Así son los superreconocedores: la habilidad que solo posee un 2% de la población

Para la mayoría de nosotros, cuando decimos ‘me he quedado con tu cara’, es solo una expresión común y una forma de hablar, pero para unos pocos, esta afirmación es 100% literal y verídica. Estamos hablando de los superreconocedores, un grupo de personas con una habilidad extraordinaria: retener casi todas las caras que han visto en sus vidas, incluso aquellas que pasaron ante sus ojos fugazmente.

El término ‘superreconocedores’ se acuñó en 2009, tras un estudio realizado por el psicólogo estadounidense Richard Russell. Las personas con esta capacidad para recordar rostros, incluso después de un breve vistazo, representan solo un 2-3% de la población.

El potencial de reconocer 5.000 caras

¿Cuántos rostros somos capaces de retener a lo largo de nuestra vida? Un estudio realizado por la Universidad de York en colaboración con la Universidad de Aberdeen concluyó que los seres humanos podemos reconocer una media de 5.000 caras, incluyendo familiares, amigos, personas habituales del entorno y rostros de personas famosas. En comparación, un superreconocedor puede doblar esa cifra y superar las 10.000 caras memorizadas.

Para el reconocimiento facial, la estructura clave es el giro fusiforme (FG, por sus siglas en inglés) del cerebro, que juega un papel crucial en nuestra habilidad para procesar e identificar rostros de manera eficiente y precisa. La FG parece estar especializada en el análisis de características faciales y la integración de esta información para formar una representación coherente de una cara. Se estima que los superreconocedores pueden recordar más del 80% de los rostros que han visto, frente al 20%, aproximadamente, de capacidad para recordar caras de la población común.

Superreconocedores en la seguridad nacional

La habilidad de los superreconocedores para recordar caras tiene aplicaciones prácticas. Por ejemplo, en el ámbito de la seguridad nacional, localizar a delincuentes o terroristas es una tarea compleja. En ocasiones, solo contamos con una imagen de mala calidad del sospechoso. Aquí es donde entran en juego los superreconocedores. Pueden retener con gran precisión rasgos como la forma de los ojos, cejas, nariz, grosor de labios, textura de la piel o movimiento facial. Incluso pueden identificar a personas que llevan prótesis faciales o maquillaje para hacerse pasar por otra persona.

Uno de los casos más conocidos que involucró a los superreconocedores fue cuando los agentes de una unidad especial de Scotland Yard identificaron a dos agentes rusos como sospechosos del intento de asesinato del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija, tras revisar 11.000 horas de grabaciones.

Esta curiosa habilidad, presente en un grupo reducido de personas, ha demostrado ser más efectiva que los sistemas de reconocimiento facial tecnológicos. Aunque todavía no se comprende completamente cómo se activa y funciona el giro fusiforme en el cerebro de los superreconocedores, esta capacidad excepcional se utiliza en el reclutamiento y adiestramiento de la inteligencia británica y sigue siendo objeto de estudio. Todavía hay mucho por descubrir sobre cómo los superreconocedores logran esta hazaña y cómo podría aplicarse en otros campos.

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