Una de las enfermedades con mayor número de pacientes en España es la demencia: según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) existirían en torno a los 900.000 casos". De entre ellos, la demencia mayoritaria es la enfermedad de Alzheimer, con unos 800.000 casos.
¿Qué es la demencia?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "la demencia es un síndrome que puede deberse a una serie de enfermedades que, con el tiempo, destruyen las células nerviosas y dañan el cerebro, lo que generalmente conduce al deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia habitual del envejecimiento biológico".
La extraña conducta que anticipa la demencia
Existen síntomas previos y cambios de conducta que pueden anticipar la demencia. Uno de ellos, por ejemplo, "es esconder objetos y cosas, buscar cosas perdidas, acumular cosas para 'mantenerlas seguras', cambiar los objetos de lugar", según aseguran desde la Asociación Alzheimer de San Diego (Estados Unidos).
Otras conductas y comportamientos
También son conductas comunes en personas que pueden sufrir demencia los siguientes comportamientos:
Agitación: inquietarse, pasearse o gritar.
Agresión: discusiones verbales o amenazas de daño.
Alucinaciones: ver, escuchar, oler, degustar o sentir cosas que no están ahí.
Delirios: creer en cosas que no son reales.
Paranoia: creer que otros te están robando o mintiendo.
Inquietud vespertina: irritabilidad o confusión al atardecer.
Negarse a completar tareas: higiene personal, comer, tomar medicamentos.
Síntomas precoces de la demencia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya cuáles son los síntomas precoces que pueden alertar de riesgo alto de sufrir demencia. Así, subrayan, la persona "tiene cambios de humor o de conducta antes de que empiecen los problemas de memoria". Los síntomas empeoran con el tiempo y la mayoría de las personas con demencia precisarán ayuda en su día a día.
Estos son los síntomas precoces de demencia:
Olvidar cosas o acontecimientos recientes.
Perder o extraviar cosas.
Perderse al caminar o conducir.
Sentirse desubicado, incluso en lugares familiares.
Perder la noción del tiempo.
Dificultades para resolver problemas o tomar decisiones.
Problemas para seguir conversaciones o a la hora de encontrar las palabras.
Dificultades para realizar tareas habituales.
Errores de cálculo al juzgar visualmente a qué distancia se encuentran los objetos.