La clonación de las mascotas se asienta en España a precios desorbitados: "Algunos piensan que así no tendrán que pasar duelo"

El 5 de julio de 1996 nacía en Escocia el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta: la oveja Dolly. Casi 30 años después, esta práctica ha empezado a extenderse más allá de motivos científicos y varios lugares del mundo cuentan ya con clínicas especializadas en este tipo de reproducción en animales. España ha sido uno de los últimos países en sumarse al negocio gracias a un laboratorio de Marbella, que ofrece la posibilidad de realizar una copia con el 99,9% de genética de la mascota original.

La clonación se ha ido popularizando con los años. Si bien uno de sus usos que más ha cogido fuerza es en la reproducción de caballos de competición, también genera interés en los animales de compañía, según explica a 20minutos Enrique Criado, embriólogo y director de los centros de Grupo OVO, del que forman parte Ovohorse (especializado en clonación equina) y Ovoclone (mascotas). Así, la cantante Barbra Streisand, la diseñadora Diane von Fürstenberg y el presidente de Argentina, Javier Milei, son algunas caras conocidas que han apostado por esta técnica con sus perros.

En España, las familias agrupan a más de nueve millones de perros y más de cinco millones de gatos, según cifras de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía. De estas mascotas, el 15% están humanizadas, es decir, las tratan como hijos, asegura Criado, quien sugiere que, por tanto, dos millones son susceptibles a ser clonadas. "El fondo de la cuestión está en la importancia que han adquirido para los seres humanos", traslada a este medio Andrés Martín Quinteros, director de Psicólogos Madrid Cepsim.

"Las mascotas ahora son de un valor emocional mucho más importante que en el siglo pasado, ya que han pasado a ser un miembro más de la familia", sostiene Quinteros. De hecho, el experto afirma que, incluso, en algunos hogares el perro o el gato han empezado a ocupar el lugar de los hijos. En este sentido, el número de animales de compañía en España asciende a cerca de 15 millones, frente a los seis millones de niños menores de 15 años que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Un proceso costoso que requiere tiempo

El procedimiento para realizar la clonación de un animal precisa de técnicas muy costosas y muchos intentos, puesto que no siempre sale bien a la primera. En concreto, el director de Ovoclone detalla que primero se extrae un trozo pequeño de piel del interior de la oreja, como un grano de arroz, y a partir de él se cultiva una serie de células llamadas fibroblastos, que contienen un núcleo con el ADN. Después, se coge el óvulo de una hembra y se le quita el núcleo para poner el del fibroblasto.

"Al dar una descarguita eléctrica, se fusionan todas las membranas y se forma un embrión que tiene el 99.9% de la genética del animal original, este se transfiere a la hembra y nace un clon", especifica. Si todo sale bien, el proceso completo puede tardar unos ocho o nueve meses en el caso de los perros y los gatos, puesto que su gestación es bastante corta. "Durante el procedimiento los animales no sufren, ni el que nace ni la hembra embarazada, se trata de una preñez normal y no es una técnica agresiva, al contrario", manifiesta el embriólogo.

El precio actual es bastante elevado, de 75.000 euros en el caso de caballos, 55.000 para perros y 50.000 para gatos, por lo que las personas que recurren a la clonación suelen tener cierto poder adquisitivo. No obstante, existe una alternativa para quien no disponga del dinero pero quiera hacerlo más adelante. "La gente que está interesada puede guardar la línea genética del animal, que tiene un precio de unos 3.000 euros y permite clonar en el futuro, cuando los precios bajen", apunta el embriólogo.

Hace unos años, el proceso costaba alrededor de 100.000 euros, por lo que el científico prevé que dentro de cinco o diez años los precios de las técnicas bajen. "A lo mejor desciende a 20.000, no se puede saber con exactitud pero, en cualquier caso, recomiendo guardar la línea genética de cara a un futuro porque da la tranquilidad de que puedes tomar la decisión cuando quieras y, además, saldrá más barato".

No es el mismo animal

Ahora bien, Criado recuerda que hay que tener claro un aspecto importante: "No va a ser la misma mascota, es otro animal que tiene un 99.9% de la misma genética del original". Ese 0,1% restante puede actuar de maneras distintas, haciendo que tenga una manchita en un sitio distinto o que tenga otra personalidad. Por ello, para que sea lo más parecido posible, recomienda tratarlo, educarlo, alimentarlo, etc. de la misma forma.

Y es que se debe tener en cuenta la epigenética, que establece la influencia de factores ambientales en la expresión de los genes del ADN desde el momento en el que la mascota nace hasta que se hace adulta. "Durante los primeros meses o años de vida se desarrolla el carácter, por lo que un adiestramiento diferente puede modificar el comportamiento y terminar sin ser parecido al del animal original", ejemplifica.

Por esta razón, el psicólogo de Cepsim considera que se debería hacer una valoración de la persona que quiere clonar a su mascota. "Conocer por qué lo hace y qué expectativas tiene es fundamental para determinar si es realista, si aceptará al animal salga como salga o si lo hace para evitar un dolor", mantiene al explicar que si un individuo tiene el derecho de clonar a su perro, pero que no hay que dejar de hacer el duelo por el fallecimiento del original.

"Para poder realmente querer a una nueva mascota hay que superar la muerte, porque de lo contrario puede generar rechazo por el clonado", señala Quinteros, que agrega que actualmente las personas tienen una mayor negación a las pérdidas. "Habrá quien piense 'si clono a mi perro no tengo que pasar el duelo', y esto en el fondo es una falsa creencia porque, aunque sea una copia, es otro animal".

Esto le puede ocurrir en especial a individuos que tienen pocos vínculos sociales, que tienden a la soledad y que no saben gestionar la pérdida. "Un perro o un gato llenan un gran vacío en este tipo de personas, lo que provoca que se centren mucho en el animal y lo consideren como algo imprescindible en su día a día", insiste el psicólogo. Por tanto, para evitar la falta de este apego incondicional pueden recurrir a la clonación, lo que a juicio de Quinteros es un "gran error".

Con todo, los expertos opinan que esta práctica va a popularizarse con el tiempo, tal como ha ocurrido en Argentina, EEUU o China. "Los españoles no están muy informados, pero cuando conozcan en qué consiste y sean conscientes de que no es algo malo seguro que se normaliza", estima el embriólogo, mientras que el psicólogo alude al factor precio: "Debido a ese vínculo irremplazable entre mascota y dueño, mucha gente comenzará a solicitar estos servicios una vez empiecen a bajar su coste".

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