Joven, moderno, inteligente y guapo. Justin Trudeau ha sido el primer ministro más popular de Canadá en los últimos tiempos, pero después de casi diez años en el poder, está viviendo sus horas más bajas, con una importante crisis de gobierno a sus espaldas, una economía renqueante y unos índices de popularidad que han caído por los suelos.
En 2015 arrasó en las elecciones al frente del Partido Liberal y se ganó a los canadienses con su imagen de presidente moderno, activo en las redes sociales, progresista y con la promesa de poner fin a las políticas de austeridad engendradas tras la gran crisis económica de 2008.
Su imagen trascendió, incluso, las fronteras del país porque Trudeau no tardó en convertirse en una figura de alcance mundial, en la esperanza de la izquierda globalista, una especie de antítesis de Donald Trump frente al auge de los populismos de derechas.
Trudeau ganó también las elecciones de 2019 y 2021, pero su popularidad ha ido cayendo en los últimos años hasta alcanzar su punto más crítico el pasado mes de diciembre, con la abrupta dimisión de su ministra de Finanzas y viceprimera ministra, Chrystia Freeland, que expresó públicamente sus discrepancias con Trudeau por no hacer frente al "nacionalismo económico" de Trump.
Y es que el presidente electo de EEUU amenaza con imponer costosos aranceles a los productos canadienses, una medida que tendría "efectos devastadores" para la economía del país, en palabras del propio Trudeau, porque tres cuartas partes de las exportaciones de Canadá van destinadas a su vecino del sur.
Antaño muy crítico Trump, el primer ministro canadiense acudió en noviembre a su mansión de Mar-a-Lago para reunirse personalmente con el magnate neoyorquino en un intento de evitar esos aranceles. Ese encuentro, sin embargo, solo ha dado alas a sus críticos, que le acusan de rendir pleitesía al futuro presidente estadounidense, quien llegó a bromear con anexionarse Canadá.
Un 60% de la población desaprueba su gestión
Pero más allá de esa crisis de gobierno y la amenaza latente de Trump, Trudeau está en la picota por la economía. La inflación se disparó en el país tras la pandemia y, aunque ahora está más controlada, ha encarecido considerablemente el coste de vida y ha generado malestar en amplias capas de la población. A ello se suman el incremento del desempleo y el elevado coste de la vivienda.
Una encuesta del Instituto Angus Reid de Canadá indica que aproximadamente el 60% de la población canadiense desaprueba su gestión y sus niveles de aceptación apenas rondan el 30%, uno de los más bajos de la historia.
Ese malestar de la gente se palpa en las calles, donde ha sido increpado por manifestantes en varios actos. Sin ir más lejos, estas Navidades ha tenido que lidiar con varios ciudadanos que se han acercado para criticarle o directamente insultarle mientras disfrutaba de sus vacaciones esquiando en la Columbia Británica. Uno de esos momentos, en el que una mujer le viene a decir amablemente que se vaya a la mierda, se ha hecho viral en redes sociales:
La inmigración es otro problema que ha generado malestar en la sociedad. La política migratoria excesivamente laxa de su Gobierno ha provocado que Canadá haya recibido en los últimos tres años a cerca de 3 millones de inmigrantes, un flujo que a la economía del país le está costando digerir y que ha llevado a Trudeau a virar su discurso: el pasado octubre admitió que no ha habido "un equilibrio adecuado" y anunció un endurecimiento de las leyes de extranjería.
Asimismo, Trudeau ha tenido que hacer frente a algún caso de corrupción dentro de su gabinete. Incluso su familia ha estado investigada por conflictos de intereses por presuntamente favorecer a empresas de su entorno más cercano.
También le han estallado otros escándalos que se volvieron mediáticos y mellaron su popularidad, por ejemplo la publicación de fotos de su juventud en las que aparecía disfrazado y con la cara pintada de negro, algo que en Canadá se considera racista: Trudeau tuvo que pedir perdón públicamente por ese 'desliz' en sus años mozos.
La mayoría de analistas creen que el primer ministro no llegará a las elecciones del próximo mes de octubre porque su popularidad no solo ha caído entre los potenciales votantes, sino que también dentro de su propio partido han surgido voces críticas. Son ya varios los miembros del Partido Liberal que han pedido su renuncia, entre ellos George Chahal, un diputado de Calgary que escribió una carta a la formación para pedir su dimisión en un tono bastante duro. "El primer ministro ya no cuenta con el apoyo de su grupo parlamentario y, para mantener cierta dignidad, debería presentar su renuncia de inmediato", escribió Chahal en esa misiva.
En principio, las elecciones están previstas para el 20 de octubre, pero podrían celebrarse antes si Trudeau las adelanta o se produce una moción de censura, que no es descartable. En cualquier caso, las encuestas a día de hoy dan como ganador al Partido Conservador de Pierre Poilievre.