El número de cánceres diagnosticados en España en el año 2025 se estima que alcanzará a más de 1.600 niños y adolescentes: en concreto se esperan 1.049 nuevos casos de cero a 14 años y 573 de 15 a 19 años, según el Registro Español de Tumores Infantiles (RETI).
Se esperan un total de 1.622 nuevos casos, según este registro, al que alude el Ministerio de Sanidad en el Día Mundial Contra el Cáncer Infantil, un problema de salud que intenta abordar de forma prioritaria por su repercusión en un colectivo especialmente vulnerable como son los pacientes pediátricos y sus familias.
La comunidad autónoma en la que la estimación de los casos nuevos esperados para este año es mayor es Andalucía, con 197 casos entre los cero y catorce años, y los 108 entre los quince y los diecinueve. La autonomía en la que menos se esperan diagnosticar es en La Rioja, con siete casos en el primer tramo, y casi cuatro en el segundo.
Estas son las estimaciones de los casos nuevos por comunidades autónomas para el cáncer infantil y en adolescentes para 2025:
Los datos aportados por el RETI permiten analizar la supervivencia, su evolución y las diferencias con otros países europeos, para de esta forma conocer mejor estos tumores en nuestro país.
La incidencia de las patologías oncohematológicas diagnosticadas en la infancia y adolescencia está en aumento, según Sanidad, pero a pesar de este aumento en morbilidad, la mortalidad asociada a la enfermedad continúa descendiendo debido a los avances que ha experimentado el tratamiento del cáncer en las últimas décadas.
Con este aumento en la supervivencia también han aumentado los riesgos de sufrir secuelas médicas o psicológicas, y por eso la continuidad en el seguimiento de los largos supervivientes de cáncer infantil y de la adolescencia, una vez superada la enfermedad, es una prioridad que se recoge en la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud.
El Sistema Nacional de Salud cuenta con una estrategia en cáncer consensuada con las comunidades autónomas, actualizada en 2021, que incorpora una línea estratégica específica para mejorar el abordaje del cáncer infantil.
La estrategia permite llevar a cabo una serie de trabajos para mejorar, entre otros aspectos, el diagnóstico de cáncer infantil a través de diferentes actividades formativas dirigidas a los profesionales de Atención Primaria.