Donde dije "digo", digo "vuelvo": Oasis, Guns N' Roses o Héroes del Silencio, las bandas que se reunieron tras negarlo mil veces

"Mi madre piensa que yo soy genial, está de mi lado. Ella piensa que Noel es un idiota y es la que le dice que deje de ser un gilipollas porque es fan de Liam". Estas declaraciones del cantante de Oasis allá por 2016 son un buen resumen de la intrincada relación que los hermanos Gallagher han mantenido a lo largo de los años y que terminó implosionando cuando Noel se largó y dejó al tío guay Liam tirado justo antes de un concierto en París en agosto de 2009.

"Noel es bastante oscuro. Pero también lo fue Hitler", llegó a apostillar Liam poco después. "La peor tortura psicológica imaginable es estar sentado con Liam en un vuelo de 15 horas. Ocurrió una vez, yendo a Japón o a algún sitio. Fue horrible", declaró Noel al Melody Maker en 1999, esto es, una década antes de mandarle a paseo.

La batalla fraternal de desencuentros entre ambos es paradigmática en el mundo de la música. Tanto es así que ahora que al fin han hecho las paces y han hecho saltar la banca con una demanda fuera de control para su gira de reunión. De alguna manera, el público llegó a creer que el regreso de Oasis era imposible, y es justo por eso por lo que todo el mundo se ha vuelto loco. Porque ha ocurrido.

Es la bomba del verano de 2024, pero los Gallagher no son en absoluto el único caso de un grupo que ha terminado volviendo —bueno, hasta julio de 2025, que es cuando empieza la gira, hay tiempo para que se enfaden de nuevo— a pesar de largos años de desencuentros, negaciones a lo Judas y declaraciones altisonantes a la prensa. Sea por lo que sea, un montón terminan volviendo.

No hace falta retroceder tanto en el tiempo para encontrarnos con el otro gran caso de reunión en la galaxia musical: Guns N' Roses. La última banda realmente peligrosa del rock se diluyó en 1994 después de casi una década de excesos, éxito ascendente y degradación personal constante. Empezaban los titulares cruzados entre el vocalista Axl Rose y el guitarrista Slash, anclados en universos paralelos destinados a no cruzarse jamás. Pero resultó que se cruzaron.

Hubo que esperar nada menos que hasta 2016, esto es, 22 años, siete más que Oasis, pero ocurrió. Las malas lenguas ven similitudes en ambos casos, pues entonces Slash salía de un divorcio millonario, igual que ahora Noel. Después de tanta palabrería, ¿todo se reduce a eso al caer la noche? Nunca lo sabremos del todo, pero es cuando se marcha el sol y se encienden las luces del escenario cuando los grandes rockeros engrandecen su figura y recogen su millonario rédito.

Los Eagles son una de las grandes bandas de la música norteamericana. Tanto es así que están actualmente haciendo una ultra lucrativa residencia en La Esfera de Las Vegas. Todo lo que recogen ahora lo sembraron en su fructífera primera época, que discurrió entre 1971 y 1980. Los setenta fueron suyos, en definitiva. Se separaron con el cambio de década y Don Henley (baterista, vocalista y compositor) se cansó de repetir que solo se reunirían cuando el infierno se congelara.

Contra todo pronóstico, eso terminó sucediendo en 1994, cuando el grupo publicó un disco de regreso titulado muy jocosamente Hell freezes over (1994). Fue número 1, propició una gira de lo más taquillera y así siguieron hasta la muerte en 2016 de otro pilar de la formación, Glenn Frey. Anunciaron que ese era el fin definitivo, pero aun con esas volvieron y, lo dicho, siguen generando miles de billetes a día de hoy.

Zaragoza podría registrar un movimiento sísmico como el de Manchester si Héroes del Silencio regresaran de nuevo. Es poco probable por los achaques de salud de Bunbury en la voz y Juan Valdivia en las manos. No seremos nosotros quienes cerremos semejante puerta, pero sí recordaremos que cuando la banda aragonesa volvió en 2007 fue poco menos que el fin del mundo al sur de los Pirineos.

Once años después de su separación en plena cima, tras años y años de negaciones, decidieron desatar la avalancha definitiva y mandar a media España a la guerra por la búsqueda de entradas a medianoche exclusivamente en cajeros de Ibercaja (aquello fue para verlo).

Por estos lares tocaron en Zaragoza, Sevilla y Valencia (también lo hicieron en América) y todavía hay quien sigue en el monumental atasco de la A3 con coches abandonados en los arcenes a varios kilómetros del circuito de Cheste. La utopía de la penúltima les persigue desde entonces, pero recordando aquello, casi que mejor nos quedamos todos quietos con semejante apocalíptico recuerdo.

Muy diferentes fueron las circunstancias de Led Zeppelin, que llegaron a su fin por la muerte en 1980 del batería John Bonham ahogado en su propio vómito tras una borrachera salvaje. Los otros tres integrantes del mítico cuarteto de rock (Robert Plant, Jimmy Page y John Paul Jones) decidieron no seguir, y aunque el vocalista y el guitarrista colaboraron de vez en cuando en varios proyectos, nunca usaron el nombre de su vieja banda.

