La inflación rebota hasta el 2,4% en noviembre y anticipa una subida de las pensiones del 2,8% en 2025

La inflación repuntó considerablemente en el mes de noviembre después de dos meses en los que el IPC anual se había situado por debajo del 2%, un registro sin precedentes desde que comenzó la crisis inflacionaria en 2021. El mes que está a punto de concluir lo hará con un aumento de los precios del consumo del 2,4% medido en términos interanuales, seis décimas más que la lectura de octubre.

Así lo ha comunicado este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). El repunte del IPC cae dentro de lo previsto por los analistas y se explica fundamentalmente por el aumento en los precios de la electricidad y carburantes, que descendieron en noviembre del año pasado. Se espera que la inflación vuelva a repuntar ligeramente en diciembre, pero en principio debería ser algo transitorio. Si se cumple el guion, el IPC se estabilizará en torno al 2% a partir de enero del año que viene.

El dato de inflación de noviembre es especialmente relevante porque es el que define cuánto subirán las pensiones del sistema público. Así, la media de inflación registrada entre noviembre de 2023 y 2024 —la referencia fijada en la ley para actualizar las cuantías— apunta a que las pensiones aumentarán un 2,8% el año que viene. Esa cifra todavía es provisional, pero se hará oficial a mediados del mes que viene y previsiblemente no cambiará.

La revalorización que llegará el año que viene —previo aviso por carta firmada por la ministra del ramo, Elma Saiz— será más reducida que la que se vio en 2024 y 2023. La razón es sencilla. El año pasado, la inflación promedió un 3,8% y en 2022 los precios del consumo crecieron un disparatado 8,5%. Esto se trasladó automáticamente a la nómina de las pensiones, como dicta la reforma aprobada en 2021 por el exministro José Luis Escrivá (ahora gobernador del Banco de España).

La pensión media sube 492 euros al año

Para la pensión promedio de jubilación, un incremento del 2,8% implica un alza de 564 euros al año. Así, de cobrar una prestación de 1.441 euros mensuales pasará a percibir 1.481 euros (unos 40 más al mes). En el caso de la pensión media total del sistema —que incluye el resto de prestaciones contributivas, además de la jubilación— el incremento rondará los 492 euros al año. Esto implicaría pasar de 1.255 euros al mes en 2024 a 1.290 el año próximo (un alza de 35 euros mensuales).

Tras la revalorización, la pensión máxima quedará fijada en 3.264 euros en 2025, 89 euros más al mes que la cifra que ha estado vigente todo este año. En términos anuales, la prestación máxima que permite el sistema ascenderá a 45.695 euros brutos. Por poner en contexto el dato, si se tratase de un salario, un pensionista que perciba esta cuantía se encontraría en el 12% de los españoles que más gana del país (usando datos salariales de 2022).

En esa misma línea, la base máxima de cotización se elevará hasta los 4.853 euros mensuales. Esto implica que todos los salarios iguales o inferiores a esta cuantía están obligados a cotizar a la Seguridad Social. Si la retribución fuera superior, la parte del sueldo que exceda esos 4.853 euros está exenta. La base mínima queda pendiente de que se conozca la subida del salario mínimo interprofesional.

En total, si se incluyen las pensiones no contributivas, las mínimas y las clases pasivas, un total de 12,3 millones de personas verán incrementada su prestación el año que viene. Algo que tendrá un coste considerable para las arcas públicas. La Seguridad Social cifra el aumento del gasto previsto en 2.606 millones de euros por cada punto que sube el IPC. Para un incremento del 2,8% estamos hablando de unos 7.300 millones de euros más de gasto. Por poner en contexto esa cifra, se trata de una cuantía similar a la que el Gobierno presupuestó para políticas de fomento del empleo en 2023 (7.443 millones).

Además, hay que tener en cuenta que las pensiones mínimas y no contributivas subirán por encima de esta cifra, al haber quedado vinculadas al umbral de la pobreza tras la reforma de Escrivá. El incremento de estas prestaciones queda a la espera de lo que determine la Seguridad Social cuando se apruebe el decreto con la revalorización general, algo que suele suceder en el último Consejo de Ministros del año.

Las pensiones son, desde hace muchos años, la principal partida de gasto público. Solo en 2023, se desembolsaron casi 190.000 millones de euros en pensiones contributivas. Una cifra que deja fuera a las no contributivas y otras prestaciones que también abona la Seguridad Social, pero que no se financian con el pago de cotizaciones sociales. En los Presupuestos Generales del Estado (PGE), el capítulo de las pensiones absorbía el 42% de todas las cuentas públicas.

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