Sánchez, gobernar u ocupar el poder

Como era de esperar, en el Comité Federal Pedro Sánchez pasó de puntillas sobre el contenido del pacto con ERC y no aclaró si Cataluña tendrá concierto y cupo. Se limitó a prometer más dinero para todas las comunidades y a reconocer más singularidades en la nueva financiación autonómica. Si una de las coletillas con las que el dictador Franco adornaba sus discursos era "españoles todos", el demócrata Sánchez está a un paso de llamarnos "singulares todos (y todas)", en coherencia con la exaltación de lo particular y del privilegio territorial sobre lo común y la equidad.

Pese a la ruptura con el ideario federal del PSOE, cuyo programa de reformas constitucionales se concretó en Granada (2013), bajo la secretaría general de Pérez Rubalcaba, las voces públicas de oposición interna son escasas, se limitan al castellanomanchego Emiliano García Page y al aragonés Javier Lambán, o a personalidades relevantes sin cargo, como Felipe González, Ramón Jáuregui o Josep Borrell, quien pronto dejará de ser el jefe de la diplomacia europea. El adelanto del cónclave socialista a finales de noviembre es una forma de amarrar el partido abriendo la puerta al recambio de los liderazgos territoriales con el fin de diluir a los díscolos.

Ahora bien, una cosa es gobernar y otra limitarse a ocupar el poder, ya que la investidura que logró Sánchez, gracias a los siete votos de Junts a cambio de la ominosa amnistía, no implicaba que la legislatura fuera a ser, como ya advertimos, realmente operativa. "Investidura sin legislatura" es el resumen de lo que hasta ahora está ocurriendo y que se confirmará si tampoco hay Presupuestos para 2025. En 2019, la respuesta al no apoyo a las cuentas por parte de los independentistas fue el adelanto electoral. A causa de la pandemia también se prorrogaron los de 2020, pero después Sánchez logró aprobar los tres Presupuestos siguientes hasta 2023 en tiempo y forma. Gobernó con dificultades, pero hubo legislatura, que fue abundante en leyes, avances sociales y nuevos derechos.

En democracia no se puede gobernar sin Presupuestos indefinidamente y sin el concurso del poder legislativo. Por eso mismo es inquietante el pasaje de la intervención de Sánchez en el Comité Federal donde prometió a los suyos avanzar en su agenda política "con o sin el apoyo de la oposición, con o sin el concurso de un poder legislativo que necesariamente tiene que ser más constructivo y menos restrictivo". ¿Cómo pretende avanzar sin el apoyo del Congreso? Son unas palabras muy desafortunadas, que no nos sorprenderían si las dijera Viktor Orbán o Donald Trump, pero extrañas en un socialdemócrata, excepto que Sánchez pretenda hacer de nuevo de la necesidad virtud, y en lugar de gobernar busque solo ocupar el poder.

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