titulado El Ciclo del Moco.

En definitiva, que un niño tenga mocos durante la gran mayoría de los dais que duran los meses fríos del año es algo normal y no tiene por qué indicar que lo que tiene el niño es algo grave.

Os recomendamos que para estos meses os arméis de paciencia y os hagáis con un buen acopio de pañuelos y suero fisiológico.

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