Donald Trump prometió acabar con la guerra de Ucrania por la vía rápida y parece decidido a cumplir esa promesa porque desde su ingreso en la Casa Blanca solo ha tardado tres semanas en anunciar un acuerdo con Vladimir Putin para iniciar negociaciones de paz. De momento es solo una declaración de intenciones, pero el teléfono rojo entre Washington y Moscú vuelve a funcionar después de casi tres años en el congelador y se desbloquea de este modo el camino para lograr un alto el fuego.
El precio a pagar, sin embargo, puede ser muy alto para Ucrania porque el nuevo secretario de Defensa de EEUU, Pete Hegseth, ya dejó entrever este miércoles que Kiev tendrá que ceder parte de su territorio a Rusia y le cerró las puertas de la OTAN. Es decir, la nueva administración Trump parece dispuesta a satisfacer todas o casi todas las exigencias de Putin, sin tener demasiado en cuenta la opinión de Ucrania ni la de sus aliados europeos.
"El plan de paz de Trump es un misil en la línea de flotación del orden internacional porque supone claudicar ante una agresión militar. De alguna manera está reconociendo que Rusia tiene derecho a tener una esfera de influencia en Ucrania, a controlar su destino político, y está legitimando una partición territorial fruto de una agresión", afirma Salvador Sánchez Tapia, general de brigada del Ejército español en la reserva, que formó parte del Estado Mayor de la Fuerza de Reacción Inmediata de la OTAN.
En la misma línea se expresa Ignacio Perotti, profesor de Derechos Humanos y Derecho Internacional en la Universidad Europea: "Es un plan que tira por la borda muchos años de defensa del orden internacional porque socava los principios más básicos del derecho recogidos en la Carta de Naciones Unidas, como son la independencia y soberanía territorial de los Estados, el principio de no intervención o el principio del uso de la fuerza".
"El proyecto que pone Trump sobre la mesa de la comunidad internacional es que Ucrania tiene que pasar página y asumir que no puede recuperar parte de su territorio, aceptando que un estado, en pleno siglo XXI, puede invadir otro estado sin que eso tenga consecuencias a nivel internacional", recalca el profesor.
¿Qué territorios puede ceder Ucrania a Rusia?
Los analistas coinciden en que el plan de paz esbozado por Trump pasa por entregar parte del territorio ucraniano a Rusia, que se anexionó la península de Crimea de forma unilateral en 2014 y en septiembre de 2022 hizo lo propio con las provincias de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón. No obstante, la contraofensiva ucraniana permitió a Kiev recuperar parte de estas cuatro últimas regiones, que actualmente solo están controladas en parte por Moscú.
"Creo que Ucrania tendrá que renunciar seguro a Crimea y sospecho que también a la parte del Donbás que está ocupada por Rusia", dice Sánchez Tapia, quien considera que Putin también podría intentar retener áreas de Zaporiyia y Jersón para "mantener un corredor terrestre entre el territorio ruso y Crimea, más allá del puente existente sobre el estrecho de Kerch". "Habrá que ver el peso que tiene en la negociación el hecho de que Ucrania esté ocupando una parte muy pequeñita de Rusia en la región de Kursk, que seguro que Zelenski va a utilizar como moneda de cambio", añade.
Pero aunque el plan de paz de Trump parece, a priori, beneficioso para Rusia, el almirante en la reserva de la Armada española, Juan Rodríguez Garat, cree que las negociaciones "fracasarán" porque Putin no va a rebajar sus aspiraciones territoriales: "No va a aceptar un alto el fuego ni siquiera quedándose con lo que ya tiene. Putin integró las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón en la Federación Rusa mediante falsos referéndums y considera que ya son parte del territorio ruso, aunque no las controle en su totalidad. Eso significa que Zelenski también tendría que entregarle sin luchar zonas actualmente controladas por las tropas ucranianas y, sinceramente, no creo que eso vaya a pasar. Por eso creo que las conversaciones de paz están abocadas al fracaso".
"Putin ha dicho que es un deber sagrado de los rusos el conseguir todos los objetivos de la operación especial, como se conoce en Rusia a la invasión de Ucrania, y esos objetivos pasan por el control total de las regiones anexionadas. También significan la desmilitarización de Ucrania y su no ingreso en la OTAN, y la desnazificación del país, que implica la sustitución de Zelenski por un líder prorruso del estilo Lukashenko. Putin no puede renunciar a esas promesas que ha hecho a su pueblo porque estaría en juego su prestigio en Rusia y los halcones del régimen se le echarían encima", añade.
