El Donald Trump que en enero de 2017 asumió por primera vez la Presidencia de Estados Unidos y el que vuelve a hacerlo este lunes es el mismo y, a su vez, no lo es. Su manera particular de ejercer la política (populismo de derechas, nacionalismo, supremacismo, discurso antiinmigración, descrédito absoluto del adversario, desinformación...) no ha cambiado en absoluto.
Sin embargo, cuatro años alejado de la Casa Blanca le han servido para forjar alianzas que —por las declaraciones de los principales líderes internacionales, ya se observa— amenazan el orden mundial y para cargarse de razones —y si no, inventarlas— para presentarse de nuevo como el salvador del país. El cambio más significativo, no obstante, es que ya sabe lo que es el poder y cómo ejercerlo. A esto hay que añadirle algo aún más importante: hoy es más poderoso que hace ocho años.
Si en su primera legislatura una mayoría demócrata de la Cámara de los Representantes le impidió acometer algunas de sus medidas (como la construcción del muro en la frontera con México), Trump controlará ahora tanto dicho órgano como el Senado, al menos hasta que en noviembre de 2026 se celebren las midterms.
Si en enero de 2021, cuando abandonó la Casa Blanca, ya había dejado una Corte Suprema a su medida, durante su segundo mandato no sería de extrañar que dos longevos magistrados republicanos nombrados por George H. W. Bush se jubilasen y Trump logre conformar un tribunal con cinco jueces elegidos por él y una abrumadora mayoría conservadora de la que ya disfruta (seis frente a tres progresistas).
Aunque el nuevo presidente de Estados Unidos nunca se ha caracterizado por tener en su equipo a díscolos, en esta ocasión tampoco se ha conformado con simples aquiescentes y ha conformado una guardia pretoriana con algunos integrantes que son incluso más extremistas que él. Aunque el gran protagonista ahora es él, parece que el fin último es mucho mayor que hacer y deshacer a su antojo durante esta legislatura; el fin último es que el trumpismo sobreviva al propio Trump, que tiene 78 años y no podrá gobernar más allá de estos cuatro.
Elon Musk, el peligro de la injerencia en Europa
Elon Musk, director general de Tesla, fundador de Space X y hombre más rico del mundo, aportó un total de 260 millones de dólares a la campaña de Donald Trump y durante la legislatura será el encargado de liderar un recorte masivo del gasto público en Estados Unidos.
"Además de este papel que se le ha otorgado, creo que, sobre todo, va a influir en algunos asuntos en los que Trump no tiene política. Por ejemplo, en la primera Administración no le prestó atención a la tecnología: la inteligencia artificial, la política espacial... Imagino que ahí Elon Musk va a tener mucha influencia. De hecho, también la está teniendo a la hora de escoger algunos cargos en el propio Gobierno", explica a 20minutos Carlota García Encina, investigadora principal de Estados Unidos y Relaciones Transatlánticas del Real Instituto Elcano
Musk es, además, la persona con más seguidores del mundo en X (212,2 millones), red social que compró en octubre de 2022 cuando aún se llamaba oficialmente Twitter. Su repercusión es, por tanto, inconcusa y abrumadora.
Desde que comenzase la campaña electoral para las elecciones estadounidenses de noviembre de 2024 y se dejase entrever que en un futurible Gobierno de Trump podría tener algún papel, Musk ha copado su perfil de X con desinformación y con declaraciones xenófobas y ultraderechistas.
En Europa reina la inquietud por la posibilidad más que real de que el magnate se convierta en el portavoz de formaciones reaccionarias en un momento en el que el Viejo Continente ve cómo estas ganan cada vez más popularidad. Sin ir más lejos, hace algo menos de dos semanas Musk entrevistó y expresó su apoyo a la líder de Afd, la ultraderechista Alice Weidel, quien a apenas un mes de las elecciones en Alemania dijo que "Hitler era comunista".
