El actual secretario general de Movilidad Sostenible del Ministerio de Transportes, Álvaro Fernández Heredia, se perfila como el próximo presidente de Renfe, después de que Raül Blanco haya anunciado este lunes su dimisión. Su salida se hará efectiva el 14 de enero y, a partir de entonces, la llegada del actual número 3 del Ministerio supondrá poner al frente de la operadora ferroviaria a un hombre de máxima confianza del ministro, Óscar Puente.
Fernández Heredia llegó al Gobierno en marzo del año pasado para ocuparse de una nueva división creada por Puente -la Secretaría General de Movilidad Sostenible-, con el mandato de impulsar el despliegue de políticas de descarbonización del transporte, coordinar el desembolso de los 1.500 millones de fondos de la UE para que los ayuntamientos reduzcan el uso del coche individual y promocionar el transporte público, a pie o en bicicleta, del que es usuario.
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y doctor en Infraestructuras de los Transportes por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Fernández Heredia llegó al Ministerio procedente del Ayuntamiento de Madrid, donde era concejal de Más Madrid y uno de los 'padres' de Madrid Central durante la alcaldía de Manuela Carmena. Antes, había sido director gerente de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT), de donde saltó a su versión en Valladolid, la empresa de Autobuses Urbanos de Valladolid (AUVASA), durante los años en los que Puente fue alcalde de la ciudad.
Su designación al frente de Renfe supone que Puente pondrá a una persona de su máxima confianza para suceder a Blanco, que fue nombrado en febrero de 2023 por la exministra de Transportes, Raquel Sánchez, después del escándalo que provocó el error de diseño en torno a los nuevos trenes CAF que debían hacer los servicios de Cercanías y media distancia en Asturias y que se descubrió que no cabían, que eran demasiado grandes para los túneles por los que debían circular. Días después, dejaban sus cargos el entonces presidente de Renfe, Isaías Táboas, y también la que era secretaria de Estado de Transportes, Isabel Pardo de Vera.
Más que sorpresa, la dimisión de Blanco conocida este lunes y que se hará efectiva a mitad de mes también con la previsible llegada de Fernández Heredia ha provocado hastío dentro de Renfe, donde se lamenta que el continuo cambio de presidentes no rema en favor de la competitividad de la operadora, inmersa en una carrera por la Alta Velocidad con las otras dos compañías que operan algunas de estas líneas en España, Ouigo e Iryo y en hacer sostenible una compañía que, además de las rutas más rentables, opera otras en calidad de servicio público que no lo son en absoluto.
Fernández Heredia será el tercer presidente de Renfe desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno por primera vez en 2018 y sustituirá a Blanco, que no ha estado ni dos años en el puesto después de que fuera llamado por Raquel Sánchez -ambos del PSC- para presidir la operadora tras la salida de Táboas por el llamado 'gálibogate'. Antes, entre 2014 y 2018 ocupó el puesto el exministro de Justicia del PP, Rafael Catalá.
En la etapa de Puente al frente de Transportes, que empezó en noviembre de 2022, la dimisión de Blanco se suma a la destitución, en septiembre del año pasado, de Ángel Contreras, expresidente de la otra gran empresa pública dependiente de su Ministerio y del sector ferroviario, Adif.
Pugna por la Alta Velocidad y con Talgo
Además de la feroz competencia y de la guerra de precios que libran Renfe y Ouigo e Iryo, el nuevo presidente de Renfe tendrá que hacer frente a la obsolescencia de buena parte del material rodante, que en buena medida es responsable de las frecuentes incidencias, sobre todo en Cercanías, Alta Velocidad. En este sentido, tendrá ante sí la recepción de casi 500 nuevos trenes prevista para final de este año. También está por ver si 2025 es el año en el que Renfe logra uno de sus grandes objetivos, que el AVE llegue a París, un proyecto demorado constantemente debido a las trabas técnicas y burocráticas por parte de Francia que denuncia el Ministerio.
Por otra parte, deberá hacer frente a lo que Blanco definió la semana pasada como una relación "tan compleja y difícil" con Talgo, el fabricante de los trenes Avril que, desde su entrada en funcionamiento en mayo del año pasado, no han dejado de protagonizar fallos y contratiempos. El último, el pasado 1 de enero por un fallo informático que los dejó inmovilizados en el primer día del año.
Esta incidencia tendrá un coste que el presidente saliente de Renfe cuantificó en un millón de euros, en parte por los cambios y cancelaciones gratuitas a las que tuvo que hacer frente, y cuya reclamación será ya tarea, previsiblemente, de Fernández Heredia.