Tiene solo 34 años, pero lleva más de veinte sobre los escenarios. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando ha sentido estar en su mejor momento. Por eso, Mirela vuelve con fuerza y con la intención de quitarse la etiqueta de eterna aspirante a Eurovisión. Y a todo, porque regresa para quedarse.

"Tuve un desamor con la música y con la industria, pero ahora vuelvo a tener ilusión por seguir adelante. [...] En 2017 uve que parar y alejarme de la industria y la televisión porque necesitaba sanarme y asimilar lo que estaba pasando"

"He aprendido a nadar y a naufragar en todas las situaciones"

"Nunca he tenido a nadie que me regale nada ni he sentido que las cosas se me pongan fáciles"

"Hubo un momento en el que yo quería sacar música y dije: '¿a quién llamo?, '¿quién me hace un tema?'. Fui buscando y no encontraba la puerta, me vi completamente sola"

"Eurovisión ha sido y es un sueño que tenía desde pequeña, pero en todo este tiempo he entendido que las cosas tal vez se tienen que dar no cuando una quiera sino cuando tengan que ser"

"Para mí la parte más dura y difícil es la soledad que vive el artista cuando se apagan las luces y se baja el telón. Es lo más oscuro y lo más triste de la profesión, sobre todo cuando eres pequeño"