Mantener una buena salud física pasa también por cuidar una buena salud del cerebro, ya que es el encargado de controlar la mayoría de las funciones del cuerpo humano. El paso de los años, unido a factores como el estrés, contribuyen a un mayor deterioro de este órgano, lo que lleva a esos pequeños fallos en la memoria que se empiezan a sufrir en la etapa adulta. No obstante, existen herramientas que están al alcance de todos y que pueden ayudar a prevenir y afrontar mejor esta situación. Una de ellas es la hidratación, advierte el neurólogo Alejandro Andersson, director del Instituto de Neurología de Buenos Aires (INBA).
Según explica, el agua juega un papel muy importante para el cerebro y el sistema nervioso, de ahí que mantenerse hidratado sea primordial para evitar las pérdidas de memoria que pueden darse a diario. "El cerebro, compuesto en un 75% por agua, depende de este líquido para mantener la función neuronal adecuada", indica en un post compartido en Instagram.
Andersson expone en esta red social cómo funciona el proceso por el que el agua mejora la capacidad cerebral: "El agua permite el traslado de los neurotransmisores, los mensajeros químicos entre neuronas. La conductividad nerviosa es posible gracias a que el agua permite que las sales se muevan de un lugar a otro".
Por si esto no fuera poco, beber agua también ayuda a proteger el cerebro, indica Andersson. "El líquido cefalorraquídeo, que baña por dentro y por fuera al sistema nervioso, protege contra sacudones y traumatismos, además de ayudar a eliminar toxinas", prosigue.
Los efectos de la deshidratación pueden llegar a hacer mella en el sistema cerebral, hasta el punto de que en muchas ocasiones puede estar detrás de esos fallos de memoria o descuidos diarios a los que no damos importancia.
"La deshidratación está directamente vinculada con el estrés, la fatiga mental y la disminución del rendimiento cognitivo", advierte este neurólogo, por lo que es imprescindible mantener una ingesta adecuada de agua al día.