La gran demolición

A la foto de los Patriots, reunidos este fin de semana en Madrid, les ha faltado añadir un bulldozer como símbolo del principal objetivo que les une: la destrucción de la Unión Europea. A estos ‘patriotas’ europeos, aunque cada uno sólo de su propio país, de su casa y de su bolsillo, todavía les cuesta aparecer en público como Javier Milei, con su famosa motosierra, pero cada vez se disfrazan menos. La nueva andadura de Donald Trump en la Casa Blanca les está dando el aliento necesario. Por eso no han tenido reparo alguno en jalearle aunque acabe de anunciar la imposición de unos aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, vengan de donde vengan, con la UE como principal damnificado.

Tan agresivas decisiones trumpistas no están socavando únicamente los canales del comercio mundial y el sistema circulatorio de la globalización que tantas décadas costó construir. Los planes de Trump y su corte de magnates parecen aún más ambiciosos y apuntan al desmantelamiento de todo el orden geopolítico global levantado tras la Segunda Guerra Mundial con el multilateralismo como herramienta.

Que China vaya a denunciar los aranceles contra sus productos ante la Organización Mundial del Comercio ya no inquieta a nadie. La OMC, al igual que una mayoría de las agencias internacionales, constituidas en su día como árbitros de los conflictos, asiste indefensa a un peligroso e inexorable declive. La nueva Administración de Washington va a retirar a Estados Unidos del Acuerdo del Clima de Paris, hace dos semanas abandonó la Organización Mundial de la Salud, a la que lleva tiempo cuestionando, y también se ha marchado del Comité de Derechos Humanos de la ONU.

"Han aplaudido en Madrid, con Santiago Abascal como anfitrión, semejantes propósitos para nuestra querida Europa, incluso aunque perjudiquen a muchos de sus compatriotas"

Que la Corte Penal Internacional tenga una orden de detención contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por crímenes contra la humanidad, tampoco ha impedido a Trump concederle la primera visita a Washington de un mandatario extranjero además del beneplácito y efusivo apoyo a su delirante plan de expulsión forzosa de todos los palestinos de Gaza. También ha prohibido seguir financiando a la UMRWA, la agencia de Naciones Unidas para la ayuda humanitaria a los refugiados palestinos, a la que califica de "antisemita", y está desmantelando la USAID, la agencia federal de cooperación y la mayor del mundo, con 44.000 millones de dólares en proyectos de ayuda, de la que Elon Musk ha dicho que "debe morir".

Javier Milei, en Argentina, sigue la estela y ha dado también de baja hace unos días a su país de la OMS. Desde que está en la Casa Rosada ha eliminado asimismo varios ministerios y organismos públicos de su Administración, un objetivo que comparte con el Departamento para la Eficiencia Gubernamental de Elon Musk, el temible DOGE que planea despidos masivos en departamentos tan sensibles como el de Salud.

Bajo el falso y populista pretexto de luchar contra el despilfarro público y de priorizar intereses nacionales Washington está irradiando un proyecto de demolición masiva de toda la arquitectura de cooperación, ayuda y posible entendimiento mundial y ciudadano. Este fin de semana los líderes ultraderechistas de Patriots han aplaudido en Madrid, con Santiago Abascal como anfitrión, semejantes propósitos para nuestra querida Europa, incluso aunque perjudiquen a muchos de sus compatriotas. No es que sea ya para preocuparse, es que da miedo.

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