Así fue el exterminio de Auschwitz, el horror en la Tierra que cuenta el lunes 80 años desde su liberación: "No parecían seres humanos"

Auschwitz ocupa un lugar central en la negra historia del siglo XX y de la humanidad. Fue el mayor centro de exterminio del régimen de Hitler. Se calcula que los nazis enviaron allí a cerca de 1.300.000 personas, de las cuales murieron 1.100.000. Este lunes se cumplen 80 años de su liberación.

Este complejo formado por diversos campos de concentración y exterminio comenzó a funcionar el 20 de mayo de 1940. "Los judíos no solo debían morir, sino que debían desaparecer de la historia", cuenta Aneta Tanska, guía del Memorial Auschwitz-Birkenau. Asegura que en los hornos crematorios murieron alrededor del 90% de las víctimas de Auschwitz.

Según los registros, el 15 de enero de 1945 en el complejo de la muerte había 714.211 prisioneros. Aquella terrible labor, la eliminación sistemática de judíos (el 90 %), polacos, gitanos, comunistas, prisioneros de guerra y disidentes del nazismo, se prolongó hasta el 27 de enero. Ese día llegaron los rusos, cuando casi no quedaban soldados alemanes.

Diez días antes, ante la inminente llegada del Ejército Rojo, los nazis ya habían iniciado la evacuación de Auschwitz (en la segunda mitad de 1944 ya habían desmantelado Birkenau, un campo de exterminio dentro del complejo). Intentaron trasladar a todos los presos hacia el oeste de Loslau, pero dejaron a los más débiles, incapaces de hacer la llamada marcha de la muerte.

Es a ellos a quienes encontraron los soldados soviéticos al llegar al campo de exterminio aquel frío día de enero, muchos hacinados en la enfermería. "En Auschwitz, Birkenau o Monowitz sólo quedaron unos 7.000 prisioneros", según calcula Piotr Setkiewicz, historiador del Memorial Auschwitz-Birkenau.

"No parecían seres humanos"

"Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir. Pero teníamos una misión que cumplir". Así contó aquel encuentro, el de los rusos con los supervivientes de Auschwitz, el primer oficial del ejército soviético que entró en el campo de concentración.

Era imposible estar más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir"

Se llamaba Anatoly Shapiro y lo contó pocos meses antes de morir en 2005, en una entrevista que concedió al diario New York Daily News. "No teníamos la menor idea de la existencia de ese campo. Mi comandante no nos había dicho nada sobre este asunto", contó.

Pero allí, en mitad de la nieve, estaba ese campo de concentración. Era una pesadilla y era real. ¿Cómo era Auschwitz? Lo contó el soldado V. Letnikov, citado por la historiadora estadounidense Anita Kondoyanidi en su libro The liberating experiencia: war correspondents, red army soldiers and the nazi extermination camps: "Postes de dos metros de alto con alambrada electrificada encierran al campo. Además, los alemanes pusieron minas en todos lados. Hay torres de vigilancia con guardias armados y ametralladoras cada 50 metros. No muy lejos de las barracas hay un crematorio".

Vimos gente torturada y desnutrida, y en sus ojos estaban felices de haber sido salvados de este infierno"

Ningún soldado de aquellos olvidó jamás lo que vieron (y lo que olieron) en la mañana de aquel 27 de enero de 1945. "Vimos algunas personas vestidas con harapos. No parecían seres humanos, lucían terrible, eran puro hueso", relató Shapiro. En una fosa abierta los cadáveres desbordaban su capacidad.

"Era difícil verlos. Recuerdo sus rostros, especialmente sus ojos que evidenciaban la trágica experiencia", recordó tiempo después el soldado Ivan Martynushkin, de 21 años en aquel entonces. "Vimos gente torturada y desnutrida, podíamos ver en sus ojos que estaban felices de haber sido salvados de este infierno", le contí en 2015 a la agencia AFP.

No reaccionaron, no podían ni mover la cabeza o decir una palabra"

Shapiro tenía 32 años cuando pudo dar la libertad a los 500 prisioneros que encontró su unidad, todos con los pies envueltos en ropa vieja porque no tenían zapatos. Les dijo que eran el ejército soviético y que quedaban libres, "pero ellos no reaccionaron, no podían ni mover la cabeza o decir una palabra", explicó.

Los pocos que llegaron a hablar lo hicieron para seguir defendiéndose. "En el último cuartel solo habían dos chicos que habían logrado sobrevivir y cuando nos vieron comenzaron a gritar: '¡No somos judíos!, ¡no somos judíos!'. Estaban asustados porque pensaron que los íbamos a llevar a la cámara de gas", contó el exoficial ucraniano.

Cuando nos vieron comenzaron a gritar: '¡No somos judíos!, ¡no somos judíos!'. Pensaron que los íbamos a llevar a la cámara de gas"

No fue mejor cuando entraron en los barracones de mujeres. "Nos encontramos con una imagen terrible... Mujeres que yacían sin vida sobre el suelo, desnudas, porque la ropa se la habían robado las personas que sobrevivieron. Había mucha sangre y excrementos humanos alrededor", relató en otra entrevista con la radio nacional de Israel .

Shapiro y sus soldados quisieron ayudar a aquellos supervivientes del horror, pero en ocasiones esa ayuda resultó contraproducente. "Montamos cocinas de campaña y preparamos algunos alimentos ligeros. Pero algunos de ellos murieron al probar la comida, porque sus estómagos no funcionaban normalmente", explicó.

Preparamos algunos alimentos ligeros, pero algunos murieron porque sus estómagos no funcionaban normalmente"

Al inspeccionar las instalaciones de Auschwitz, los soviéticos hallaron hornos y máquinas de exterminio, pero ninguna evidencia física relacionada con los experimentos médicos. Pero encontraron otras evidencias del Holocaasto: 7,7 toneladas de cabello humano y cuantiosos restos humanos, además de 370.000 trajes de hombre, 837.000 vestidos de mujer y 44.000 pares de zapatos.

Buna-Monowitz, Majdanek, Dachau...

Uno de los subcampos de Auschwitz era Buna-Monowitz. Allí habían quedado menos de ochocientos enfermos. Uno de ellos era Primo Levi, el escritor italiano que narró con crudeza, detalle y humanidad su cautiverio en el campo de exterminio, en libros como Si esto es un hombre. Ayer y hoy, su lectura resulta imprescindible.

En el frente oeste, los aliados habían encontrado intactas las cámaras de gas utilizadas por los nazis en el campo de Majdanek. El documental Campos de concentración nazis, de George Stevens, da cuenta de los terribles hallazgos realizados por las tropas aliadas en ese y otro campos.

Al de Dachau llegó el periodista Meyer Levin, acompañando a las tropas norteamericanas. "Lo sabíamos. El mundo había oído hablar de ello. Pero hasta ahora ninguno de nosotros lo había visto. Fue como si al fin penetráramos en el lado oscuro del corazón, en el más despreciable interior del corazón maléfico", escribió de aquella experiencia.

Cada 27 de enero, recordando la liberación de Auschwitz, se celebra el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

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