El año 2020 supuso un punto de inflexión en infinidad de áreas de la sociedad, también en la música. Una vez superada la pandemia, el mundo parecía deseoso de devorar la vida, exprimir cada momento, y en ese contexto de euforia hedonista, el número de festivales se disparó.
Pero no solo aumentó el número de citas musicales, también su variedad y calidad. Una de las muchas vertientes fue la de las citas que huían de las multitudes para ofrecer experiencias más reducidas y personalizadas, festivales que mezclan música, gastronomía y un gran compromiso con la sostenibilidad. Uno de ellos es el Esférica Rioja Alavesa, que acaba de celebrar su cuarta edición.
La primera jornada arrancó con la propuesta de Bodegas Baigorri, de la mano de su chef Mario Gómez Arrieta, que ofreció una cuidada selección de platos y elaboraciones adaptadas al formato del festival. Para acompañar al deleite del gusto, el dúo gallego Escuchando Elefantes y la banda vizcaína Galerna se encargaron de poner la banda sonora.
Mucha más música y gastronomía esperaba en la jornada del sábado, que arrancó a mediodía con la actuación gratuita de la cantante María Jaume en el precioso entorno de Labastida. Bajo un sol abrasador y con una entrega y simpatía admirables, la artista entusiasmó a los presentes y logró que acabaran abandonando el refugio de la sombra para acercarse a ella y proporcionarle un calor mucho más agradable, el del aplauso y el reconocimiento a su arte.
Jaume intercaló nuevos temas con algunos más antiguos, abordando temas como el de la complicada situación que vive Mallorca a causa del turismo descontrolado y con emotivos momentos, como la canción en la que participa su abuelo.
Después, el Esférica propuso una de sus catas, la de Basque Wine, donde descubrir los vinos autóctonos de la Rioja Alavesa, para trasladarse después a las bodegas Ysios, donde aparte de albergar la exposición Artes Líquidas de la artista gráfica Annita Rivera, tuvo lugar el momento musical más destacado del fin de semana.
El frío e incesante viento que comenzó a azotar el hermoso paraje, no frenó los ánimos de la gente y mucho menos las ganas de los artistas. Los primeros en subirse al escenario fueron los miembros de la banda británica de pop rock alternativo Feet, a los que siguió el santanderino Ángel Stanich, que compartió con los asistentes varios de los temas de su último trabajo.
Y al fin llegó el turno de Coque Malla, cabeza de cartel del festival. El madrileño aprovechó la ocasión para cantar algunos temas de su último trabajo, Aunque estemos muertos, pero tampoco faltaron clásicos imprescindibles como No puedo vivir sin ti.
El dúo de Dj Tangerine Sistas fueron los encargados de poner el broche final a un Esférica que ya se ha convertido en un referente en el escenario de los festivales diferentes en los que la experiencia va mucho más allá de los atestados macroconciertos.
