El empaquetado genérico más allá del comercio ilícito de tabaco

Cuando decidí que mi tesis sería sobre la incidencia en España de los impuestos especiales sobre las labores del tabaco en la evolución del comercio ilícito de estos productos, siempre tuve claro que mi objetivo era desarrollar un modelo que permitiera comprobar la relación entre el aumento del contrabando y el incremento de los impuestos del tabaco y esa fue una de las conclusiones de la tesis. Para llegar a ella, en el modelo econométrico consideré variables como el desempleo, la evolución del precio de las labores del tabaco en los mercados cercanos al nuestro, como Andorra o Gibraltar, o la evolución de la renta per cápita en las distintas regiones de nuestro país.

Sin embargo, nunca consideré como una de las variables que pudieran impactar en la evolución del comercio ilícito del tabaco el empaquetado genérico, es decir, la obligación de que todos los productos (en este caso los del tabaco) se presenten al consumidor con el mismo formato, mismos colores e incluso hasta mismo tipo de letra. Es cierto que la tesis la defendí en la Universidad de Alcalá en la primavera de 2017 y, en aquel momento, el empaquetado genérico únicamente se aplicaba en Australia.

Si tuviera que escribirla ahora, estoy segura de que en ese modelo si incluiría el efecto que esta medida tiene en el comercio ilícito. Y lo haría porque los datos demuestran que, en países como Reino Unido o Francia, que decidieron introducirlo en 2017, los niveles de comercio ilícito se han incrementado de forma notable. En concreto, Reino Unido cuenta en la actualidad con unos niveles de comercio ilícito del 21% y Francia de un 32%1. Si estas cifras las comparamos con España o Italia, donde se sitúan por debajo del 6%, vemos grandes diferencias.

La conexión del empaquetado

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que la conexión del empaquetado genérico con el comercio ilícito es evidente. Sin embargo, el empaquetado genérico tiene otras consecuencias que la realidad ha permitido evidenciar además de la de aumentar las falsificaciones y sobre las que aún no se ha profundizado.

Una de ellas es, tal y como indica el informe publicado por ANDEMA este año, que “el empaquetado genérico baja la implicación del comprador que percibe todas las marcas por igual, banaliza el producto ….. Paradójicamente, lo acerca a un producto de compra por impulso; lo convierte en una mercancía indiferenciada, en una commodity”

El empaquetado genérico baja la implicación del comprador que percibe todas las marcas por igual, banaliza el producto

Y cuando un producto se comoditiza, el consumidor solo toma sus decisiones basadas en el precio y en consecuencia busca las marcas más baratas. Pues bien, esto es exactamente lo que ha pasado en el Reino Unido. En este mercado el peso de las marcas más caras (las denominadas premium) ha pasado de significar el 20,72% al 11,11% en 2023. Sin embargo, en las marcas más baratas ha ocurrido justo lo contrario, su peso en el mercado era del 37,27% antes del empaquetado genérico y en 2023, ya representaban el 68,10% del total de las ventas de cigarrillos.

Impacto en la recaudación de impuestos

Lógicamente esta realidad impacta muy negativamente en la recaudación de los impuestos asociados al tabaco, donde además del impuesto al consumo (el IVA) existen impuestos especiales que los gravan, cuya estructura siempre tiene un componente proporcional al precio de venta del producto, además, de un componente específico. Quizás haya sido por este motivo por el que finalmente el empaquetado genérico no aparece en las propuestas del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (el denominado PIT) aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 30 de abril.

Otra de las consecuencias, mejor dicho, de las consecuencias indeseadas del establecimiento de esta medida, es que no incide de forma significativa en la reducción del consumo de tabaco como las autoridades sanitarias señalan. Nuevamente, el ejemplo de Francia ha demostrado que esta conexión no es cierta.

La OMS y el Covid

Así, los últimos datos publicados por la Organización Mundial de Salud (OMS), evidencian que la prevalencia de fumadores en este país no se ha reducido a pesar del empaquetado genérico. Puede decirse que incluso ha aumentado ligeramente, ya que en 2021 fue del 28% mientras que 2015, la OMS lo cifraba en 27%.

Además, el COVID ha permitido comprobar que esta medida no consigue su objetivo de reducir el porcentaje de fumadores. Si observamos los datos proporcionados por las autoridades de aduanas sobre ventas de cigarrillos en Francia, en el segundo trimestre de 2020 (puro confinamiento y con cierre de fronteras) y el mismo periodo de 2019, las ventas se incrementaron en un 5,5% a nivel nacional y un 22% en las regiones fronterizas, mientras que en el primer trimestre de 2020 (justo antes del confinamiento) las ventas caían a un ritmo del 8,7%.

Esta recuperación de las ventas legales no tiene otra lectura que la de que el fumador francés, cuando no fue capaz de adquirir tabaco en el mercado ilegal al estar cerradas las fronteras, volvió al mercado legal, es decir, volvió a comprar en el estanco francés, eso sí, tabaco con empaquetado genérico.

Reflexionar sobre la eficacia de la medida

Creo sinceramente que estas evidencias deben hacer al menos reflexionar sobre la eficacia de la medida incluso desde el punto de vista sanitario, ya que los ejemplos de los países donde se ha implantado demuestran que la medida no consigue que se fume menos, sino que se desplace la demanda al mercado negro y al mercado de marcas de bajísimo precio. Lo que sin duda conseguirá esta medida es una importante pérdida de ingresos públicos, no sólo para el Estado sino también para las Comunidades Autónomas, al tratarse de impuestos cuya recaudación está parcialmente cedida. Insisto nuevamente en que quizás ese sea el motivo por el que ha desaparecido del PIT.

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