"Me recuerda un poco a Steve Bannon [exasesor de Trump]. En la primera Administración intentó hacer una especie de coalición con grupos y partidos de la extrema derecha en Europa. Eso sí, lo hizo de una manera más silenciosa. La diferencia es que Musk tiene mucho más impacto: es el hombre más rico del mundo y cuenta con unas empresas detrás que valen muchísimo. No hay que olvidar que está jugando a ser político, pero que sobre todo es un empresario ambicioso", subraya Encina.
Sea como fuere, conscientes del peligro que supone Musk, en las últimas semanas diferentes líderes europeos han cargado contra él. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, lo acusó de estar alimentando "la nueva internacional reaccionaria" e instó a otros líderes europeos a "defender la democracia".
Por su parte, el primer ministro británico, Keir Starmer, también lo culpó de "difundir mentiras y desinformación" después de que lleve varios días cargando contra el premier al considerarlo "cómplice" del fracaso de las autoridades en el famoso escándalo relacionado con una serie de casos de abusos sexuales a menores durante 30 años por parte de hombres de ascendencia paquistaní.
Cierto es que The Times publicó a partir de 2011 varios artículos en los que diversas autoridades reconocían que no se había abordado adecuadamente el asunto por miedo a ser tachadas de racista, pero también que Starmer, jefe de la Fiscalía británica entre 2008 y 2011, dio un impulso a la investigación.
La ojeriza de Musk con el Reino Unido es especialmente intensa. De hecho, según Financial Times, el multimillonario estaría trabajando con sus aliados para desestabilizar la política británica y hacer caer al primer ministro.
Barron Trump, la conexión con la generación Z
Fue una de las sensaciones de la última parte de la campaña de las elecciones de noviembre de 2024. Barron Trump, el hijo menor del nuevo presidente y el único que tiene con Melania Trump, no es una novedad en la escena pública estadounidense.
Desde su llegada a la Casa Blanca en 2017, el magnate no ha dudado en mostrar frente a las cámaras al joven, que entonces tenía apenas 10 años. No obstante, durante la legislatura de Joe Biden ha pasado, como es lógico, más desapercibido. Su primera aparición después de tanto tiempo dejó a muchos boquiabiertos: el niño rubito, perfectamente peinado al estilo de su padre y con ese aire gracioso que desprende todo crío que viste traje se había convertido en un joven de 18 años y de 2,06 metros de altura.
Su presencia ha dejado de ser simbólica y, a pesar de su juventud, también ha contribuido a que su padre regrese a la Casa Blanca. Barron aconsejó a su padre sobre la forma de conectar con la audiencia más joven, que huye de los métodos tradicionales de comunicación. Así, Donald Trump visitó durante la campaña a streamers como Adin Ross, de apenas 24 años, con quien charló durante 90 minutos. "Mi hijo Barron te manda saludos", le espetó el nuevo presidente en una entrevista con casi 3 millones de reproducciones.
También acudió al podcast de Joe Rogan, el más escuchado de Estados Unidos en 2024. Rogan es una de las personas más polémicas del país: seguidor de teorías de la conspiración, xenófobo, ultranacionalista, negacionista del cambio climático, antivacunas... "Vivimos al lado de una jodida casa de crack. Una casa de crack en llamas dirigida por una judía", dijo en uno de sus episodios sobre México y su presidenta, Claudia Sheinbaum. Trump estuvo conversando con él nada menos que tres horas que cuentan con 54 millones de reproducciones.
A pesar de que Melania Trump confirmó en una entrevista que Barron había sido el encargado de convencer a su padre para que visitase estos programas, Carlota Encina no sabría aventurar "hasta qué punto Barron ha podido influir en todo esto". "Pero sí que es verdad que ha habido una política muy bien aplicada durante la campaña", agrega. La estrategia funcionó, y el porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que votaron al nuevo presidente en los comicios aumentó 10 puntos con respecto a 2020, pasando del 31 al 41%.
Donald Trump Jr. o Eric Trump... ¿posibles sucesores?
Como si de una familia real se tratase, el primogénito de Donald Trump parece haberse erigido para muchos en su perfecto sucesor, aunque Encina no ve que el heredero político del magnate "se encuentre dentro de su familia".
