¿Por qué no paran de cambiar las probabilidades de que el asteroide YR4 impacte contra la Tierra?

Cuando sus probabilidades de impacto contra la Tierra subieron al 3,1%, el asteroide 2024 YR4 comenzó a estar en boca de todos. Se habló del Protocolo de Seguridad Planetaria que protege a la humanidad, se valoró en qué países podría impactar e incluso las posibilidades de detenerlo. Sin embargo, días después de que el mundo entero empezase a paniquear, las probabilidades bajaron casi a cero, en concreto, al 0,003878%.

"Entre los asteroides de más de 30 metros de tamaño, 2024 YR4 ostenta ahora el récord de probabilidad de impacto más alta alcanzada y el mayor tiempo transcurrido con una probabilidad de impacto superior al 1%", explica la ESA. Pero, ¿a qué se deben esta constante variación en las probabilidades de impacto?

A más observación, menos riesgo

La trayectoria inicial de un asteroide es generalmente indefinida, con una gran "región de incertidumbre" a lo largo de la misma. A medida que aumentan las observaciones, la zona se estrecha y aumenta la predictibilidad del asteroide y el ajuste a su probabilidad del impacto. Con más observaciones, como la observación continua con telescopios desde la Tierra y dispositivos especializados como el telescopio espacial James Webb, los cálculos deberían ser más precisos.

"A medida que se realicen más observaciones del asteroide, la región de incertidumbre seguirá reduciéndose y la probabilidad de impacto puede seguir aumentando. Si llegamos a un punto en el que la Tierra ya no se encuentre dentro de esta región, la probabilidad de impacto caerá rápidamente a cero", informaba la Agencia Espacial Europea.

Las órbitas de los asteroides se ven modificadas cada vez que completan una revolución alrededor del Sol, esto se debe a la atracción gravitatoria tanto de los planetas como de cualquier objeto celeste que se cruce en su trayectoria cósmica.

¿Qué riesgo supondría su impacto?

Aunque el asteroide 2024 YR4 no es tan grande como para provocar un evento de extinción, sigue siendo lo suficientemente extenso como para haber conseguido el apodo de 'destructor de ciudades'.

De hecho, según las previsiones, sería capaz de eliminar por completo una ciudad, liberando unos 8 megatones de energía en el momento del impacto, hasta más de 500 veces la energía que liberó la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima (Japón) y que acabó con la vida de aproximadamente 140.000 personas a finales de la Segunda Guerra Mundial, según National Geographic.

Este cuerpo podría causar un impacto similar al del cráter Barringer, en Estados Unidos, y que exterminó toda forma de vida en un radio de cuatro kilómetros. También podría desintegrarse en el aire, lo que podría causar un desastre comparable al bólido de Tunguska (Rusia), que en 1908 arrasó la vegetación de una extensión similar a la isla de Gran Canaria. Si finalmente se confirmase un impacto, el corredor de riesgo seguirá una línea que va desde Venezuela hasta la India, cruzando sobre el Atlántico y África a la altura del golfo de Guinea.

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