Luis Rubiales ha reiterado su inocencia este martes en la sexta jornada del juicio por su beso a Jenni Hermoso en la final del Mundial, en la que se ha sentado como acusado por presunto delito de agresión sexual y coacciones. Su declaración ha seguido la línea de lo esperado, dejando, eso sí, algunas frases destacadas de su versión de los hechos enjuiciados.
El que fuera presidente de la RFEF ha mantenido que pidió permiso a Jenni Hermoso: "Yo le dije 'oye, olvida ya el penalti, somos campeonas, esto es también gracias a ti. Sin ti no lo hubiéramos podido conseguir'. Ella me apretó muy fuerte debajo de las axilas, me levantó y al caer, pues le pregunté 'puedo darte un besito' y me dijo 'vale'. Eso es lo que ocurrió".
Rubiales ha recalcado en numerosas ocasiones en el interrogatorio que lo sucedido "no tenía ninguna importancia" para él ni, en su opinión, para la jugadora de la selección. En este sentido, se ha referido al beso como un "signo de cariño" en un momento en el que estaban "felices" y "contentos". Una "tontería" según le dijeron varios políticos en el avión, de vuelta.
Asimismo, ha intentado restarle importancia al incidente alegando que un acontecimiento así, sucede en contadas ocasiones: "No se gana un Mundial todos los días. También cuando veo a mis hijas no les doy un pico, pero en fin de año nos damos un pico o cuando aprueban todas las asignaturas".
De hecho, ha reiterado en preguntas a la fiscal que podría haber hecho lo mismo con un hombre con el que hubiera tenido la misma confianza que con Hermoso: "Yo me he comido a besos a un montón de futbolistas".
Rubiales también ha aprovechado para reconocer que se equivocó por la posición que tenía como presidente federativo: "Metí la pata (...) Me comporté como un deportista que consigue un éxito, como uno más del grupo. En ese momento debí tener la sangre más fría, un papel más institucional, pero de ahí a que haya delito... para nada".
