Soy de los que llegan tarde a todas las modas, así que vengo hoy a darle vueltas a un escándalo del pasado. El de Íñigo Errejón, pero no por los presuntos delitos sexuales, sino por algo que puso el grito en el cielo mucho menos: el supuesto consumo de drogas. Su excompi de partido Ramón Espinar insinuó en la tele que a ver si nos íbamos a creer que era el único político que se drogaba. Si me preguntan a mí, digo que sí. No sé si porque vivo sin caerme del guindo o porque soy un prejuicioso, pero siempre me sorprendo al escuchar historias que no encajan en el adicto estereotipado: entre 34 y 41 años, sin estudios secundarios, desempleado y a menudo con enfermedad mental, según la Red de Atención a las Adicciones.
Pues resulta que el 42% de los españoles cree que puede conseguir cocaína con facilidad en 24 horas, según un Eurobarómetro sobre drogas ilegales publicado por la Comisión Europea. Tiene pinta de que muchos de ellos están trabajando… Me quedo picueto con la cifra. Para nada es por ir de bueno, tengo mis pecados, pero con las drogas funcionó el colegio católico. Está claro que la gente no las ve para tanto. Igual por eso los supuestos abusos sexuales de Errejón despertaron lamentos en la izquierda, que hacía daño a sus valores, pero del tema drogas como que se dijo poco.
Supongo que porque consumirlas no es un delito. Bueno, si vas drogado a un trabajo que te pagan todos los españoles igual uno moral sí. En cualquier caso, quizás se castiga menos porque como que hay cierta tolerancia al tema. A veces, hasta complicidad. Lo digo porque en esas listas de consumidores inesperados siempre hay unos que dicen que no lo hacen tanto, pero al final van sumando fines de semana, y años. No les duele gastar lo que vale el gramo porque tienen trabajos universitarios que molan, leen libros de los que no lee todo el mundo y llaman facha a Pablo Motos mientras se ríen de los eufemismos de drogas de La revuelta. Podrían ser perfectamente votantes de partidos muy preocupados por ir en bicicleta. Son gente tan guay, tan moderna y tan progresista como lo era Errejón hasta hace dos días. El caso es que conseguir droga es de todo menos de izquierdas. El del narcotráfico es uno de los mercados más injustos. Para empezar, es ilegal. Para continuar, es lo menos horizontal posible. Hay personas en situación de desigualdad que arriesgan su vida para traer la droga y que alguien con unas wayfarer se lo pase superbién de tardeo.
Bueno, que no vengo a castigar al que lo hace. Cada uno sabrá. Solo vengo a subrayar que progresista no me parece. Que sí, que el consumo no es un delito, pero cuando vives con el juicio woke de la corrección tan presente como que choca que ahí sí que valga saltárselo... Pero bueno, que la historia ha contado mil veces que las drogas no son ni de izquierdas ni de derechas. Simplemente son un problema.