El Barça ganó este domingo en Sevilla y mostró, con un contundente 1-4, su deseo y capacidad de pelear por una liga que vuelve a ponerse la rojo vivo. La victoria fue clara, pero no por ello quedó exenta de polémica arbitral en dos acciones de jugadores del Barça contra las que clama el sevillismo.
La primera llegó muy pronto, en una contra en el minuto 16 de la primera mitad que acabó con Isaac Romero en el suelo pidiendo penalti tras ser presuntamente trastabillado por Szczesny. El árbitro dejó correr el juego y no vio infracción en una acción muy justita.
El estadio reaccionó con cabreo, como es habitual, pues el ariete sevillista estaba en posición cómoda para poner el 2-1 en el marcador antes de caer al suelo.
La segunda jugada cuestionada es otro derribo en el área, esta vez de Koundé sobre Sow en el 54, ya en la segunda mitad cuando el Barça mandaba en el marcador por 1-2.
La jugada estuvo cerca de terminar en gol de los locales, pero el pase de la muerte de Saúl a Sow quedó en nada después de que este cayera al suelo. No pudo rematar y, en la siguiente acción, Raphinha colocó un inapelable latigazo en el fondo de la portería de Nyland.
Resuelto con goleada, pero no exento de polémica, acabó un partido que pone a los culés, con 48 puntos, a tan solo dos puntos del liderato que ostenta ahora el Real Madrid.
