La llegada de diciembre supone uno de los momentos más deseados por millones de personas que aguardan la Navidad, sobre todo los niños, que, además de a Papá Noel o los Reyes Magos, ahora también dan la bienvenida a un nuevo personaje que ha revolucionado las tradiciones navideñas: el elfo travieso. Un simpático muñeco que se ha convertido en un fenómeno cultural, sobre todo en las redes sociales, donde los padres se han inmerso en una especie de "competición" por ver quién comparte las mejores trastadas.
La historia se remonta a 2005, cuando Carol Aebersold y su hija Chanda Bell publicaron el libro The Elf on the Shelf: A Christmas Tradition. La obra, acompañada de un pequeño muñeco, presentaba una narrativa sencilla pero atractiva: Papá Noel envía a sus duendes exploradores a las casas para observar a los niños y, cada noche, regresan al Polo Norte para informar sobre su comportamiento. Al amanecer, el elfo aparece en un nuevo lugar de la casa, a menudo protagonizando situaciones divertidas.
Este juego ha llevado a los padres a desplegar una creatividad desbordante, ya que deben elaborar escenas ingeniosas en las que el muñeco interactúa con objetos cotidianos. Pero, en los últimos años, la creatividad se ha convertido en una exigencia y esta tradición ha evolucionado hasta convertirse en una competición en TikTok e Instagram, donde miles de usuarios llenan sus perfiles de estas travesuras bajo hashtags como #ElfonTheShelf o #ElfoTravieso.
Aunque empezó en el continente americano, la tradición se ha arraigado alrededor del mundo. "EEUU se ha consolidado como un referente cultural, sobre todo después de la II Guerra Mundial, y eso incluye a las nuevas tradiciones", explica a 20minutos Roberto Barbeito, sociólogo y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. No obstante, admite que "ahora los tiempos son más rápidos": "Las costumbres foráneas se empezaron a propagar, primero, por el efecto de la radio, después la televisión y ahora las redes sociales".
Así fue como los elfos han llegado a las casas de Carlos y Ares, de cinco y seis años, respectivamente. Sus madres trasladan a este medio que todo comenzó porque sus redes se inundaron de contenido relacionado con estos muñecos. "Lo descubrí en internet y me pareció interesante, así que ahora nos visita una elfa llamada Claudia", señala Carmen, madre de la pequeña Ares, quien añade que también han implementado la dinámica en el comedor escolar donde trabaja.
"Este es el primer año que el elfo viene a casa", indica, por su parte, Mabel, la madre de Carlos, al contar que, incluso, su duende tiene una puerta mágica en el salón por donde entra y sale todas las noches. "Los primeros días le daba un poco de miedo, pero ya no le asusta tanto y lo busca todas las mañanas con entusiasmo", añade.
De hecho, el elfo travieso sirve también como técnica para motivar a los niños a levantarse de la cama sin protestar. Tanto Ares como Carlos, por ejemplo, ahora se despiertan con más rapidez y recorren la casa emocionados para ver con qué trastada se encuentran. "A mi hija le cuesta levantarse por las mañanas, pero desde que viene la elfa salta de la cama y nos da tiempo a hacer todo", reconoce Carmen.
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"Muchas veces nos complicamos"
Escenas como un elfo atrapado en un tarro de galletas, deslizándose por una tirolina hecha con hilo dental o pintando bigotes en las fotos familiares son algunos ejemplos de las travesuras. No obstante, la presión por mantener la ilusión puede resultar agotadora para los padres, sobre todo cuando la vida diaria deja poco tiempo para planificar las trastadas nocturnas del ayudante del Polo Norte.
"En mi casa hago cosas sencillas, me lleva poco tiempo prepararlo porque son cosas que haces con lo que tienes por casa", asegura Carmen. Tanto ella como Mabel dicen tardar entre 10 y 15 minutos en preparar la travesura por las noches, aunque admiten que los padres que se lo "curran" pueden tardar mucho más. "Muchas veces nos complicamos, ponemos el listón alto y queremos hacer cosas elaboradas, pero a veces las cosas sencillas son las más divertidas", coinciden ambas madres.
Carmen y Mabel achacan las expectativas de muchos niños a las redes, donde, según dicen, se ha generado una "competencia tonta". "Hay padres que son muy creativos y tienen mucho tiempo y otros que no", expresa Mabel; "tenemos que ser conscientes de nuestras capacidades y de lo que nos podemos exigir", agrega Carmen.
Sobre este punto, Barbeito apunta que la experiencia es "lúdica y de diversión" y que, más que competencia, debe unir a la familia. "Es lo mismo que ocurre con Papá Noel y los Reyes Magos, que no llevan lo mismo a todas las casas, pues los elfos no hacen las mismas travesuras. Todo depende del enfoque que le den los padres y los educadores", insiste al exponer que, en una época donde las redes sociales amplifican todo, es una oportunidad para enseñar a los hijos que las cosas nunca son exactamente como parecen.
"La función social del elfo es contribuir al buen comportamiento y eso tiene que implicar también la idea de respeto hacia los duendes en los distintos hogares", añade. Por ello, manifiesta que los adultos deben dar explicaciones a los más pequeños sobre por qué en su casa las travesuras son más sencillas o más entrañables que, por ejemplo, las que cuentan sus compañeros en el colegio o ven en redes sociales.
Un negocio millonario
El éxito del elfo travieso también ha generado una enorme industria en torno a él, desde la venta de kits con accesorios hasta productos personalizados. Así, se ha convertido en un negocio multimillonario: The Lumistella Company, la empresa que comercializa el juguete, está valorada, como mínimo, en 100 millones de dólares (unos 95 millones de euros), acorde con cifras de Bloomberg de 2023.
Pero estos datos no son ninguna sorpresa, pues más de 28 millones de estos elfos y sus mascotas han sido vendidos en todo el mundo, según la web de la compañía. En España, la distribuidora oficial de este juguete es Cefatoys, que, aunque ha rechazado proporcionar datos de venta en declaraciones a El Confidencial, asegura que cada año el producto se agota debido a la alta demanda.
El precio en España varía según la plataforma y el formato. En Amazon, por ejemplo, se encuentra en un rango de entre 10 y 40 euros en función del modelo y accesorios. En otras tiendas, el set clásico con el muñeco y el libro tiene un coste que varía entre 30 y 70 euros, aunque hay versiones especiales que pueden ser más costosas.
Con todo, el sociólogo augura un buen futuro: "La idea del elfo travieso se complementa muy bien con las tradiciones españolas, son compatibles y hasta se refuerzan". De este modo, asegura que es una gran oportunidad para implicar a los niños en una tradición mágica que estimula la curiosidad, rompe la rutina e implica a toda la familia.