Ha pasado poco menos de un mes desde la primera vez que Víctor de Aldama lanzó varias acusaciones contra cargos del Gobierno y socialistas tras salir de prisión de Soto del Real, pero al Gobierno se le está haciendo muy largo. Desde Moncloa creen que sus acusaciones no tienen "ni pies ni cabeza" y se quejan de que no se están respetando las "garantías" con las que poder defenderse de las mismas: "Parece la Inquisición", señalan fuentes gubernamentales. Desde el Ejecutivo señalan especialmente al PP, que consideran que se ha apuntado a lo que consideran un "bombardeo". "Es patético", aseguran las mismas fuentes un día después de que el PSOE haya anunciado acciones judiciales contra el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, por dar por ciertas las declaraciones de Aldama.
La sensación de hartazgo y acorralamiento circula por todo el Gobierno. De hecho, el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, dijo este martes tras el Consejo de Ministros que lo único que deseaba el Ejecutivo es que se esclarecieran los hechos, "quien tenga que pagar que pague y quien no, que se vea resarcido". "Si tiene pruebas que las aporte y si no, que deje de ensuciar a gente honrada", zanjó. Y aunque en Moncloa insisten en que la "tranquilidad" es "absoluta", los decibelios de los distintos miembros del Gobierno ante lo que consideran un "bombardeo de calumnias" no deja de subir. Tanto es así que lo que les sale decir es que esto parece la Inquisición.
Lamentan que se lancen nombres "a mansalva" y sin ninguna prueba. Eso sí, solo ponen la mano en el fuego por los suyos, en concreto, por tres. Primero, por ministro Ángel Víctor Torres, al que Aldama dice que pagó el alquiler de tres pisos turísticos a los que acudió con Ábalos y con "señoritas", acusación que Torres niega y contra las que se ha querellado. También defienden la inocencia del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, a quien el presunto conseguidor dijo haber entregado una mordida de 15.000 euros a través de Koldo García, lo que el exasesor de Ábalos niega. Y, por último, también confían en la inocencia de Carlos Moreno, el jefe de gabinete de María Jesús Montero que, según Aldama, habría recibido una mordida de 25.000 euros.
No así por el exministro José Luis Ábalos. En este sentido, Moncloa niega que exista un pacto de no agresión en los Juzgados entre el ex socialista y el que era su partido. Creen que las "mentiras" de Aldama alcanzan a los suyos, pero no se atreven a afirmar que las del resto sean difamaciones. Ábalos entregó este martes ante el Tribunal Supremo un documento que desmiente las acusaciones que vertió contra él Aldama cuando declaró voluntariamente en la Audiencia Nacional, si bien, en ninguna de sus páginas se desmiente el cobro de las comisiones que señaló el presunto conseguidor de la trama.
Hasta ahora, los socialistas veían en Ábalos un cortafuegos para sacudirse del caso Koldo, pero las declaraciones de Aldama ya no solo comprometen al exministro, también a miembros del actual Gobierno y de Ferraz. Y aunque ya no insisten tanto en las represalias a Ábalos y en recordar que solo tardaron cinco días en abrirle un expediente de expulsión, tampoco se atreven a poner la mano en el fuego por él ni mucho menos. Eso sí, tienen la confianza de que su intención no es disparar contra el Gobierno, sino desmontar las acusaciones de Aldama en el Supremo, tal y como sucedió el pasado 12 de diciembre.
Pero los "bombardeos" de los que habla Moncloa son difíciles de controlar. De hecho, este mismo lunes salía a la luz una fotografía de Ábalos junto con Víctor de Aldama en la planta noble de Ferraz en el año 2020 en una reunión con una delegación venezolana en la que también habría estado presente Koldo García. Se trata de una imagen complicada para el PSOE, que hasta ahora ponía en cuestión que el presunto comisionista hubiese subido a la zona noble de Ferraz y restaba importancia a otras imágenes en las que se le veía en la sede, asegurando que no había pasado del hall o de las zonas sin acceso restringido.
Ahora, el Gobierno también resta importancia a esta. "Esa fotografía creo que se produjo en el año 2020 y en ese momento, el propio señor Ábalos, que entonces era secretario de Organización, ya explicó que se trataba de una reunión con dirigentes venezolanos. Y ya está", zanjó la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. "Una foto es una foto", fijó, por su parte, el ministro Ángel Víctor Torres, al tiempo que acusó al PP de "hacer uso partidario y político" de la misma. Fuentes gubernamentales insisten en lo mismo. Lo meten en el saco de lo que consideran una estrategia de la derecha para crear un "clima angustioso" para que no se hable de que el país "va bien". Y, de paso, lanzan un tímido capote a Ábalos. "¿Le van a condenar por una foto?", ironizan desde Moncloa.