Venga. Primer round de las Navidades casi, casi superado. Si me está leyendo antes de la comida de Navidad, ya sabe: aproveche la sobremesa para intentar esquivar todas esas conversaciones incómodas, especialmente con los que la relación es un poquito tensa, con los que siempre te buscan para darte un zasca o meterte la pullita de turno. “Pues veo que has adelgazado demasiado desde la última vez que te ví”, “Ya veo que apenas comes…” Ay señor. De verdad. Como si comer o no comer turrones en la sobremesa te diera la pista definitiva de cómo es tu alimentación. Bueno, como los tiene más que fichados, ya sabe. No-entre-al-trapo.
Bromas aparte. El otro día hablábamos de las expectativas que te impone la sociedad con este tipo de celebraciones. Cómo tienen que ser, cuánta gente se considera un número aceptable para denominarlo reunión familiar y cuánta es insuficiente y se puede considerar como un apaño navideño.
Desde el covid, los catarros, las fiebres, las toses, hacen estragos con estas fiestas. A la mínima que alguien ya se encuentre un poco tocado, saltan las alarmas. “Si alguno de vosotros venís malos, mejor no entréis, quedaros en casa”. Es la recomendación que más se escucha estos días. Y claro, ¿en qué momento de tos o de mocos se considera peligroso como para abortar la cena o la comida familiar?
Comentaba una compañera que, al final, las expectativas sociales sobre cómo tiene que ser estos días hacen mella en tu estado de ánimo. Si, al final, la cena se ha quedado diluida en los 3 de siempre que convivís en casa, pues, claro, a eso llamarlo cena de Nochebuena se queda un poco corto. Cantar, poco se va a cantar. Panderetas no van a sacar y después de cenar, alargar la sobremesa es complicado porque prácticamente todos los temas ya han salido. Son los mismos de siempre.
Dejemos de imponernos estándares de cómo hay que celebrar estas fechas, de qué hay que comer, de cuáles son los imprescindibles de las Navidades.
No trasnochar en la cena de Nochebuena es sinónimo de cena fracasada. Y levantarte antes de las 6 de la tarde de la comida de Navidad es un fracaso mayor. Da igual que haya sido una cena agradable, que hayáis pasado buena parte de la tarde charlando, preparando la cena. O que al día siguiente te vuelvas a ver, en el desayuno y luego en la comida. No. No trasnochar significa que no te lo has pasado bien. Y lo descubres cuando escuchas las conversaciones del día siguiente, cuando todo el mundo te cuenta la hora exacta a la que se fue a dormir.
Habrá familias que hoy no puedan estar más tiempo juntos, por lo que sea. Pero el horario o la extensión de esa reunión no significa nada. Dejemos de imponernos estándares de cómo hay que celebrar estas fechas, de qué hay que comer, de cuáles son los imprescindibles de las Navidades. Usted celébrelo como quiera y como pueda, que bien celebrado estará. Lo importante es estar. No sólo hoy, sino el resto del año.