El discurso de odio en la red social X ha aumentado aproximadamente un 50% y las cuentas bot no han disminuido desde que el magnate Elon Musk compró la plataforma en 2022, según ha señalado este miércoles un estudio de la Universidad de California. La investigación, que se llevó a cabo entre enero de 2022 y junio de 2023, ha revelado que los discursos de odio siguieron una tendencia al alza hasta mayo de 2023, momento en que alcanzó su pico máximo.
Según este estudio, publicado en la revista Plos One, el número promedio de publicaciones que contenían discursos de odio pasó de ser 2.179 semanales -antes de la compra- a 3.246 después. La investigación también apunta que, en ese mismo periodo, la actividad en X aumentó un 8%, pero descarta que el incremento de dicho odio fuera responsabilidad de los nuevos usuarios .
El 27 de octubre de 2022, el director general de Tesla formalizó la compra del entonces Twitter por 44.000 millones de dólares, alegando que lo hacía "por el futuro de la civilización". Cuando la adquirió, Musk reconoció que las redes sociales corrían el riesgo de aumentar la polarización, pero dijo que "no podían convertirse en un infierno gratis para todos, donde pueda decirse cualquier cosa sin consecuencias", sino que debían "respetar las leyes".
Este estudio demuestra que Musk no habría conseguido el objetivo propuesto hace tres años, pues se ha registrado un mayor uso de insultos homófobos, tránsfobos y racistas desde que dirige la plataforma. Tras analizar las publicaciones, la investigación afirma que el 37% de los mensajes de odio son respuestas a otros, el 36% son mensajes nuevos, el 19% son republicaciones y el 7%, citas a otros contenidos.
También se ha detectado que no han disminuido las cuentas bot -cuentas automatizadas que simulan interacción en redes-, todo lo contrario, ha habido un aumento en aquellas que promueven criptomonedas.
Una campaña publicitaria
Uno de los momentos que más discurso de odio generó en la red social X fue la campaña publicitaria de la marca de cerveza Bud Light, cuya protagonista era la actriz y activista trans Dylan Mulvaney. Grupos de extrema derecha iniciaron una campaña de boicot a los productos de la marca tras varias interacciones en redes sociales.
Pese a que los ataques a personas trans aumentaron durante este periodo, no llegaron a superar a los homófobos y racistas que, aunque también crecieron, ya eran mayores antes de la llegada del magnate.
Un negocio por el que tanto Elon Musk como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para quien trabaja desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental, han apostado en varias ocasiones.