Un ciudadano que cambie las ventanas de su casa para aislarla mejor, que compre nuevos electrodomésticos que consuman menos energía o que, incluso, utilice un coche compartido para viajar puede ahorrarse hasta el 30% del coste de estas reformas y servicios, de acuerdo con un primer balance del Sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE) que echó a rodar el Ministerio de Transición Ecológica el año pasado para impulsar la eficiencia energética y que, sin embargo, está yendo a un ritmo más lento de lo previsto porque en su primer año en funcionamiento no ha logrado ahorrar tanta energía como en un principio estaba previsto.
El Sistema CAE es una cadena de ahorros que cuenta como moneda de cambio la energía que no se consume gracias a acciones de eficiencia energética que empiezan en los hogares , en negocios o industrias o por parte de los ciudadanos de a pie. Por ejemplo, cambiar ventanas para aislar mejor la casa, instalar aerotermia o cambiar los electrodomésticos a unos más eficientes figuran en un catálogo elaborado por Transición Ecológica de acciones por las que un sujeto autorizado puede emitir los certificados de ahorro energético, que después ha ampliado a otras actividades, como comprar un vehículo eléctrico, cambiar las ruedas del coche o recurrir a plataformas de coches compartidos.
Estas acciones -y otras de mayor envergadura, en industrias o lugares públicos como centros comerciales- arrancan una cadena en la que intervienen sujetos obligados e intermediarios y certificadores del ahorro. En su primer año de vida, el Ministerio asegura que se han certificado "más de 600 actuaciones" y una de las incógnitas es saber cuánto se ahorra exactamente, no solo las grandes empresas que están al final de la cadena y que, en última instancia, reducen con los CAE que compran su aportación monetaria al Fondo Nacional de Eficiencia Energética (FNEE), sino también de hogares y empresas en la base.
Meses después de que echara a rondar el Sistema CAE, actores implicados en distintos tramos de la cadena aseguran a este diario que las grandes empresas pueden comprar los certificados por más de 80 euros menos de la contribución económica que tendrían que hacer al FNEE por cada MWh y que, en la base, para los hogares los descuentos pueden llegar hasta el 30% de su inversión en cambiar la caldera de gas por una bomba de calor o por comprar un frigorífico más eficiente.
"La cobertura que te da el CAE para tu actuación viene a ser el 30% de la inversión", explica Juan Manuel García, Mánager Industria y Energía Dirección de Marketing Estratégico y Desarrollo de Negocio de AENOR, una de las empresas que "certifica los ahorros" que compran las grandes empresas por medio de los certificados.
Según explica, hay dos "parámetros" en los efectos del Sistema CAE para los hogares. Por una parte, está el ahorro en la factura por cambiar, por ejemplo, una caldera a una bomba de calor, "porque de cada 100 unidades de energía para mantener tu casa en temperatura, ahora vas a consumir 60 unidades", de modo que esas 40 unidas ahorradas desaparecen de la factura. Pero, además de eso, hay otro descuento, que para García es "el gran atractivo del Sistema CAE", que consiste en que por hacer una reforma o una compra en favor de la eficiencia energética que valga para emitir certificados, el hogar -o la empresa- tiene una 'gratificación' por parte de quien va a hacerlo y revenderlo después. "Te dan una cobertura de la inversión aproximadamente del 30%", asegura. "Es un ingreso a cuenta o un descuento, te lo pueden descontar del precio de lo que compras".
"Aunque parezca mentira, es un sistema en el que pueden ganar todos", asevera García. Los siguientes en ganar son los llamados "sujetos delegados" con capacidad para convertir en un Certificado de Ahorro Energético la actuación que lleva a cabo una empresa -por ejemplo, una cementera que cambia sus hornos a unos más eficientes- o un hogar -en este caso, se juntarán varias acciones, por ejemplo, la instalación de aerotermia de varios-. Por ello, esta industria u hogar recibe ese descuento del orden del 30% en su inversión y, a su vez, produce un ahorro energético que permite a un intermediario expedir CAEs que vende por un poco más al 'sujeto obligado' a contribuir al FNEE, es decir a las grandes empresas.
