El gobernante Partido Socialdemócrata (PSD) ha ganado las elecciones legislativas en Rumanía con una ventaja de cinco puntos sobre la ultraderechista Alianza por la Unidad de los Rumanos (AUR).
Los últimos resultados facilitados por la agencia de noticias rumana Mediafax (con un 96% escrutado) otorgan un 22,5% de los votos al PSD, que mantiene su posición frente al AUR de Calin Georgescu. La fuerza antieuropeísta ha obtenido un 17,7%, conteniendo hasta el momento la emergencia de extrema derecha y el nacionalismo, protagonistas de un enorme salto de popularidad desde los últimos comicios.
Les siguen los liberales (PNL) con un 13,6% de los apoyos, y un punto por debajo se sitúa la conservadora Unión para Salvar Rumanía (USR) de Elena Lasconi, que dio el sorpasso al primer ministro, Marcel Ciolacu, en la primera ronda de las presidenciales hace una semana.
En cuanto al Senado, el PSD roza el 23%, superando en cinco puntos porcentuales al AUR. De nuevo por detrás quedan el PNL y el USR, con un 14,5 y casi un 12% respectivamente.
Si bien hasta el momento las diferencias ideológicas en Rumanía transitaban entre conservadores y progresistas, el actual tablero político ha derivado en una confrontación que se sitúa entre proeuropeístas y nacionalistas euroescépticos, de donde podrían surgir alianzas imposibles como la de socialdemócratas y la USR.
Un escenario "muy posible" que ya fue sugerido durante la semana por el primer ministro Ciolacu, quien añadió a esta ecuación a los liberales, también en crisis, todo con el objetivo de no entorpecer el resto de aspiraciones europeas de Rumanía, como la adopción del euro como moneda.
Para agravar el caos de la temporada electoral en Rumanía, existe una orden judicial para un recuento de la primera ronda de las elecciones del 24 de noviembre después de que altos funcionarios de seguridad denunciaran que la contienda se vio inclinada de manera artificial por la intromisión rusa.
La decisión del Tribunal Constitucional de Rumanía plantea la posibilidad de que ordene una repetición de la votación de la primera vuelta, una decisión que podría inflamar la ira de los votantes por la inflación, la pobreza y la corrupción.
El auge de la ultraderecha representa en cualquier caso un refuerzo para el sorprendente candidato ultranacionalista Georgescu de cara a una hipotética segunda vuelta de las todavía inciertas elecciones presidenciales que le enfrentaría a Lasconi. Si bien Rumanía es una democracia parlamentaria, la figura del presidente influye en la agenda política, por lo que es difícil gobernar si no existe cierta colaboración.