La falta de gravedad afecta al tiempo que viven los astronautas: ¿nos va a encontrar Calleja más mayores a su vuelta?

El tiempo es relativo. Sí, una hora dura 60 minutos, pero la percepción de esos 3.600 segundos, esa sí que varía. De hecho decimos aquello de "se me pasó volando" o "qué larga se me hizo la película". Pero que el tiempo es relativo no sólo es una cuestión subjetiva, de pura percepción; es un hecho empírico, una consecuencia de la relatividad.

Habrá que preguntarle a Jesús Calleja tras su viaje al espacio. El aventurero leonés estará allá arriba durante unos minutos. El New Shepard, un cohete de 18 metros, le llevará al espacio junto a otros cinco pasajeros. Todos pasarán la línea de Kármán, el límite que marca la frontera con el espacio, a unos 105 km de altura sobre el nivel del mar.

Calleja y sus compañeros de viaje experimentarán la ingravidez unos minutos. Luego, regresarán a la Tierra en la cápsula de lanzamiento. Será una breve aventura, apenas un paseo, pero el paso del tiempo para él será al nuestro, aunque levemente, pero que muy levemente.

Más claro hubiera sido si Calleja hubiera salido hacia la Estación Espacial Internacional (ISS). De haber pasado allí una pequeña temporada, a su regreso, su reloj no marcaría la misma hora que el nuestro. La diferencia sería mínima, pero cierta y mensurable. Y no, no sería problema de los relojes.

La explicación nos la dio, más bien nos la adelantó, el genial Albert Einstein. Se llama dilatación gravitacional del tiempo y es una consecuencia de la teoría de la relatividad. La idea es que el tiempo transcurre a diferentes ritmos en regiones de diferente potencial gravitatorio. De modo que cuanto mayor es la distorsión local del espacio-tiempo debido a la gravedad, más lentamente transcurre el tiempo.

Aplicándola al caso de Calleja en el espacio, por unos minutos y en situación de ingravidez, el tiempo ha transcurrido más rápido. La diferencia, ya decimos, es muy pequeña, tanto que habría que medirla en nanosegundos. Sí, el tiempo pasa más rápido en el espacio que aquí en el planeta Tierra.

Es lo que dedujo Einstein, que el tiempo no es un flujo uniforme y por ello no es igual para todos. El espacio-tiempo que creemos único es una experiencia personal, no es un plano estático, sino que se deforma bajo la influencia de la materia y la energía.

El ejemplo de la ISS

La ISS gira en torno a la Tierra a una altitud de unos 400 km. Allí, en el espacio también hay gravedad, aunque menos. La gravedad en nuestro planeta es de 9,8 metros por segundo al cuadrado, pero en la estación es de cerca del 90% de esa cantidad. El campo gravitatorio terrestre no se puede ‘apagar’, solo decrece a medida que nos alejamos de la Tierra.

"Los astronautas están muy cerca aún de la superficie, y flotan únicamente porque ellos y la ISS se encuentra en caída libre permanente fuera de la atmósfera, pero no flotan porque no haya gravedad", explica en su web Eduardo García Llama, licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Autónoma de Madrid, que trabaja en el Centro Espacial Johnson de la NASA desde hace más de veinte años.

La velocidad a la que viajan los astronautas a bordo de la ISS es de 7,7 kilómetros por segundo. Esta velocidad es unas 16,6 veces mayor que la velocidad de una persona que estuviera en reposo en el ecuador de la Tierra, donde la rotación diaria se hace a unos 464 metros por segundo. Cuenta García Llama que esa velocidad y esa menor gravedad afectan a cómo nuestro reloj señala el paso del tiempo.

Respecto a nuestro reloj aquí en la Tierra, el del astronauta de la ISS se retrasará unos 28,2 microsegundos al día (por la velocidad de rotación) y se adelantará unos 3,6 microsegundos al día (por la gravedad). Hacemos cuentas: al volver a la Tierra, un astronauta que haya estado seis meses en la ISS "no nos encontrará 6 meses más viejos, sino 6 meses y 4,4 milésimas de segundo más viejos".

Parece poco, casi nada, pero si lo trasladamos a las medidas de los futuros viajes interplanetarios las diferencias pasan a ser serias. Lo hemos visto en las (buenas) películas de ciencia ficción. En el caso de Calleja, la pequeña duración y altura del trayecto hacen la diferencia sea aún más imperceptible. No, el aventurero televisivo no nos va a encontrar más mayores.

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