Hasta 80€/Mwh menos al Fondo Nacional de Eficiencia
En este punto aparecen intermediarios como la empresa DELCAE, con capacidad para trabajar directamente con grandes clientes con los que emiten CAE -por ejemplo, una fábrica- o de comprar los ahorros más pequeños a otros intermediarios, por ejemplo, una empresa de aerotermia que trabaja con hogares. Según explican, en ocasiones su beneficio en esta transacción es tanta como que hay veces en las que un instalador que tiene acumulados ahorros energéticos por haber hecho reformas en varias viviendas se da por satisfecho por haber tenido esos clientes que, sin figurar dentro del Sistema CAE, quizá se habrían ido a la competencia. "Hay ocasiones en los que un intermediario no revaloriza el CAE, en que no gana nada por la transmisión porque su ganancia y a está en tener el cliente", señalan.
DELCAE ha estado vendiendo esos CAES por un valor que oscila entre los 80 y los 130 euros/MWh a las grandes empresas, que se ahorran de pagar al FNEE entre 82 y 32 euros/MWh, la distancia que hay hasta los 182 euros/MWh fijado por Transición Ecológica para 2024.
Menos eficiencia de la prevista
En sus primeros meses, AENOR considera que el Sistema CAE es capaz de beneficiar a todos los actores de la cadena: a los hogares y empresas que hacen sus reformas para la eficiencia, a los intermediarios que ganan en la compra-venta del CAE que emiten por ello, a las grandes empresas que reducen su aportación dineraria al FNEE y también al Gobierno, porque con él es capaz de "aflorar" ahorros energéticos antes invisibles y que ahora también puede acreditar ante la UE. Sin embargo, las cifras entre lo que se preveía y el resultado en 2024 reflejan que su aplicación no está yendo todo lo bien que esperaba en un principio el Gobierno.
Según un balance elaborado por el directivo de AENOR en diciembre pasado, el Ministerio de Industria habría previsto un ahorro de energía equivalente a 2.800 GWh, mientras que para esa fecha el volumen de los CAE registrados equivalía a 1800 GWh, según la cifra que ofreció, también en diciembre, el Ministerio de Transición Ecológica.
"La realidad" es que "el mercado va más lento de lo previsto" que las cifras para 2024 "probablemente no se consigan hasta 2026", constataba Díaz que, en conversación con este periódico, apuntaba como uno de los hándicaps que este sistema no se conoce demasiado todavía a pie de calle. Según apunta, en el año de su arranque han recurrido sobre todo al Sistema CAE las industrias y al sector terciario, como oficinas o centros comerciales -o incluso el Teatro Real, la primera 'actuación singular' en la que Endesa actuó como sujeto delegado y AENOR, como verificador de un ahorro energético- y ahora debería centrarse en el sector residencial. "Esto es dinero en vena a cuenta de algo que no se monetizaba y ahora se va a monetizar. Antes lo hacías porque en lugar de pagar 100 en la factura ibas a pagar 70 pero ahora la cobertura del 30% es un acicate", asegura Díaz.
De momento y para impulsar el Sistema CAE, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, cerró su primer mes en el puesto y el último mes de 2024 anunciando incentivos extra para la industria que emprenda acciones para favorecer la eficiencia energética. Además, el Ministerio prevé elevar de nuevo en 2025 la contribución que las grandes empresas tienen que hacer al Fondo Nacional de Eficiencia Energética, 189 euros/MWh, según plantea en el borrador que sometió a consulta el día de Nochebuena. Son siete euros más que en 2024 y 27 más que en 2023 que hacen más atractivo comprar en su lugar CAES más baratos, que, de nuevo parten, de pequeñas y grandes acciones en hogares y negocios en favor de la eficiencia energética.