No obstante, desde la campaña para las elecciones de 2016, el presidente considera a Donald Trump Jr. una figura esencial en su carrera política. Orador incendiario, más extremista que él en algunos aspectos como la comercialización de armas o en la denuncia del "socialismo desenfrenado" de los demócratas, Donald Trump Jr. es el gran impulsor del Make America Great Again (el lema nacionalista que llevó al magnate a la Casa Blanca en 2016 y que vuelve a repetir como una letanía).
Es, sin duda, uno de los grandes hombres fuertes del presidente. Sin ir más lejos, pocas horas después de que este dijese hace unos días que no descartaba emprender acciones económicas y militares para hacerse con el control de Groenlandia, Donald Trump Jr. aterrizó en la isla helada (perteneciente a Dinamarca). El asesor político dijo que estaba de turismo, pero no dudó en repartir a discreción gorras con el lema Make America Great Again y en hacerse fotos con los vecinos que se le acercaban. Toda una declaración de intenciones.
Eric Trump, por su parte, se ha mantenido en un plano más discreto durante todos estos años. Mientras Donald Trump Jr. e Ivanka Trump se centraban más en el ámbito político, Eric ha estado pendiente de los negocios de la familia, aunque en esta última campaña se le ha visto participar en mítines en representación de su padre en lugares como Georgia.
No sería de extrañar que en esta segunda legislatura tuviese un papel más proactivo en política. Además, está casado con quien hasta diciembre fue la copresidenta del Partido Republicano, la periodista Lara Trump, que dimitió de su cargo para postularse a senadora por Florida en sustitución de Marco Rubio, nuevo secretario de Estado de Donald Trump. "A ella sí le auguro un papel muy importante en la convención Republicana", señala la investigadora del Real Instituto Elcano.
J. D. Vance, de crítico a más trumpista que Trump
La evolución política del nuevo vicepresidente de EEUU, J. D. Vance (el tercero más joven de su historia), es más que destacable. Durante la carrera presidencial de Trump en 2016 fue uno de sus principales azotes, cuando trabajaba para el senador republicano John Cornyn. "No sé si Trump es un imbécil cínico... o el Hitler de Estados Unidos", llegó a decir del presidente en aquellos años.
Vance es un tipo excéntrico que con solo 32 años ya escribió sus memorias (Elegía campesina: una memoria de una familia y una cultura en crisis). El libro se convirtió en un punto de referencia sobre la clase trabajadora blanca en Estados Unidos y en un auténtico best seller. Y, a pesar de ser uno de los mayores críticos de Trump, The New York Times destacó su obra como una de las que mejor explica el ascenso del magnate a la Casa Blanca.
La paradoja es que ocho años después de aquello Vance es más trumpista que el propio Trump. "Su elección [como vicepresidente] tiene que ver con el planteamiento de la sucesión. Hubo mucha polémica porque, normalmente, cuando se escoge a un vicepresidente es para que complemente al presidente, no para que sea una copia de él. Es el señalado para liderar el trumpismo después de Trump", afirma Carlota Encina.
En enero de 2023, Vance se convirtió en senador por Ohio, y desde entonces no ha parado de hacer declaraciones que incluso dejan al magnate como alguien tibio si se le compara con él: de defender que "los tiroteos son la realidad de la vida" a decir que el mayor problema de Estados Unidos es que estaba gobernado por "mujeres con gatos y sin hijos", en referencia a la hasta ahora vicepresidenta Kamala Harris.
El nuevo vicepresidente fue, además, el primero en propagar el bulo de que los inmigrantes haitianos se comían las mascotas de los estadounidenses en Springfield y llegó a declarar durante la campaña que Trump iba a ganarse el voto de "los gays normales".
"Vance está a la derecha de Trump, pero porque Trump no es un conservador. Es un populista, un outsider que ya ha estado dentro. No cumple con las características que se presuponen a los conservadores, al estilo Reagan. Vance, aunque también es un populista, sí las reúne", subraya Encina. Así, durante los últimos meses Vance se ha erigido en uno de los grandes opositores al aborto, la inmigración, el control de armas y la ayuda militar estadounidense a Ucrania.
