La brecha económica entre las generaciones más jóvenes y las de mayor edad se sigue agrandando. Los últimos datos de renta publicados por el INE el pasado jueves apuntan a que el ingreso medio por persona de los mayores de 65 años fue un 27,8% superior al de los menores de 30 en 2023 (último año con datos disponibles). Mientras que la renta promedio de la población sénior alcanzó ese año los 17.208 euros anuales, la de los ciudadanos entre 16 y 29 años se situó en 13.463 euros.
La renta que percibieron los mayores de 65 —fundamentalmente, en forma de pensión— aumentó un 6,3% en 2023 respecto al ejercicio anterior. Un incremento que superó al del ingreso medio general del país (5,1%) y al de los jóvenes, que se alzó un 5%. La fuerte revalorización de las pensiones en un contexto de elevada inflación explica buena parte del mejor comportamiento económico de ese colectivo.
A diferencia de la estadística salarial, los datos de rentas tienen en cuenta cualquier tipo de ingreso (salario, subsidio, prestación por desempleo, pensión...) o ausencia del mismo. Esto explica por qué la renta media por persona del país es más reducida que el salario medio. La estadística contabiliza también a todas las personas que no perciben ingreso alguno, como es el caso de los hijos que no trabajan.
La brecha de renta entre la generación que está empezando su vida laboral y la que ya ha concluido su carrera se abrió durante la gran crisis financiera que sacudió a España y al mundo entero a partir de 2008. La catástrofe económica se cebó especialmente con los jóvenes, que sufrieron más que el resto la realidad del paro y salarios precarios. Al mismo tiempo, los mayores de 65 años salieron mejor parados de la crisis. Las pensiones se congelaron algunos años, pero no se recortaron. Y las revalorizaciones aprobadas durante los últimos años han blindado su poder adquisitivo.
Las cifras son profundamente llamativas. La generación actual de mayores de 65 años tiene una renta real un 23% superior a la que tenía ese mismo grupo poblacional en 2007, antes de que estallara la crisis. Esto significa que, incluso descontando el efecto que han tenido las subidas de precios desde entonces, la capacidad económica de la generación actual de jubilados es sustancialmente mayor que la que tenía este grupo de edad antes de la gran crisis.
Sin embargo, con los jóvenes ha sucedido justamente lo contrario. Durante los peores momentos de la crisis, los ingresos de la población que iniciaba su andadura laboral se desplomaron. La renta media real de esta franja de edad llegó a caer un 25% en términos reales en el pico más agudo de la crisis. Con el despertar económico a partir de 2014, se recuperó una parte del territorio perdido, pero todavía en 2023 los ingresos reales de los jóvenes eran más bajos que en 2007. En concreto, el ingreso real medio de esta generación era, todavía en 2023, un 5% más bajo que el que tenían quienes iniciaron su andadura laboral antes de la gran crisis.
Los mayores mejoran su posición económica relativa
Los cambios vividos en los últimos tiempos han provocado que se produzcan movimientos también en la escalera de ingresos del país. La generación actual de mayores de 65 años tiene una posición económica relativa notablemente mejor que la que tenía este grupo en 2007. En aquella fecha, el 62% de la población sénior pertenecía a la mitad del país que menos ingresa.
Antes de la crisis financiera, era más habitual encontrarse a jubilados en los peldaños más pobres del escalafón de ingresos en España y menos frecuente en los niveles altos. Tras los cambios sucedidos en los últimos años, su situación de ingresos es mucho más equilibrada.
Con los jóvenes ha sucedido lo contrario. En 2007, el 48,4% de los jóvenes pertenecían a la mitad con menos renta del país. Sin embargo, ahora representan el 53,2%, algo más de la mitad. La población entre 16 y 29 años tiene ahora más peso entre quienes menos ganan y lo han perdido entre los que más ingresan. Aunque el efecto es mucho más sutil que el de las generaciones de edad avanzada.
¿Qué ha sucedido?
La brecha generacional entre mayores y jóvenes tiene un componente demográfico importante. La generación que tiene ahora más de 65 años ha tenido, generalmente, carreras laborales más largas y estables que la de sus antecesores y mejor retribuidas. Esto les da derecho a pensiones más elevadas. En 2007, la pensión media de jubilación era de 760 euros. En cambio, en 2023 ascendía ya a 1.375 euros, un alza del 81% que supera con creces la subida de los precios en ese tiempo. Además, el blindaje del poder adquisitivo de las pensiones desde 2022 les ha permitido capear el temporal de inflación sin perder poder adquisitivo.
En contraste, la situación salarial de los jóvenes no ha mejorado sustancialmente. De hecho, es todavía peor que antes de la crisis. Tanto el salario medio de la población entre 16 y 24 años como el de los habitantes entre 25 y 34 no han sido capaces de batir a la inflación en ese periodo.