Es complicado para un artista mantener un discurso coherente cuando su carrera es larga y fructífera, sin embargo, le es todavía más difícil evolucionar y entender en qué etapa vital está en cada momento. Recycled J, quien lleva el reciclaje y el cambio en su propio nombre artístico, ha sabido hacer lo primero, pero también lo segundo. En su nuevo disco, San Jorge, viene a reivindicarse como el rey de los cambios.
Jorge Escorial, nombre carnal de Recycled, ha cumplido treinta años y eso se nota. Para celebrarlo, pero también para homenajear a sus fans, su familia y hasta él mismo, ha sacado San Jorge, “el puto disco que lleva mi nombre”, asegura en una de las canciones del trabajo. El álbum tiene veinte canciones, sin embargo, la deducción tras observar en su Spotify otros diez tracks ocultos nos dice que finalmente será de treinta. Habrá que esperar a ver cuándo llegan las que faltan.
Recycled ha pasado por todas las etapas por las que puede pasar un artista. En esto desde los quince, cuando dejó de vender hachís de corte a los catorce en Carabanchel, su barrio – o eso dice en su canción Invencibles, donde narra su vida y la de su familia –, ha sido reivindicado en la industria y el género urbano como un proveedor de nuevos sonidos, aunque no se haya reconocido su capacidad siempre a tiempo.
Nació siendo Cool, un rapero de sonidos clásicos y letras raras que rápidamente, tras unas primeras andanzas musicales desde el underground, se recicló en su actual nombre. Con este nuevo pseudónimo pegaría su primer gran álbum, Oro rosa. Precisamente este trabajo fue el primero que creo controversia a su alrededor por experimentar con sonidos que, si bien coqueteaban con el trap, también dejaban una ventana abierta al pop. Sus intenciones poperas, sin embargo, se vieron totalmente expuestas en el siguiente, Citypop, que crearía un sonido tremendamente característico del de Carabanchel.
En 2023 volvió con el álbum previo al actual, Casanova, un interesante trabajo donde trata de resignificar ese sustantivo que asociamos a los ligones, que también es un apellido de su familia. Este disco, de hecho, sentará las bases de San Jorge. Podría decirse incluso que San Jorge es una continuación.
El nuevo disco de Recycled J cuenta con una de las introducciones más potentes de los últimos años en la música urbana: “me dijo ‘hijo, San Jorge será el trabajo con el que darás el pelotazo’, y se murió mi padre y se dobló mi madre”, comienza cantando en referencia al reciente fallecimiento de Jero, su progenitor, un hombre con estatus de leyenda en Carabanchel conocido por ser uno de los tenderos más míticos de todo el barrio, además de por su faceta como personaje recurrente en el imaginario del artista.
El álbum reivindica constantemente las raíces madrileñas de Recycled, quien apuesta por un beat bañado en chotis para hacer Kilometrozero. También juega con grandes colaboradores, pues cuenta con canciones con artistas ya consolidados en el mundo del rap, como Ergo Pro, Maikel Delacalle o Khea, pero también con recientes fenómenos virales como Mvrk, artista que se está mostrando como una de las grandes revelaciones del género.
Las canciones con mayor carga narrativa y sinceridad vienen en la primera mitad del disco, cuando apuesta por Invencibles o Rosario. La primera es un brutal recorrido por la historia de su familia, donde además de hablar de su padre y su oficio como tendero, cuenta que su tío trabajó en los trenes que ahora él ve mientras graba: se refiere a que parte del disco se grabó en los estudios de Warner Music de la estación de Príncipe Pío, donde la disquera multinacional tiene unas sorprendentes instalaciones desde las que se ven las vías del nodo madrileño.
En Rosario hace un homenaje, otro más, a su Carabanchel natal. Él no ha salido del barrio, sino que lo ha hecho más grande; no le hace falta irse de allí para ser uno de los artistas más influyentes del panorama urbano, sino que germina su sonido en las mismas calles en las que se crio.
El disco también ronda en varias letras la idea de una posible retirada que el artista querría hacer, sin embargo, en declaraciones vertidas para este periódico tranquiliza a sus fans: “yo creo que es más la interpretación que hace la gente”, asegura. “Claro que me gustaría descansar después de cuatro discos y tomarme algún tiempo… pero es mejor que el río suene”.
Este último proyecto viene, también al igual que su anterior Casanova, a reivindicar la faceta más mainstream del rapero, pues después de mucho tiempo ha conseguido sonar en las radios más comerciales del país cuando ha dicho en varias entrevistas que las canciones de rap no pueden sonar en sitios como Los 40 Principales. Sin embargo, ¿qué ha cambiado? “Ha cambiado que he hecho alguna canción que puede sonar en la radio”, explica. “Estoy muy contento y orgulloso de poder haber estado tanto tiempo en las listas”.
San Jorge es el fin de una era a la par que el comienzo de otra. Recycled J es un artista maduro que ya no necesita reivindicar hasta la extenuación, como suelen hacer muchos otros compañeros de su negocio, su posición pecuniaria y su influencia en la música urbana. Viene de un barrio diferente, donde las palomas son más grises que blancas y donde el sufrimiento es muchas veces carnal, no mental. Y si quiere fardar, lo hace explicando lo mucho que le imitan los que han llegado después que él – asegura en otra de las canciones que ya tiene más de mil hijos –, no presumiendo de un Aston Martin con el que no podrá circular a más de 120 por las carreteras españolas.