Nuevo escollo en el ya de por sí complicado camino que tiene ante sí la negociación para el impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas. Este miércoles estaba previsto que el Ministerio de Hacienda se reuniera por segunda vez con los partidos aliados del Gobierno para intentar acercar posturas con respecto al tributo. Pero PNV y Junts, como ya hicieron la semana pasada, no tienen pensado acudir a esa llamada. Y, ante esas ausencias, fuentes de Podemos confirman que los morados tampoco estarán en el encuentro, puesto que consideran que "no tiene razón de ser" reunirse sin que estén presentes los grupos que, precisamente, más complicados están siendo de convencer para aceptar el impuesto y cuyos apoyos son imprescindibles para sacarlo adelante.
Después de conocer el movimiento de Podemos, fuentes del Ministerio de Hacienda explicaban este miércoles por la mañana que consultarán al resto de los partidos convocados al encuentro (Sumar, ERC, EH Bildu y BNG) para decidir qué hacer, y abrían la puerta a suspender la reunión. En cualquier caso, se celebre o no finalmente, las negociaciones para intentar pactar el diseño de un impuesto a las energéticas quedan muy tocadas, puesto que la semana pasada la ausencia de Junts y PNV ya llevó a que Hacienda únicamente pudiera prometer al resto de sus socios que aprobará por decreto la extensión del actual gravamen para 2025. O sea: lo que ya se había comprometido a hacer.
Dicho decreto incluirá algunos pequeños cambios con respecto al actual diseño de la tasa y tendrá una duración de un año. En la práctica, no obstante, esto no significa que esté garantizado que en 2025 se seguirá aplicando el impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas. Los decretos que aprueba el Gobierno entran en vigor de manera inmediata, pero en el plazo máximo de un mes deben ser sometidos a votación en el Congreso, que puede derribarlos. Por tanto, lo que hace de facto Hacienda con esa prórroga es ganar tiempo y darse todo el mes de enero para intentar que Junts y PNV den su brazo a torcer. Si no lo hacen, el impuesto caerá a partir de febrero.
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