Los avances científicos en el campo de la medicina han hecho que los seres humanos cada vez vivamos más años y con una mejor calidad de vida. Sin embargo, parece que en muchos casos nos empeñamos en restar en vez de sumar, dejándonos llevar por determinados alimentos que empeoran nuestra edad cronológica y aceleran el envejecimiento de una manera más que comprobada.
De lo que se quejan la mayoría de los profesionales de la salud en España es de la falta de cultura preventiva: cada vez hay más medios para tratar la enfermedad, pero pocos recursos invertidos en preservar nuestra salud. La alimentación, cargada de 'trampas' de sabores y texturas irresistibles, es clave en el antienvejecimiento prematuro de nuestras células.
Aunque existe un producto que encabeza la lista de todo aquéllo que deberíamos evitar para mantenernos jóvenes y sanos por más tiempo, el azúcar, hay otros cuatro que debemos mantener en nuestro radar, y lo más alejados posible según declara David Sinclair, profesor de genética en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
1. Azúcar, la bestia negra de la alimentación
De los cinco alimentos que consumimos a diario y que están acelerando el envejecimiento de nuestras células, los azúcares refinados son los más dañinos para la salud. ¿Lo peor de todo? Que no es tan fácil esquivarlo puesto que una gran parte de alimentos lo contienen, mucho más allá de los refrescos o la bollería.
Según ha declarado Sinclair, experto en antienvejecimiento y epigenética, el azúcar es el gran enemigo de una larga vida. Y es que el consumo de azúcar está directamente relacionado con la inflamación, y ésta con el desarrollo de enfermedades crónicas al provocar la glicación de las proteínas y el deterioro de la salud de las células.
Los productos ultraprocesados, para mantener su estructura y su textura apetecible, están cargados de azúcares, por lo que el experto recomienda apostar por alimentos naturales sin procesar, así como evitar las bebidas azucaradas.
2. El pan blanco, responsable del pico glucémico
Tanto el pan blanco como las galletas, aparentemente inofensivas, componen lo que se denomina carbohidratos de absorción rápida, responsables del temido pico glucémico. El pan blanco tiene azúcares en su composición y, además, al estar elaborado con harinas refinadas, carentes de fibra, esos azúcares entran rápidamente en la sangre, lo cual no es en absoluto saludable.
La inflamación y la repetición de picos de glucemia es responsable directa de la aceleración del envejecimiento. Numerosos estudios científicos han demostrado que el consumo de estos azúcares 'camuflados' y carentes de fibra que lo ralentice, contribuye a la glicación de las proteínas, que van deteriorando el normal funcionamiento celular.
Así pues, el consumo de pan blanco y galletas, a la larga, está asociado con un mayor riesgo de parecer enfermedades cardíacas. Por supuesto, estos productos están relacionados con el desarrollo de la diabetes tipo 2, puesto que van haciendo que el páncreas y la secreción de insulina no consiga hacer frente a tanta inflamación.
En este apartado, los expertos recomiendan sí o sí el consumo de harinas integrales ricas en fibra, puesto que la fibra tiene la capacidad de enlentecer el proceso en el que el azúcar va entrando en la sangre. Entre las opciones más recomendables, nos encontramos con la avena, el pan y el arroz integrales, las legumbres y, por supuesto, las frutas y verduras.
3. El alcohol, enemigo del antienvejecimiento
Aunque se repite hasta la saciedad en todos los foros de salud, el alcohol es un pésimo consejero de la salud en general, y de la inflamación en particular. Los expertos siempre recomiendan una ingesta moderada de alcohol, preferiblemente vino tinto debido a su gran contenido en resveratrol.
Como lo define el Plan Nacional sobre Drogas, el alcohol es una droga depresiva del sistema nervioso central que va inhibiendo poco a poco nuestras funciones cerebrales. Además, el alcohol es un carcinógeno demostrado por la Organización Mundial de la Salud, relacionado con el cáncer de hígado, de mama y del aparato digestivo.
El consumo de alcohol produce el envejecimiento acelerado de los tejidos, por lo que Sinclair recomienda optar siempre por bebidas sin alcohol y probar infusiones y otros preparados que no sólo no son perjudiciales, sino que podrían cumplir funciones saludables para el organismo.
4. Guerra a los ultraprocesados
Hoy en día, el estilo de vida al que estamos abocados, las prisas, comer de cualquier manera y en poco tiempo… hace que echemos mano mucho más de lo recomendable a los alimentos ultraprocesados, que para mantenerse frescos, jugosos, apetecibles para nuestro cerebro y bien conservados llevan sustancias poco saludables.
Todos aquellos productos ya preparados suelen llevar aditivos, conservantes y saborizantes que aceleran el envejecimiento. Por eso, hay que priorizar siempre los alimentos naturales, de temporada y sin apenas elaboración. Una buena costumbre consistirá en leer detenidamente las etiquetas, y no adquirir aquellos productos que reproducen listas interminables de ingredientes desconocidos. ¿Lo mejor? Organizarnos un 'batch cooking' y tener siempre a mano comida casera.
5. Carne roja, cuanta menos… ¡mejor!
Para finalizar con los cinco alimentos que aceleran nuestro envejecimiento celular, es imprescindible mencionar el consumo de carne roja, algo que en España está muy extendido frente a los vegetales, y que va minando nuestra salud de manera progresiva y silenciosa.
Sinclair recomienda inclinar la balanza de nuestra dieta habitual hacia las proteínas de origen vegetal, puesto que tienen la capacidad de estimular algunos genes como pueden ser las sirtuinas, en parte responsables de la longevidad.
Si tomamos carnes rojas a menudo, estaremos fomentando el desarrollo de enfermedades crónicas provocadas por la inflamación que va a asociada al consumo de proteínas animales. La enfermedad cardiovascular y el cáncer aparecen en numerosos estudios que analizan estos alimentos.
Para reducir al máximo el consumo de carnes rojas, los expertos aconsejan poner el foco en los frutos secos o las legumbres, que proporcionan la energía necesaria pero no contienen todas las sustancias nocivas de la carne. Si vamos a consumirla, mejor de ave.
