El cuidado de familiares dependientes, ya sean hijos o padres, lastra el empleo femenino. La atención de niños, mayores, personas enfermas o con discapacidad sigue recayendo mayoritariamente sobre ellas y eso entraña consecuencias para su vida laboral. Las mujeres con hijos tienen una tasa de empleo inferior a las que no son madres, algo que no ocurre entre los hombres, que alcanzan incluso niveles de ocupación más altos. Superada la fase inicial de crianza de los hijos, el peso de los cuidados vuelve a penalizar a las mujeres en el mercado laboral a partir de los 55 años, cuando sus progenitores empiezan a llegar a la vejez y a necesitar atención.
Entre las tasas de empleo masculina y femenina existe una brecha de casi once puntos. Según un informe elaborado por CCOO a partir de datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), apenas el 46,5% de las mujeres en edad de trabajar cuentan con un empleo, mientras que la proporción llega al 57,1% entre los hombres. Sin embargo, el desequilibrio no es homogéneo a lo largo del tiempo. "La brecha en la tasa de empleo se ensancha en las edades de más incorporación al mercado laboral", explica el estudio.
La diferencia es casi imperceptible en los primeros años de vida laboral. Antes de cumplir los 30, el desajuste es de apenas unos cinco puntos. El 43% y el 38% respectivamente de los y las jóvenes de entre 20 y 24 años trabaja, unas proporciones que crecen a la par hasta alcanzar tasas de ocupación del 74% y 69% respectivamente entre los 25 y 29 años por la progresiva finalización de los estudios e incorporación al mundo laboral.
No obstante, al llegar a la treintena la brecha empieza a ensancharse. Poco a poco la tasa de empleo masculina crece hasta superar el 86% entre los 40 y 44 años. En cambio, entre las mujeres el nivel de ocupación no llega a alcanzar el 76% en esa misma franja de edad. Para ambos géneros es el momento de mayor empleabilidad, pero en el caso de las féminas la tasa de empleo apenas supera en dos puntos la de los varones entre los 25 y 29 años. Mientras que la ocupación masculina crece casi trece puntos entre el final de la veintena y los primeros años de la cuarentena, la femenina aumenta apenas siete puntos. El resultado: una brecha de once puntos en la tasa de empleo desde los 35 hasta los 49 años.
"Las diferentes trayectorias están relacionadas, entre otros motivos, con el desigual reparto de las tareas de cuidados", apunta el informe de CCOO, que recalca que la brecha empieza a ensancharse coincidiendo con el momento de la maternidad. La edad media a las que las mujeres tienen su primer hijo se sitúa ya en los 32,6 años, justamente superada la treintena, cuando la incorporación femenina al mercado laboral se ralentiza con respecto al ritmo masculino y da lugar a una proporción de mujeres trabajando menor que la de hombres.
Tener hijos afecta de manera muy diferente a hombres y mujeres en términos de empleo, ahondando aún más la brecha de género. Entre las mujeres de 25 a 49 años sin hijos la tasa de ocupación se sitúa en el 78%. Cae al 72% en caso de las que son madres. En cambio, ser padre no solo no perjudica la tasa de empleo masculina, sino que incluso aumenta el nivel de ocupación del 86% al 90% entre los hombres de 25 a 49 años con hijos menores de 12 años.
"El reparto desigual de las tareas de cuidados de hijos e hijas perjudica la carrera profesional de las mujeres", subraya el informe. En ambos casos, la proporción de progenitores que trabajan desciende cuantos más hijos se tienen, pero las mujeres salen mucho más penalizadas: el 70% de las que tienen dos vástago trabaja y el 52% de las que tienen tres o más, frente a un 91% y 83% de los hombres. Además, son también ellas quienes más interrumpen su carrera profesional para cuidar de los hijos. El 87% de las excedencias por cuidado de menores las piden las madres.
No obstante, la responsabilidad de los cuidados que recae sobre las mujeres no termina con la crianza de los hijos. "La brecha en la tasa de empleo se acentúa aún más en edades de 55 años en adelante, donde la falta de servicios y recursos destinados a cuidar a personas mayores obliga a muchas mujeres de esa edad a ocuparse de sus progenitores mayores", apunta el informe. La diferencia de once puntos en el nivel de ocupación masculina y femenina crece hasta los quince puntos en esa franja de edad, en la que apenas el 61% de las mujeres cuenta con un empleo remunerado, frente a un 76% de los hombres.
Ellas no solo trabajan menos, sino que incluso dejan de buscar empleo y salen del mercado laboral. Según la EPA, la tasa de actividad femenina entre los 55 y 59 años es del 70%, frente a la del 84% entre los hombres, diez y seis puntos menos respectivamente que en la franja de edad inmediatamente anterior. "En la brecha de esas edades más avanzadas se conjuga una caída de la tasa de actividad femenina explicada en gran medida por un aumento de las etiquetadas como mujeres inactivas por motivos de 'labores del hogar' y elevados niveles de desempleo femenino", explica el estudio de CCOO.
Trabajo a tiempo parcial
El 19,5% de las mujeres que no buscan empleo lo hacen precisamente por tener que encargarse del cuidado de personas dependientes, una causa de inactividad que apenas frena al 4,8% de los hombres inactivos. Son 1,9 millones de mujeres a las que esta carga impide entrar en el mercado laboral frente a 352.000 hombres. Y los cuidados no solo obstaculizan la incorporación femenina al mundo laboral, sino que también condicionan su manera de hacerlo. Tres de cada cuatro personas con jornada a tiempo parcial en España son mujeres —el 21,1% de las trabajadoras tienen este tipo de jornada frente al 6,6% de los hombres—, de las cuales 357.000 recurren a este tipo de contratos por tener que cuidar de personas dependientes. En cambio, en 2024 apenas se contabilizaron 33.000 hombres en esta situación, once veces menos.
De la otra cara de la moneda, los hombres dedican al día 2 horas y 42 minutos de media al cuidado de hijos y nietos frente a las 4 horas y 25 minutos que destinan las mujeres, según el estudio. Trabajar menos horas remuneradas supone disponer de menos recursos. Fruto de la parcialidad, una de cada cuatro mujeres gana al año los mismo o menos que el salario mínimo. "Si las mujeres asalariadas trabajaran a jornada completa con la misma intensidad que los hombres, se eliminaría el 64% de la brecha salarial de género", calcula CCOO, que recuerda que el sueldo medio femenino es todavía un 19,6% inferior al masculino.
Ante los desequilibrios que la feminización de los cuidados provoca en el mercado laboral, CCOO llama a abordar el asunto para avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres. "La discriminación laboral femenina tiene que resolverse actuando sobre la redistribución del trabajo de cuidados, puesto que la primera brecha laboral que se produce es el imposible acceso de todas las mujeres que lo desean al mercado laboral debido a la falta de servicios públicos destinados a la atención y cuidado de las personas más dependientes", recalca el sindicato, que reclama la creación de infraestructuras de cuidado infantil y de personas mayores accesibles para facilitar la conciliación laboral, así como el fomento de permisos parentales equitativos entre hombres y mujeres.