Más de 300 menores víctimas de abusos, dos condenas previas y 33 años de impunidad: todo sobre el caso de Joël Le Scouarnec

Cuando Joël Le Scouarnec fue detenido el 2 de mayo de 2017 tenía 66 años y atesoraba en su casa de Plescop (Bretaña francesa) 301.544 fotos y vídeos de pedófilos categorizados por zoofilia, escatología y niños desnudos, también decenas de cuadernos y documentos informáticos donde detallaba, con todo lujo de detalles, las violaciones a menores que llevaba cometiendo treinta años. El cirujano digestivo había pasado por diez hospitales y clínicas donde había perpetrado la mayoría de sus abusos contra niños y adolescentes: en total, 349 menores cayeron en manos del que este lunes comenzó a ser juzgado en el Tribunal Penal de Morbihan en uno de los mayores casos de pederastia de la historia del país. Le Scouarnec se sienta en el banquillo de los acusados por violación y agresión sexual agravada a 300 víctimas. El resto se consideraron prescritas o que carecían de pruebas suficientes.

La denuncia de una vecina, que contó ante la Policía cómo el médico había violado a su pequeña de seis años, llevó a una investigación minuciosa y con ella a que el fiscal de Lorient anunciara la acusación contra Le Scouarnec por violación y agresión sexual a más de 300 víctimas, principalmente menores de una media de 11 años, entre los años 1989 y 2017. Según el representante del Ministerio Público, la investigación había llevado a la Policía a tener que ver y leer ciertas cosas "hasta la náusea". Aunque el terrible contenido se haría público muy poco después de la mano de los periodistas Margaux Stive de France Info y Rémi Duré y Florence Aubenas de Le Monde.

"10 de abril, 8.15 horas, en los retretes, hospital de Lorient. Fumando mi cigarrillo de la mañana, he reflexionado sobre el hecho de que soy un gran perverso. Soy a la vez exhibicionista, voyeur, sádico, masoquista, fetichista, escatológico, pedófilo. Y soy feliz así", escribió el cirujano en uno de sus cuadernos. "22 de noviembre 2004. He sabido que la pequeña Y. Z. fue violada a los 8 años. Confieso que me he puesto celoso", añadía en otra página. Además de los diarios manuscritos, el medico también tenía hojas de Excel donde hacía inventario de sus víctimas.

El también periodista Hugo Lemonier investigó sus escritos y cuadernos durante cuatro años llegando a publicar Diario íntimo del Dr. Le Scouarnec. Según cuenta, Le Scouarnec escribía todo lo que hacía "hasta en los detalles más escabrosos", incluso llegaba a anotar todas sus eyaculaciones, "las enumeraba en una tabla". En los cuadernos, que fueron descubiertos debajo de un colchón en el registro a su casa, el médico también muestra cómo quiere ser visto, "como un pervertido todopoderoso", e incluso el miedo a ser descubierto por no estar siendo muy cuidadoso. En ellos también se puede entrever que su mujer (ahora ex) descubría que era un pederasta, pese a que después negó conocer los hechos, y le pedía que parase. Finalmente le dejó en 2004.

Investigado por el FBI

Pero las perversiones de Le Scouarnec no deberían haber sido una novedad cuando fue denunciado en 2017. Doce años antes, en 2005, había sido condenado a cuatro meses de cárcel que no tuvo que cumplir. Entonces también fue detenido después de que el FBI informara a las autoridades francesas de que había pagado por pornografía infantil en una web rusa con sede en Estados Unidos. Se le condenó por reconocer que se había conectado tres veces y había descargado algunos archivos, pero ni tuvo que entrar en la cárcel ni se le apartó del ejercicio de la medicina, por lo que siguió ejerciendo y tratando a menores. El interrogatorio por este caso no pasó de cinco preguntas y tampoco se encontró nada en el ordenador familiar. El cirujano guardaba el material comprometedor en su despacho del hospital, que la Policía no registró. Tras la denuncia de su vecina en 2017, el Juzgado de lo Penal de Charente-Maritime le condenó en 2020 a quince años de prisión por agredir a la niña de seis años, a otra paciente de cuatro y a dos sobrinas.

