Más de once ficheros rojos se aposentaban este lunes en el estrado del Tribunal Penal de Morbihan, en Vannes (Francia). Esas gruesas carpetas llenas de archivos guardan en su interior las pruebas de uno de los casos de pederastia más brutales de la historia del país. Joël Le Scouarnec, de 74 años, se sentará a partir de esta semana en el banquillo acusado de agredir sexualmente a 299 menores de una media de 11 años entre 1989 y 2014. Los abusos se habrían cometido durante revisiones médicos e incluso después de que los menores fueran intervenidos y cuando aún no habían despertado de la anestesia. Los mismos también se relatan minuciosamente en decenas de diarios que el cirujano fue atesorando durante años, como una suerte de libro de los horrores donde se jactaba de ser intocable y de haber podido violar a menores durante treinta años sin ser denunciado ni pillado.
"El acusado reconoce su responsabilidad en la gran mayoría de los hechos. En ningún caso el señor Le Scouarnec pretende eludir sus responsabilidades", señalaba Maxime Tessier, el abogado del septuagenario, a los medios franceses tras la apertura de juicio oral de este lunes, que dará paso a cuatro meses de sesiones con decenas de declaraciones, incluidas las de la familia del doctor, casado y con tres hijos, o las de las víctimas, que se producirán entre el 5 de marzo y el 16 de mayo. En el mismo, además de poner luz a las atroces prácticas del acusado de violación y agresión sexual agravada, también se pondrán sobre la mesa las disfunciones en el sistema sanitario que permitieron a este cirujano actuar durante más de tres décadas en varios hospitales y clínicas, públicos y privados, del oeste del país, sin que fuera alejado de los menores pese a numerosas señales de alerta.
Varias asociaciones de defensa de los menores, como Solidaires y Nous Toutes, se han concentrado ante el tribunal de Vannes para denunciar lo que consideran deficiencias de las instituciones médicas. "La mayoría de las violaciones escapan al castigo de la ley. Pedimos que se escuche y se crea a las víctimas y que las instituciones pongan los medios necesarios para que toda esta violencia, estos horrores, estas atrocidades acaben de una vez por todas", ha dicho la portavoz del colectivo de defensa de los menores Solidaires, Morgane Guessant. "Yo solo quiero que (Le Scouarnec) reconozca lo que ha hecho y que pague por ello", ha explicado entre lágrimas el padre de Mathis, que se suicidó catorce años después de haber sido violado por el médico (en 2007) cuando tenía tan solo diez años.
El proceso contra Le Scouarnec, que se celebra pocos meses después del de Gisèle Pelicot, violada por su marido y por decenas de hombres bajo sumisión química, ha levantado una enorme atención mediática en Francia: en total hay 467 periodistas de 110 medios están acreditados, 40 de ellos extranjeros. Aunque durante la audiencia de este lunes, que ha comenzado a las 13.00 horas, tan solo se ha permitido el acceso a la sala a una decena de periodistas. A la misma, el acusado, que cumple una pena de 15 años desde 2020 por delitos similares, ha llegado bajo fuertes medidas de seguridad. Tampoco se permitirá que se difunda ninguna imagen Le Scouarnec.
"Masoquista, escatológico y pedófilo"
Para el cirujano se pide una condena de hasta 20 años de cárcel (la mayor por violación agravada) por varios delitos, muchos de los cuales él mismo ha reconocido y otros que han salido a la luz por una escrupulosa investigación basada en los diarios que minuciosamente rellenaba con sus agresiones y abusos. En esos diarios, en los que narra caricias, felaciones o penetraciones con los dedos, entre otras cosas, Le Scouarnec reconocía ser un "exhibicionista, voyeur, sádico, masoquista, escatológico, fetichista, pedófilo", y aseguraba "ser muy feliz" con todo ello.
Los diarios se encontraron en 2017 durante el registro de su casa después de que la hija de unos vecinos, de seis años, denunciara una violación que destapó la vida criminal que llevaba el médico, que de puertas para afuera contaba con muy buena reputación entre sus compañeros. Todo ello pese a que en 2005 fue condenado a cuatro meses de prisión exentos de cumplimiento por tenencia de material pedo-pornográfico dentro de una investigación abierta por el FBI con ramificaciones en diversos países.
Le Scouarnec escribió entonces en sus diarios que se salvó "por los pelos" y continuó ejerciendo su profesión y alimentando más sus fantasmas pedófilos. Una cadena de errores administrativos impidieron que aquella condena figurara en su ficha penal cuando ese mismo año pasó de ejercer en un hospital privado de Vannes a uno público de Quimperlé, también en Bretaña, donde siguió cometiendo abusos a menores.
Su modus operandi era minucioso. Abusaba de los menores en sus habitaciones, escudándose en su condición de médico, de adulto y en la enfermedad de los pacientes, a quienes hacía todo tipo de tocamientos mientras les efectuaba presuntas revisiones, que luego registraba en sus diarios. De los adolescentes abusaba en los quirófanos, cuando estaban todavía bajo los efectos de los anestésicos y siempre evitando ser visto por otros compañeros que asistían a las operaciones.
Entre las víctimas por las que será juzgado, la mitad hombres, muchos son los que han reconocido secuelas psicológicas que pudieron achacar a los abusos de Le Scouarnec cuando declararon lo ocurrido ante la Policía. Del total de abusos de los que está acusado, los instructores han calificado 111 como violación agravada y 189 como agresión sexual agravada, que deberán ser analizados durante los cuatro meses que tiene previsto durar el juicio. Se prevé que el veredicto se conozca el 6 de junio.