Hubo que esperar 27 años, pero la reunión se terminó produciendo en el O2 Arena de Londres en 2007 como homenaje a Ahmet Ertegün, cofundador de su discográfica, y con el hijo de Jason Bonham, hijo del difunto John, a la batería (así todo quedaba en familia). Tan solo 20.000 afortunados tuvieron la suerte de asistir a este momento histórico, cuyas entradas se sortearon en la web del grupo ante una demanda desorbitada con más de 20 millones de peticiones desde puntos de todo el planeta.

Una causa benéfica fue la que consiguió juntar de nuevo sobre un escenario 22 años después a Roger Waters con David Gilmour y el resto de Pink Floyd en el año 2005. Hablamos del Live 8, un macroconcierto solidario celebrado en el Hyde Park, también de Londres, a semejanza del Live Aid de 1985, que ya entrado el siglo XXI pretendía recaudar fondos contra la pobreza extrema en África.

Este reencuentro tan deseado y largamente esperado desató los rumores de una posible gira y nueva etapa para la influyente formación británica, pero los fans tuvieron que conformarse con ver a Roger, David, Nick Mason y Rick Wright hacer las paces en directo por televisión. Lo cual no fue en absoluto poco después de tantos años de distanciamiento y desencuentro.

Un bonito final que queda mejor que el de Barón Rojo, cuya formación original volvía a reunirse por sorpresa por su treinta aniversario en 2009, justo dos décadas después de la salida del vocalista Sherpa y el batería Hermes Calabria en 1989. Tras el divorcio a pares, los hermanos Carlos y Armando de Castro se encargaron de mantener el grupo de heavy rock a flote, eso sí, lejos de las cotas de éxito que llegaron a alcanzar en los 80, pero la vuelta de los otros dos miembros clásicos desató un interés renovado por su música.

Esta reconciliación duró un par de años y terminó con un concierto multitudinario en el Palacio Vistalegre de Madrid, pero las viejas rencillas nunca terminaron de curarse y los hermanos volvieron a quedarse a los mandos, con lo que la reconciliación nunca fue del todo cierta.

Sean de la manera que sean, estos reagrupamientos siempre son bien recibidos por los fans más acérrimos, que lo celebran comprando entradas para los conciertos con una pasión inusitada. Se vio también, por ejemplo, en el caso de La Polla Records, que decidieron celebrar su cuarenta aniversario volviendo a juntarse en 2019 a pesar de estar el grupo inactivo desde 2003. Llenaron dos veces el WiZink Center y otros muchos pabellones de la geografía española, e incluso dieron algunos conciertos multitudinarios en Latinoamérica. Lo disfrutaron y en 2021 volvieron a disolverse.

Cada caso es una historia, y tantas historias como casos. Como el de la banda de rock de Granda 091, que vivió su etapa clásica entre 1981 y 1996 y que, cuando ya nadie lo esperaba, decidieron juntarse otra vez en 2015. Más estrambótico es el de Amistades Peligrosas, con el que Cristina del Valle y Alberto Comesaña vivieron días de vino y rosas con su pop lúbrico entre 1989 y su separación, no precisamente amistosa en 2010 (tras un lustro sin hacer nada). Ella siguió con otras dos parejas masculinas sucesivas, pero la reconciliación llegó en 2020 y ahora son asiduos de fiestas populares y verbenas por todo el país.

Otra reunión de lo más sonada fue la protagonizada por The Police en 2007, nada menos que 23 años de poner fin a su laureada primera etapa (1977-1984) por todo tipo de fricciones personales y batallas de egos. No debía ser fácil por aquel entonces lidiar con Sting, quien emprendió una exitosa carrera en solitario sin que se anunciara formalmente la disolución de la banda.

Esto propició que a lo largo de los años se reunieran para tocar juntos esporádicamente en eventos como su ingreso en el Salón de la Fama, hasta que decidieron volver a la carretera para conmemorar las tres décadas de su primer sencillo. Tan en serio se lo tomaron que dieron nada menos que 150 conciertos, hicieron una caja estupenda y se retiraron de nuevo cada cual por donde vino para disfrutar de lo ganado.

Bien curioso es el caso de las boy bands que se desintegran al quemarse en unos pocos años de frenesí pop para que todos y cada uno de los integrantes prueben fortuna en solitario en una especie de juego del calamar en el que solo puede quedar uno. Y llamativo es que todas vuelven, aunque no sea el completo: Take That (como trío y sin Robbie Williams), Backstreet Boys, New Kids on the Block o NSYNC. ¿Volverán One Direction? No lo descartemos por ahora.

Aunque claro, el girl power de las Spice Girls es el que se impone aquí, pues arrasaron con todo en la segunda mitad de los años noventa e implosionaron con el cambio de milenio, aparentemente para siempre. Pero no fue así y desde entonces se han ido reuniendo en diferentes ocasiones, la última de ellas justo antes de la pandemia.

Son incontables los grupos, en definitiva, que se han pasado años diciendo que no para luego terminar diciendo inesperadamente que sí. Helloween en el metal, Pulp y Blur en el britpop, Rage Against the Machine en el rock alternativo o Blink-182 en el punk merecen también como poco la mención y son nombres lo suficientemente grandes como para que quede claro que siempre hay una oportunidad para el reencuentro mientras haya una oferta cada vez más suculenta sobre la mesa.

Pero por volver al principio y utilizando un adjetivo que le gusta muchísimo a Liam Gallagher, el desenfreno colectivo por Oasis que estamos viviendo contra todo pronóstico en 2024 se resume en una palabra: ¡bíblico!

Zircon - This is a contributing Drupal Theme
Design by WeebPal.