Hace 46 años, España aprobó su Constitución en un referéndum que marcó el inicio de nuestra democracia moderna. En un ambiente de consenso político, el pueblo español decidió construir un Estado social y democrático de derecho, cimentado sobre los valores de la justicia, la libertad, la igualdad y el pluralismo. Este día simbolizó la voluntad de avanzar unidas y unidos en la diversidad, con el rechazo a la violencia y el compromiso con la convivencia pacífica.
Desde entonces, la Constitución española ha sido la guía para consolidar derechos fundamentales como la educación, la sanidad y las pensiones, y ha permitido el desarrollo del Estado de las autonomías. Sin embargo, los retos presentes exigen una necesaria actualización para afrontar los nuevos desafíos que vienen surgiendo en el actual milenio como la revolución tecnológica, el cambio climático, las desigualdades sociales y el imperativo de una mayor transparencia de las instituciones.
Entre las propuestas que los socialistas queremos aportar para este marco renovado destacan la inclusión del derecho al matrimonio igualitario y a la interrupción voluntaria del embarazo, el acceso universal a la sanidad y la garantía de pensiones dignas. Es decir, la Carta Magna como sostén y protectora de los derechos ya adquiridos. Además, planteamos la protección del medio ambiente como un pilar esencial, incluyendo derechos como la seguridad climática y el acceso al agua potable.
La Constitución no debe entenderse como un texto estático, sino como una tarea diaria. Adaptarla a los nuevos tiempos garantizará que siga siendo la base para una sociedad más justa, más sostenible y más democrática. Este compromiso colectivo, con su mejora y vigencia, honrará el legado de 1978 y permitirá afrontar con éxito los desafíos que el siglo XXI plantea a nuestra sociedad.
