La comunicación no verbal es un lenguaje corporal universal pero que se construye de una forma muy individual. Muestra de ello es la actitud y la expresividad de Rodolfo Sancho y de Silvia Bronchalo, los padres de Daniel Sancho, y que tras conocer la sentencia a cadena perpetua de su hijo, aparecen ante los medios de comunicación de una manera radicalmente opuesta.
Ante el mismo hecho, la madre es incapaz de disimular su abatimiento; visiblemente afectada por la condena de su hijo hasta tiene que sujetarse de la persona que le acompaña porque se tambalea al bajar las escaleras. Su actitud está fatigada, camina cabizbaja y apesadumbrada, con semblante serio, su expresividad emocional se explica a través del dolor, la tristeza y la aflicción.
En cambio, el padre mantiene su actitud estoica y desciende con una disposición diligente la escalinata. Incluso sonríe y agradece los gritos de cariño y ánimo de algunas personas que se han congregado a su salida. Los periodistas le preguntan por cómo lo está llevando, a lo que él responde: "A seguir luchando. Siempre a seguir luchando".
A la salida del Tribunal Provincial de Koh Samui, ni la madre Silvia Bronchalo, que ha salido la primera, ni el padre Rodolfo Sancho han hecho ninguna declaración, cuenta para El Confidencial Joaquín Camposhttps://t.co/1MTeR9n5N5 pic.twitter.com/qjYi3hSzsw
— El Confidencial (@elconfidencial) August 29, 2024
Sorprende la potencia que desprende su voz, la entereza con la que realiza sus declaraciones. Su prosodia emocional proyecta seguridad y confianza a través de su voz elevada e intensa. Da la sensación de que realmente lo que quiere es enviar un mensaje a su hijo, una promesa, en la que le transmite su confianza y fortaleza, con dureza y vitalidad.
