Se acercó sigilosamente por la espalda, sacó una pistola con silenciador, disparó varias veces a su víctima y, aparentemente, se desvaneció. La caza y captura del misterioso asesino de Brian Thompson, director ejecutivo de la aseguradora de UnitedHealthcare en Manhattan, se está desarrollando con las pocas pruebas con las que cuenta la policía neoyorquina desde el pasado miércoles por la mañana.
Además del vídeo del propio asesinato, grabado por una cámara de seguridad, los investigadores se están basando en la única imagen que han podido encontrar de la cara del supuesto asaltante, filmada, también por una cámara de seguridad, en el hostal donde se cree que se alojó la noche previa al asesinato.
El sospechoso, que ha sido filmado en otras imágenes, pero siempre con la cara tapada con una braga, es requerido a mostrar el rostro por la recepcionista, a lo que reacciona bajando la prenda que cubre su cara, aunque manteniendo la capucha del abrigo puesta, y lanzando una sonrisa seductora a la trabajadora mientras intercambian cordialmente unas palabras.
"Se baja la máscara y le muestra una gran sonrisa" declaró a la cadena de televisión estadounidense CNN el investigador policial John Miller. "Ese breve flirteo bienhumorado entre los dos produjo, de hecho, la prueba más significativa hasta el momento para identificarle".
Más allá de ese fotograma, los agentes están visionando todos los vídeos disponibles de las cámaras ubicadas en la zona, por la que transitan miles de personas cada día, tratando de rastrear los movimientos del asesino antes y después de que apretara el gatillo.
Gracias a este trabajo inicial han podido localizar las escasas pruebas materiales con la que cuentan hasta la fecha: un teléfono desechable y una botella de plástico de agua, supuestamente lanzadas al suelo por el asaltante en su huída.
Palabras vinculadas con las aseguradoras
En la propia escena del crimen donde se localizó el cadáver del ejecutivo de 50 años se encontraron también dos casquillos de las balas con las palabras "deponer" y "retrasar", que se están interpretando como una referencia a palabras vinculadas con el sector de las aseguradoras sanitarias estadounidenses como la que dirigía Thompson.
Estas palabras escritas en los casquillos, que relacionarían el crimen con la actividad empresarial de Thompson, han puesto en alerta a la aseguradora, que ha establecido planes de seguridad para sus empleados y está colaborando activamente con la policía, según informan medios estadounidenses.
Los investigadores han podido rastrear también los primeros movimientos de huida del asaltante desde la entrada del hotel Hilton Midtown a primera hora de la mañana, cuando se produjo el asesinato. La última imagen del sospechoso se habría filmado a las 6:48 h, montando en una bicicleta eléctrica en dirección al famoso Central Park de Manhattan. Thompson murió media hora más tarde.
Antes del asesinato, la policía ha podido determinar que el sospechoso llegó a la ciudad en un autobús de largo recorrido con origen en Atlanta, a 1.400 km de Nueva York, aunque no se sabe en que punto de la ruta se subió al mismo.
Este viaje se produjo 10 días antes del asesinato, jornadas con sus noches que el asaltante pasó en el mencionado hostal, ubicado también en Manhattan, donde compartía habitación con otros dos huéspedes, según informa la CNN. En esos días, los agentes han podido localizarle en varios puntos de la ciudad, siempre con una máscara que le cubría el rostro.
En busca de la identidad del asesino
Con tan escaso material, las autoridades se centran ahora en buscar elementos que puedan ayudar a determinar la identidad del asesino en la botella de plástico y el teléfono desechable que se cree que habría tirado al suelo tras el asalto.
Más allá de eso, no se ha encontrado ni la bicicleta en la que el sospechoso huyó de la escena del crimen ni, más importante aún, el arma con el que lo cometió. El misterioso asesino de Manhattan sigue teniendo más incógnitas que certezas a su alrededor.