Un 2024 inolvidable para la selección española: el año en el que la Roja volvió a enganchar a la afición

Domingo 14 de julio de 2024. Las ocho de la tarde. Todas las plazas de España y sus bares se abarrotan de gente con la camiseta de la selección. En apenas una hora arranca la final de la Eurocopa. 26 futbolistas, acompañados por Luis de la Fuente y su cuerpo técnico, se juegan en Berlín la cuarta ante Inglaterra. 90 minutos después, campeones.

Un año antes de aquella mágica noche, pocos se imaginaban que la selección española de fútbol enganchase tanto. Ni tan siquiera después de ganar la Liga de las Naciones en el verano de 2023. Los de Luis de la Fuente ganaban, pero no ilusionaban.

El 18 de junio de 2023, la Roja levantó su primera Nations League tras imponerse a Croacia en la gran final. Después del batacazo en la edición anterior con Luis Enrique frente a Francia, la selección pudo añadir un nuevo título a sus vitrinas.

La victoria ante los croatas no fue suficiente para ilusionar a la afición. Muchos consideraban que la Nations League no tenía tanto prestigio como otras competiciones, a lo que había que sumar una plantilla de jugadores muy diferente a la que poco a poco fue configurando De la Fuente hasta levantar la Eurocopa en Berlín.

Yeremy Pino, Marco Asensio y Jordi Alba fueron titulares en aquella final. En el banco esperaban su oportunidad hombres como Ansu Fati, Rodrigo Moreno o Fran García. Unos nombres que, un año después, ni siquiera fueron planteados para asistir a la Eurocopa.

Por aquel entonces pocos conocían a Lamine Yamal, estrella de la Eurocopa de este año. La perla del FC Barcelona había debutado ya con el primer equipo blaugrana, con el que jugó siete minutos ante el Real Betis, pero todavía quedaban unos meses para recibir la primera llamada de Luis de la Fuente.

Con apenas 16 años y 57 días, Lamine se estrenó con España el 8 de septiembre ante Georgia. Entró en el minuto 44 y además de convertirse en el futbolista más joven en jugar con la Roja, Yamal marcó su primer tanto asistido por Nico Williams, la otra pieza fundamental para enganchar a la afición.

Entre parón y parón de la competición doméstica, la selección española fue formando una pequeña familia en las concentraciones, pero los aficionados todavía no terminaban de ver a la Roja como una de las favoritas a levantar la Eurocopa en Berlín.

La Alemania de Julian Nagelsmann llegó a junio como el rival a batir en el torneo. Jugaban en casa, era el último baile de Toni Kroos como futbolista profesional y contaba con un listado de jugadores de primerísimo nivel. Inglaterra y Francia también acudían a la Eurocopa como dos potencias con mucho hambre de títulos.

A pesar de todo, llegó el 15 de junio y la selección española arrasó con Croacia. Los goles de Álvaro Morata, Fabián Ruiz y Dani Carvajal iniciaron un invicto camino de siete victorias hasta reinar en Europa.

Era solo el primer partido, pero tras él se sucedieron los triunfos ante Italia y Albania, ambos por un único gol. El juego del equipo empezaba a ilusionar, siempre con calma, eso sí. El corto resultado hacía tener a equipo y afición los pies en la tierra.

Georgia se cruzó en el camino. Por nombre, una de las selecciones más flojas de la competición. Por juego, una de las que había que vigilar en todo momento para evitar sustos de Kvaratskhelia y compañía.

En una jugada de infortunio, Le Normand se marcó en propia puerta. El partido no empezó de la mejor manera, pero el equipo supo sobreponerse y sacaron el pase los cuartos de final con un solvente 4-1. El siguiente escollo, la todopoderosa Alemania de Toni Kroos.

La ilusión empezaba a crecer. El partido ante los germanos era crucial. No solo el resultado, que daría el pase a la semifinal, también el juego. Y España supo poner contra las cuerdas a la anfitriona y sufrir en la prórroga para avanzar. Aquel día casi toda España se veía ya disputando la gran final, aun teniéndose que enfrentar todavía en semis a Francia.

El duelo ante los franceses prometía ser mucho más duro de lo que realmente fue. Los españoles se impusieron 2-1 en un encuentro que arrancaron ganando los galos con un tanto de Kolo Muani.

Los de De la Fuente se repusieron bien. Apenas 10 minutos más tarde, Lamine Yamal igualó el luminoso con un auténtico golazo, de esos que no esperas que vaya a marcar un chaval de 17 años. Instantes después, Dani Olmo completó la remontada. La ilusión disparada de España contrastaba con la desesperación de Kylian Mbappé, sin apenas dejar rastro en el terreno de juego.

El pitido final de Vincic, árbitro de la semifinal, desató la euforia. En el Allianz Arena de Múnich y en cada plaza abarrotada de España que veía como la Roja volvía a meterse en una final de Eurocopa 12 años después de la de Kiev en 2012.

España ya había dejado por el camino a dos campeones del mundo, pero le quedaba todavía otro obstáculo de gran nivel: Inglaterra. La selección británica, muy cuestionada por su juego, se plantó en la final de Berlín a base de empates y resultados ajustados.

El enfrentamiento ante Inglaterra, con jugadores como Bellingham y Harry Kane, fue más duro de lo esperado. A la media hora de partido, la Roja pidió un penalti sobre Laporte que fue obviado. Después, a la vuelta de vestuarios, Nico Williams adelantó a España. El sueño estaba cera de hacerse realidad, pero todavía quedaba un poquito más.

Cole Palmer, que un año antes conquistó el Europeo Sub-21 anotando de libre directo a España en la final, devolvió las tablas al marcador. El tanto dio aire a los ingleses, pero Luis de la Fuente tenía un plan y sus muchachos no bajaron los brazos.

Como habían demostrado durante todo el torneo, las estrellas de la Roja hicieron todo lo posible por llevase la victoria. Muchos aficionados ya veían una nueva prórroga, pero en el 86 apareció el salvador: Mikel Oyarzabal, que acabó el torneo con tres dianas.

El gol del futbolista de la Real Sociedad devolvió a España a lo más alto de Europa. Álvaro Morata levantó la Eurocopa al cielo de Berlín mientras millones de españoles presumían orgullosos de la selección. Acababa así más de una década de pasar sin pena ni gloria por los torneos, de un notable desapego entre el combinado nacional y los aficionados.

La euforia de todo el país no acabó aquella noche. En las horas posteriores, las calles se llenaron de camisetas rojas. La plaza de Cibeles se abarrotó como en los mejores años de la selección para recibir a los nuevos campeones de Europa.

La ilusión de los jóvenes Lamine Yamal y Nico Williams, la veteranía de Dani Carvajal y Álvaro Morata, la confianza de Luis de la Fuente en todos sus convocados y el apoyo de la afición hicieron posible que llegara la cuarta Eurocopa al museo de la selección española de Las Rozas.

Y ahí no quedaron las gestas de España en 2024. Aun con la resaca de la EURO, la selección acabó clasificándose para la final four de la Liga de Naciones, título que defenderá en 2025. Así, los de Luis de la Fuente cierran un año de ensueño que les hace mirar de reojo al Mundial de 2026. ¿Por qué no soñar con ser campeones del mundo en Nueva Jersey?

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