Silicon Valley y... ¿el impulso de la plutocracia?
Mientras que en 2016 muchas de las grandes caras visibles de Silicon Valley, como el dueño de Meta, Mark Zuckerberg, y el de Amazon, Jeff Bezos, se desmarcaron e incluso posicionaron en contra de las políticas de Trump, la situación en 2025 es muy distinta.
Sin ir más lejos, tras la victoria del magnate en las elecciones de noviembre Bezos lo felicitó por su "extraordinario regreso". "Le deseo todos los éxitos para liderar y unir a la América que amamos", señaló en Twitter. El también dueño del The Washington Post, de hecho, se reunió con Trump en su residencia de Mar-a-Lago poco antes de la Navidad. "Si puedo ayudarlo [al presidente] a reducir las regulaciones, lo haré. Tenemos demasiadas en este país", afirmó Bezos en la Cumbre DealBook de The New York Times en Nueva York.
El fundador de Amazon, además, donó un millón de dólares para la organización del acto de investidura de este lunes en Washington. También hizo lo propio Mark Zuckerberg, quien, cuando Trump sufrió el atentado de Pensilvania, elogió la reacción del mandatario nada más sufrir el disparo en su oreja.
Entonces, el CEO de Meta no se posicionó claramente a favor del presidente, pero sus últimos movimientos dejan entrever un claro acercamiento a sus posiciones. Tras la llegada de Trump a la Casa Blanca en 2017, Zuckerberg mostró su preocupación por la desinformación que impulsaba el magnate. De hecho, tras el asalto al Capitolio de enero de 2021, llegó a suspender las cuentas del magnate por alentarlo. Ahora, a escasas semanas de que regrese al Despacho Oval, Meta ha decidido poner fin a su política de verificación de contenidos en Facebook e Instagram.
Al igual que en X, donde Elon Musk apuesta por la escasa regularización en este asunto, serán los usuarios los que añadan notas de contexto si consideran que una noticia es falsa. Cuando anunció su decisión, Zuckerberg aludió a que las elecciones del pasado noviembre supusieron "un punto de inflexión cultural" y que sus sistemas de verificación suponían una "censura" en la expresión pública.
A pesar de todo, Encina no ve a Bezos y Zuckerberg "como Elon Musk". "No les veo con su ambición. La relación entre la Casa Blanca y Silicon Valley siempre ha sido conflictiva. Quieren que sus negocios sigan adelante y les vaya bien, por lo que ahora están siendo pragmáticos y se están acercando a él", opina.
Otro de los plutócratas esenciales para el fortalecimiento de Trump es Peter Thiel, fundador de Paypal y, este sí, incondicional del presidente desde su primera etapa en el poder (llegó a ejercer como asesor externo del presidente entonces), aunque en los últimos años hayan tenido diversas desavenencias. "He dejado de creer en que la democracia y la libertad sean compatibles", llegó a declarar Thiel, uno de los máximos exponentes de las tesis del movimiento libertario.
"Es una persona a la que se le escucha, muy bien enmarcada dentro del ideario de Trump. Es uno de esos multimillonarios que son asiduos en las reuniones de Mar-a-Lago. No sé si llegará a tener algún puesto concreto, pero forma parte del círculo", dice la investigadora a este periódico.
Thiel también tiene mucha relación con J. D Vance. De hecho, el ascenso meteórico del vicepresidente no puede entenderse sin la figura del empresario, quien le proporcionó los contactos necesarios para convertirse en una figura clave del Partido Republicano. Además, Vance llegó a dirigir entre 2016 y 2017 Mithril Capital, una empresa de Thiel.
EEUU, "la capital cripto del planeta"
Si hace tres años Trump hablaba de los bitcoins como "una estafa contra el dólar", ahora quiere convertir Estados Unidos en "la capital cripto del planeta". De hecho, desde su victoria en los últimos comicios estos han subido su cotización un 30%, hasta un máximo histórico de 88.000 dólares.
