Los de Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo coinciden en rebajar el movimiento de Junts, que a última hora de este lunes cerraba un acuerdo con el PP para eliminar el impuesto de generación eléctrica en contra de los intereses del Gobierno. Lo hacía, además, horas después de lanzar su primer órdago al jefe del Ejecutivo, al que pidió formalmente que se someta a una cuestión de confianza. No obstante, en aras de no poner en riesgo la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, los socialistas opinan que los independentistas tan solo han llegado a "un acuerdo puntual" con la oposición, mientras que los populares hablan de "una "coincidencia ideológica" en materia económica. Así, que los primeros normalizan el golpe de uno de sus principales socios mientras que los segundos reniegan de un posible acercamiento con la formación de Carles Puigdemont.
El portavoz parlamentario popular, Miguel Tellado, defendía este martes que el acuerdo alcanzado con Junts —con el apoyo de Vox, ERC y PNV—para eliminar el impuesto sobre el valor de la producción eléctrica, [actualmente fijado en el 7%] "evidencia que la mayoría de progreso de la que habla Sánchez y sus ministros no existe". Así, tildaba el pacto de "éxito parlamentario" del PP. No obstante, lo limitó a eso, a un acuerdo puntual, rebajando cualquier pretensión de acercamiento entre ambas formaciones.
También lo hacían desde Génova, donde evitaban hablar de un "un frente común" contra el Gobierno y situaban su pacto con los de Puigdemont en "una coincidencia programática o ideológica". Además, insistían en la idea que ya han defendido en ocasiones anteriores: "No es raro que Junts y PP coincidan en lo económico". "Hay días en los que los de Junts se levantan y no se sienten progresistas", añadían fuentes populares en tono irónico.
Como ocurrió el pasado 28 de agosto, cuando Junts dijo no tener "una coalición con los socialistas" y no ser socios de este Gobierno para advertir de que no se lo pondrían fácil a Sánchez si este no cumple con su parte del acuerdo de investidura. El día anterior también se alineó con el PP votando a favor de varias comparecencias de ministros y del propio Sánchez. Y apenas un mes antes los de Puigdemont también tumbaron el techo de gasto al Gobierno. Con todo, los populares se reafirman en la idea de que Junts vota junto al PP cuando le interesa presionar a Sánchez.
Desde Moncloa también rebajan la enmienda transaccional firmada por PP y Junts a un movimiento puntual de sus socios parlamentarios y le restan importancia. Fuentes gubernamentales sostienen que no es realista pensar que hay un acuerdo a una escala mayor entre el PP y Junts. "Es de absoluta ficción", valoran desde el Ejecutivo, que recuerdan que no hay otra alternativa posible a la mayoría parlamentaria que sostiene al Gobierno. De hecho, resaltan las declaraciones de Jordi Turull, secretario general de Junts, este martes en las que descartó de plano apoyar una eventual moción de censura del PP y Vox e incluso la calificó de "fantasía". "Si con Sánchez no nos fiamos, imagínese con Feijóo. Si Feijóo presenta una moción de censura y espera el voto de Junts, lo he dicho siempre, es una fantasía. No lo haremos", remachó.
En cualquier caso, la coalición del Gobierno que conforman PSOE y Sumar ya maniobró ayer para intentar tumbar el acuerdo entre PP, Vox, Junts, ERC y PNV para eliminar el impuesto a la generación eléctrica. Haciendo uso de su mayoría en la Mesa de la comisión de Transición Ecológica, congelaron sine die el avance de la norma en la que se incluirá la eliminación de la tasa. Y pase lo que pase, desde Moncloa están seguros de que se "arreglará" con alguna fórmula que aún están buscando. Una de ellas podría ser la modificación vía decreto del porcentaje del impuesto para volver a subirlo al 7% en el caso de que la rebaja salga adelante. En cualquier caso, si se sigue este cauce necesitarían reunir una mayoría para convalidar el decreto.
Y para que nada de esto afecte a las relaciones entre el Gobierno y Junts en medio de la negociación presupuestaria, los socialistas operan a dos bandas, como en una suerte de estrategia de 'poli bueno' y 'poli malo'. Mientras que el grupo parlamentario socialista será el que trate de encontrar la fórmula reglamentaria para intentar revertir la supresión del gravamen, el Gobierno se desentiende de cualquier pulso o maniobra que pueda importunar a Junts y rechazan interpretar cualquiera de sus órdagos. Insisten en su máxima de 'discreción en las conversaciones y publicidad en los acuerdos' y en que en este momento están en la primera fase. "Hablamos y negociamos, poco a poco".
Lo mismo harán en lo que respecta a la proposición no de ley (PNL) de los posconvergentes para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza. En Moncloa delegan en la Mesa del Congreso cualquier posicionamiento sobre esta iniciativa y se limitan a dudar de que Junts quiera realmente una moción de censura o mecanismo que lleve al mismo propósito. Y, aunque reconocen que es "anómala", eluden subir el tono contra los de Carles Puigdemont. "Cualquier interpretación tiene el tiro errado", reconocen, al tiempo que cargan de toda culpa al PP. "Si Feijóo puede presentar una moción de censura, que lo haga, que consiga los votos", señalan desde el Ejecutivo.
Mientras tanto, el PSOE sostiene que sí que hay argumentos y precedentes para que la Mesa no califique la iniciativa. En concreto, apuntan al año 2013, cuando no se tramitó una iniciativa socialista para pedir responsabilidades políticas a Mariano Rajoy porque, según expusieron los letrados, suponía una "moción de censura encubierta", lo que fuentes parlamentarias señalan que también se podría aplicar en el caso de esta iniciativa de Junts.