La paz en Siria pasa por la reunificación de su territorio, pero los intereses geopolíticos no lo harán sencillo. Los intentos de unificación de Siria entra el Gobierno de transición liderado por los rebeldes islamistas y las fuerzas kurdas que controlan el noreste del país siguen chocando con los intereses del principal valedero de los rebeldes: Turquía. Altos funcionarios estadounidenses han asegurado este martes que el Ejército turco y sus milicias aliadas están acumulando fuerzas a lo largo de la frontera con Siria, replicando lo ocurrido en 2019 cuando Turquía realizó una operación a gran escala que acabó con la ocupación del parte del territorito sirio.
Según ha publicado The Wall Street Journal a través de dichas fuentes, este hecho que comenzó tras la caído de Bachar al Asad hace poco más de una semana ha hecho saltar las alarmas de que Ankara se está preparando para una incursión a gran escala en territorio en poder de los kurdos sirios respaldados por Estados Unidos. Las fuerzas incluirían combatientes de la milicia, militares turcos y artillería en gran número que se concentran cerca de Kobane, una de la ciudades más importantes del enclave kurdo en Siria en la frontera norte con Turquía. Según uno de los funcionarios, la operación transfronteriza turca podría ser inminente, mientras que otra de la fuentes consultadas asegura que "están centrados en ello y presionando para que haya moderación".
Mientras tanto, Ilham Ahmed, un funcionario de la administración civil de los kurdos sirios, envió este lunes una carta al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump (que tomará posesión el 20 de enero), para que presionara al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a no llevar a cabo esta operación. Ahmed recoge en la carta consultada por el medio estadounidense que "si Turquía sigue adelante con su invasión, las consecuencias serán catastróficas", ya que solo en Kobane hay más de 200.000 personas que se verían forzadas a huir.
Lo cierto es que fue precisamente el Trump durante su primera mandato el que retiró parcialmente las tropas estadounidenses del noreste de Siria. Esto forzó a los kurdos a llegar a un acuerdo con el Gobierno de Al Asad para no perder el territorio ganado y recibir apoyo en la invasión turca. Pese a todo, la administración Trump ayudó a negociar un alto el fuego a cambio de que los kurdos cedieran kilómetros de territorio fronterizo a los turcos. Turquía tiene una histórica lucha con los kurdos, cuyas instituciones políticas como el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) considera terroristas.
Las milicias kurdas de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) han acusado al Gobierno de Turquía de estar detrás del fracaso de las negociaciones para lograr una tregua permanente en las regiones de Manbij y Kobane. "Los esfuerzos de mediación encabezados por Estados Unidos para declarar una tregua permanente en las regiones de Manbij y Kobane no han tenido éxito debido a la actitud de Turquía al abordar los esfuerzos de mediación y su evasión a aceptar puntos clave", ha denunciado el portavoz, Farhad Shami.
El portavoz ha explicado que entre los asuntos en juego figuraba "el traslado de los combatientes restantes del Consejo Militar de Manbij y los civiles que deseaban trasladarse a zonas más seguras en el norte y el este de Siria" y "la resolución de la cuestión relativa al traslado de los restos de Suleiman Shah a su antigua ubicación". "A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por detener la guerra, Turquía y sus milicias mercenarias han seguido intensificando su conflicto en el último período", ha denunciado.