Sus 'criptobros' (un término socialmente acuñado para describir a hombres blancos, narcisistas, heterosexuales y con masculinidad tóxica y 'desprejuiciada') son personajes como David Sacks, antiguo director de operaciones de PayPal, quien dirigirá las políticas de la Administración estadounidense en materia de inteligencia artificial y criptomonedas; o Steve Witkoff, nuevo enviado de la Casa Blanca a Oriente Medio y confundador de World Liberty Financial, una plataforma de criptomonedas que Trump y su familia ayudaron a lanzar y que apuesta por una "revolución financiera".
De hecho, Eric, Donald Jr. y Barron Trump son embajadores de dicha plataforma y el nuevo presidente ya es propietario de 22.500 millones de tokens en la misma.
Homan y Miller, "zar de la frontera" e ideólogo
Tom Homan es más que un hombre fuerte para Donald Trump. Es, en palabras del presidente, el "zar de la frontera" de Estados Unidos con México. Sobre el director interino del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) entre 2017 y 2018 pesa la labor de llevar a cabo el estricto sistema de deportaciones de inmigrantes que ha prometido Trump.
En su tiempo al frente de ICE ya impulsó medidas en este sentido y apoyó la separación de familias migrantes para disuadir los cruces fronterizos ilegales. En una entrevista concedida a la CBS, Homan explicó que comenzará con la expulsión de EEUU de criminales para luego enfocarse en migrantes indocumentados con órdenes de deportación pendientes.
Para evitar la separación de miles de familias migrantes, como sucedió en la primera Administración Trump, Homan ha señalado que esta vez optará por "deportar a las familias enteras".
Sin embargo, aunque Homan "es la cabeza visible", para Carlota Encina el hombre clave en este asunto será Stephen Miller, el ideólogo de su estrategia migratoria y nuevo subdirector de política de la Casa Blanca. Miller ejerció como asesor de Trump durante su primer mandato en la Casa Blanca y este nuevo cargo parece indicar que su rol será mayor en esta segunda legislatura.
En una entrevista con The New York Times hace unos meses, Miller aseguró que "Trump usará todo el arsenal de poderes federales para llevar a cabo la mayor ofensiva contra la migración".
Robert Kennedy Jr., un antivacunas al frente de Salud
Ha sido, sin duda, uno de los nombramientos más polémicos que haya hecho jamás Trump. Robert Kennedy Jr., heredero de la dinastía Kennedy, será el secretario de Salud del nuevo Gobierno del magnate.
El abogado es el heredero de la dinastía Kennedy, sobrino del presidente asesinado John Fitzgerald Kennedy e hijo del también asesinado y senador Robert Kennedy. Es, sin embargo, uno de los mayores activistas antivacunas de Estados Unidos, y ha llegado a comprar y difundir la falsa teoría de que estas están relacionadas con los casos de autismo.
Kennedy fundó en 2007 la organización Children's Health Defense, una entidad dedicada a denunciar lo que considera prácticas dañinas en la industria farmacéutica y en la producción de vacunas. Esta ONG es considerada por parte de la comunidad científica como una peligrosa fuente de desinformación sobre las mismas.
La labor del abogado, según afirmó Trump en X cuando anunció su nombramiento, será "garantizar que todos estén protegidos de los productos químicos nocivos, los contaminantes, los pesticidas, los productos farmacéuticos y los aditivos alimentarios que han contribuido a la abrumadora crisis de salud" en Estados Unidos.
Kennedy es, en palabras de Encina, "un demócrata disidente que antes apoyaba a Biden, pero que se cabreó con él y ahora se presenta como antisistema". "A las bases [republicanas] les encantan estos personajes, pero pienso que puede suponer una fractura dentro del propio Gobierno por su ego y sus contradicciones. Por ejemplo, Kennedy apoya el derecho al aborto cuando gran parte de los republicanos es provida", concluye Encina.