Entonces, Le Scouarnec reconoció todos los hechos, algo que también hará durante el proceso judicial en curso según afirmaba este mismo lunes su abogado, Maxime Tessier. "El acusado reconoce su responsabilidad en la gran mayoría de los casos. No pretende eludir sus responsabilidades", dijo ante la prensa y las asociaciones de defensa de los menores que se manifestaban frente al tribunal por lo que definen como deficiencia en las instituciones. Según France Info, después de su primera condena trabajó en los hospitales de Quimperlé, Flers, Ancenis y Jonzac, en estos dos últimos hasta 2017. En los cuatro sumó 66 víctimas.

Le Scouarnec se sentía poderoso. Llevaba más treinta años dando rienda suelta a sus perversiones en su propia consulta y su modus operandi eras minucioso: abusaba de los menores en sus habitaciones, escudándose en su condición de médico y en la enfermedad de los pacientes, a quienes hacía todo tipo de tocamientos mientras les efectuaba presuntas revisiones que luego registraba por escrito. De los adolescentes abusaba en los quirófanos, cuando estaban todavía bajo los efectos de los anestésicos y siempre evitando ser visto por otros compañeros que asistían a las operaciones.

Los hospitales no investigaron

En los diarios estudiados por los mencionados periodistas él mismo se definía como "un coleccionista". Además, atesoraba muñecas de todo tipo (sexuales e infantiles). "Hay que saber ser paciente y tener suerte", escribió. "14 de mayo, 10.20. Cuando he entrado en la de N. he tenido la agradable sorpresa de encontrarla sola... así que he vuelto para aprovecharme", rezaba otro de sus párrafos manuscritos, en los que también detallaba cosas como que la ventaja de las menores de tres años es que no hay que preguntarlas o que evitaba dejar marcas o ADN.

Durante su periplo, Le Scouarnec, hijo de obreros y el mayor de tres hermanos, no tuvo que rendir cuentas por sus actos. Según Le Monde, En 2005 fue contratado en el hospital público de Quimberlé y un psiquiatra, Thierry Bonvalot, entonces presidente del comité médico, alzó la voz cuando se enteró por un colega de la condena del año anterior. Bonvalot escribió una carta al director y, el mes siguiente, otra al consejo local del comité médico. No sirvió de nada. El registro del tribunal de Vannes, sobrecargado de trabajo, aún no había actualizado el expediente –siete meses después de la primera condena del cirujano–, por lo que sus antecedentes no constaban.

Cuando el expedientes se actualizó, la junta lo remitió a la oficina local de la Dirección Regional de Salud y Asuntos Sociales (DRASS), que a su vez lo envió a la Dirección Departamental de Salud y Asuntos Sociales (DDASS), así como al Ministerio de Salud, que en 2007 lamentaba no haber conocido los hechos antes, aunque no hicieron nada. No se habían presentado nuevas denuncias contra el cirujano. En una carta, el director del hospital de Quimperlé elogiaba a Le Scouarnec como "profesional y competente" y atribuía su contratación el mérito de haber sacado al centro de una "grave crisis".

Cuando el pabellón de cirugía de Quimperlé cerró en 2008, Le Scouarnec fue trasladado al hospital de Jonzac. Esta vez, sus antecedentes penales lo persiguieron, pero la entonces directora del hospital diría más tarde a los investigadores que la falta de médicos llevó a que no le echaran. Mientras tanto, el médico seguía con sus prácticas y no olvidaba escribir cada año en sus libretas, por su cumpleaños, su edad su edad y una frase en mayúsculas: "SOY PEDÓFILO". El juicio contra el mayor pederasta de Francia durará cuatro meses, hasta el 6 de junio, cuando se conozca el veredicto.

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