En cualquier caso, Sánchez Tapia entiende que el plan de Trump "es favorable para los intereses de Putin", aunque el líder ruso no consiga todas sus metas: "Su primer objetivo cuando lanzó la invasión era derrocar a Zelenski y establecer un gobierno títere en Ucrania. Eso no lo va a conseguir, pero aun así el balance es favorable para él. Si el plan de Trump se materializa en los términos que se intuyen, podríamos decir Putin ha ganado la guerra".
¿Puede Ucrania rechazar el plan de Trump?
Aunque Zelenski ha agradecido a Trump su esfuerzo para lograr la paz y no ha cerrado la puerta a un acuerdo con Putin, queda el interrogante de saber si el presidente ucraniano lo dice por convicción o porque no le queda más remedio. "Zelenski está intentando poner buena cara ante una situación desesperada. Sin la ayuda militar y económica de EEUU solo podría continuar la guerra con respiración asistida porque la Unión Europea ya ha demostrado que no es capaz de cubrir ese hueco. Aunque puede oponerse al plan de paz, lo más realista para Zelenski es hacer un control de daños y ver lo que puede salvar", dice Sánchez Tapia.
"Zelenski tiene ahora las cosas mucho más difíciles porque con Joe Biden tenía a un presidente dispuesto a poner todo lo que hiciera falta para seguir apoyando la defensa de Ucrania y ahora tiene a un presidente que le está diciendo que tiene que renunciar a parte de su territorio para avanzar", dice el profesor Perotti, quien coincide en que el líder ucraniano solo podría oponerse al plan de Trump si cuenta con el firme apoyo de los países europeos: "No creo que la UE sea capaz de seguir financiando a Ucrania sin Estados Unidos, aunque es cierto que tampoco quiere quedarse al margen de las negociaciones de paz y está intentando reforzar su posición frente a Washington".
Garat cree, en cambio, que Europa sí tiene capacidad para seguir financiando a Ucrania sin el apoyo de EEUU: "Para los países europeos sería mucho más barato financiar todo el esfuerzo bélico de Ucrania que incrementar su presupuesto en Defensa hasta el 5% del PIB como les está pidiendo Trump. Es decir, Europa puede cubrir perfectamente el hueco que dejaría EEUU, otra cosa es que haya voluntad y liderazgo político para hacerlo".
De momento, los seis principales países europeos, entre ellos España, (Alemania, Reino Unido, Francia, España, Italia y Polonia) firmaron este jueves una declaración conjunta en la que se comprometen a "aumentar el apoyo" a Ucrania para "defender su independencia, soberanía e integridad territorial frente a la guerra de agresión de Rusia". Y recalcaron que mantendrán ese objetivo "hasta que se alcance una paz justa, integral y duradera, que garantice los intereses de Ucrania y los nuestros".
¿Qué gana EEUU con el plan de Trump?
Perotti asegura que "Trump está apostando por la realpolitik" en las relaciones internacionales de EEUU y eso pasa por poner fin a la guerra de Ucrania: "Está practicando una política pragmática y realista, una palabra que ha repetido mucho el nuevo secretario de Defensa, Pete Hegseth, que no considera realista que Ucrania pretenda recuperar sus fronteras de 2014. Trump quiere pasar página porque esta guerra ha supuesto un gasto enorme para EEUU y, además, está plantando cara a Europa porque le está diciendo que no está dispuesto a seguir poniendo dinero para defender su continente".
Sánchez Tapia también señala que Trump, que en el pasado ha mantenido buena sintonía con Putin, podría estar intentando reflotar las relaciones con Rusia para hacer frente al auge de China: "No podemos descartar que Trump esté haciendo un cálculo geopolítico que pasa por sacrificar a Ucrania para reforzar sus alianzas frente al poder chino".
Menos importancia le da al presunto interés de EEUU en controlar las llamadas tierras raras de Ucrania, ricas en minerales estratégicos como el escandio o el itrio: "Es posible que Trump tenga interés en esas tierras, pero si realmente quisiera controlarlas del todo, lo lógico habría sido involucrarse aún más en la guerra porque en estos momentos buena parte de esas tierras raras de Ucrania están bajo control ruso".
"Trump ha dado señales contradictorias en este aspecto porque un día está dispuesto a ayudar a Ucrania a cambio de un acuerdo por las tierras raras que compense el dinero que le está entregando y al día siguiente dice que le da igual que Rusia se apodere de ese territorio ucraniano. En cualquier caso, no es lógico que EEUU abandone a Ucrania si realmente quiere controlar esas tierras", coincide el almirante Garat.