Con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca la Unión Europea quiere mantener la calma, pero eso no quita que tenga la mosca detrás de la oreja por ejemplo en lo que respecta los posibles aranceles que imponga la nueva Administración estadounidense, como ya hizo durante su primer mandato. Pero también tiene que quedar claro que el asunto arancelario, pese a la mejora general de relaciones, no se resolvió del todo con Joe Biden en el poder. Sí, los aranceles de Estados Unidos serán un problema para la UE si llegan, sobre todo porque el mercado único europeo tiene estas cosas: aunque las tasas afecten a un país miembro, dos o tres, la repercusión se da sobre todo el bloque.
Trump ya lo ha avisado esta semana en su discurso ante el Foro de Davos, en el que señaló directamente a la UE, con la que no aspira a tener las mejores conversaciones. "Están muy frustrados por el tiempo que parece llevar todo para ser aprobado, las declaraciones de impacto ambiental para cosas que ni siquiera deberían hacerse, y muchas, muchas otras cosas que requieren autorización", sostuvo, en referencia al bloque comunitario, al que afeó al mismo tiempo que trate "muy, muy mal" a Washington.
Asimismo, lanzó un aviso a navegantes, con amenazas a las empresas extranjeras, las europeas incluidas. "Mi mensaje a todas las empresas del mundo es muy simple. Vengan a fabricar sus productos en Estados Unidos y les aplicaremos unos de los impuestos más bajos de cualquier nación de la Tierra", ha dicho en su videoconferencia, al tiempo que ha anunciado "la mayor campaña de desregulación de la historia", poniendo en confrontación ese modelo con el que, dice, está en vigor en Europa. Si no se cumple con esa premisa, la respuesta vendrá con aranceles; una dinámica que, por otra parte, ya aplicó en sus primeros cuatro años en la Casa Blanca.
En ese estreno como presidente, Donald Trump por ejemplo impuso un arancel de un 35% a la aceituna española, y esas tasas afectaron por ende también al aceite -no solo de España, sino también de otros países europeos productores del mismo-. Casi todos los aranceles que impuso a Europa en su momento rondaron el 25%, y se enfocaron sobre todo en productos alimenticios; en cuanto a los componentes tecnológicos relacionados por ejemplo para la fabricación de aviones la tasa fue de un 10% aproximadamente. El café, los licores o incluso los libros impresos entraron en la lista del 'arancelazo' de Trump.
Por otro lado, en junio de 2018, la administración estadounidense de Trump introdujo aranceles sobre las exportaciones europeas de acero y aluminio por valor de 6.400 millones de euros y, en enero de 2020, otros aranceles que afectaron a unos 40 millones de euros en exportaciones de la UE de determinados productos derivados del acero y el aluminio. La UE introdujo "medidas de reequilibrio" en junio de 2018 sobre las exportaciones estadounidenses a la UE por un valor de 2.800 millones de euros (una respuesta similar de la UE siguió a la segunda serie de aranceles impuestos por los EEUU en 2020). Las demás medidas de reequilibrio, que afectaban a las exportaciones valoradas en hasta 3.600 millones de euros, debían entrar en vigor el 1 de junio de 2021. La UE suspendió estas medidas hasta el 1 de diciembre de 2021 con el fin de dar margen a un acuerdo, que se alcanzó con Biden sin que se llegasen a aplicar.
El asunto de los aranceles es fundamental porque la UE y Estados Unidos son dos gigantes comerciales y, además, socios preferentes. En 2022, EEUU es el primer destino de las exportaciones de la UE y el segundo proveedor de la UE (tras China). La UE, por su parte, es el segundo destino de las exportaciones de EEUU (tras Canadá) y el segundo proveedor. En materia de inversiones, la UE es el primer emisor y receptor de inversión directa extranjera a y de EE.UU. El comportamiento es entre bloques, y las fuentes comunitarias consultadas por 20minutos explican que si los aranceles se quisieran "fraccionar los aranceles" país por país "eso supondría un golpe importante al mercado único", aunque recuerdan que la UE "actúa siempre como bloque" porque la política arancelaria es una competencia exclusiva.
Que la presión haya aumentado tras la vuelta de Trump no quiere decir que con Biden la cosa cambiara demasiado. En Bruselas se repite la idea de que cambiaron las formas, pero no tanto el fondo. En febrero de 2024 la OMC dictaminó que EEUU no aplicó correctamente una decisión anterior del organismo que le obligaba a reducir los aranceles a las aceitunas negras españolas: esa bajada fue muy limitada, pasando del 35% mencionado antes a un 31%. De esta forma, se dio la razón a la denuncia de la Unión Europea. Este litigio fue relevante porque en caso de salir del lado de Estados Unidos se ponía en peligro la gestión de subsidios a través de la PAC, otra competencia exclusiva de la Unión.
Las tensiones no quedaron ahí. La aprobación en agosto de 2022 de la ley estadounidense Inflation Reduction Act(IRA) impactó negativamente las relaciones con la UE. Esta norma contiene inversiones por valor de 369.000 millones dólares (270.000 se destinan a incentivos fiscales) para la lucha contra el cambio climático y acelerar la transición ecológica de EEUU. Dicha ley ha generado inquietudes en la UE y otros aliados estadounidenses por su contenido y la consecuente distorsión del mercado mundial de los sectores que trata. Además, la ley ha recibido críticas al considerarse que puede incumplir los principios de trato nacional y de "nación más favorecida" de la OMC. La Unión denunció que la legislación iba en contra de los derechos de las empresas europeas.
"No hay que adelantar acontecimientos", resuelven en Bruselas sobre los hipotéticos aranceles; si llegan, la respuesta se dará "en consecuencia y de manera proporcional", concluyen las fuentes. Trump ya pone el aviso sobre la mesa... pero la UE espera que antes de dar ese paso se pueda dar una negociación. Mientras, cautela. "No todas las ruedas de prensa en Washington, no todos los tuits deben abocarnos inmediatamente a debates acalorados y existenciales", comentó el canciller alemán Olaf Scholz. Tenso o no, el de los aranceles será un debate importante para la UE a corto y medio plazo.